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lunes, 1 de octubre de 2012

Vuelve Alphonse de Candolle y vamos introduciendo ya el término lucha (struggle) en el septuagésimo sexto párrafo de El Origen de las Especies





Incapaz de imaginarse que una variedad, una especie o un conjunto de individuos puedan existir por otro motivo que no sea la lucha por la existencia, el autor está impaciente por introducir ya un  tema que bien poco tiene que ver con la variación en la naturaleza y que será desarrollado ampliamente en el capítulo siguiente.

Cuando el estudio de la granja se ha revelado insuficiente para explicar la formación de una especie y la formación del autor como naturalista escasa  para abordar la variación en la naturaleza,  entonces va llegando la hora de buscar nuevos argumentos. Pronto un capítulo será dedicado a la Lucha por la Existencia, tema favorito que el autor está impaciente por introducir. Así, en este párrafo damos una temprana bienvenida a tal concepto: inútil para la comprensión de la variación en la naturaleza y más inútil todavía para entender la formación de una especie: El viejo Polemos de Heráclito. El combate. La lucha. Protagonista, si ha de serlo de algo, de toda la vida entera y de la dinámica del universo; pero no especialmente  de la formación de las especies.

Curioso modo de interpretar la naturaleza.  Posible, si.  Más no científico.  La lucha, la competicion, partiendo de la economía, en donde ocupan un lugar de privilegio, atraviesan la biología en esta obra (OSMNS) y se constituyen mediante tal asalto como base y paradigma de la ciencia moderna.  ¿Las causas?

La primera,  la propia estructura de la ciencia moderna basada en sí misma en la competición y la necesidad de financiación: Non pecuniam, non ideas.

La segunda, los intereses de  los beneficiarios de una tal visión:  Sectores organizados de la Ciencia y de la sociedad, determinados grupos editoriales o  académicos,….la obra OSMNS es un regalo de determinados sectores de la ciencia (pseudociencia) para todos aquellos interesados en fomentar la competición desde Darwin, quienes vienen diciendo: La vida es lucha, la vida es competición, nos lo enseña la biología. Cuando precisamente la biología nos enseña esto, que lo tiene bien aprendido de la economía,  porque los propios intereses de quienes la rigen, nos lo llevan imponiendo durante más de ciento cincuenta años.

Semejante visión se ha impuesto y manda. Todo el panorama de la biología consiste en ver ataques y defensas por doquier, en investigar  luchas y competiciones. Una variedad, nos dice el autor en este párrafo, tiene necesariamente que luchar con los otros habitantes de su pais.  Si no lo ven, vayan creyéndolo:



como las variedades, para hacerse en algún modo permanentes,  necesariamente tienen que luchar con los otros habitantes de su país,

(varieties, in order to become in any degree permanent, necessarily have to struggle with the other inhabitants of the country,



Pero,...¿ quién ha visto jamás luchar entre sí a dos plantas?, ¿Quién en su sano juicio puede aportar una prueba de que una sola característica sea, en la naturaleza, producto de lucha alguna?


La lucha en la naturaleza se asume así, a priori,  no sólo como algo existente por doquier, sino como su fundamento. Pero... ¿Con quién habrían luchado los tipos y variedades de roble que de Candolle nos presentaba dos párrafos atrás?, ¿A qué otros individuos, variedades o especies han derrotado en su lucha?  ¿Cómo se prepararán los retoños de roble, guerreros combatientes para una nueva lucha?

¿Dónde está la lucha? ¿Dónde la competición? Arraigadas en una costumbre de oscuros orígenes. Pero....

¿Alguna vez alguien fue capaz de discutir una costumbre establecida ya como fundamento de la razón?



76.

Alphonse de Candolle and others have shown that plants which have very wide ranges generally present varieties; and this might have been expected, as they are exposed to diverse physical conditions, and as they come into competition (which, as we shall hereafter see, is a far more important circumstance) with different sets of organic beings. But my tables further show that, in any limited country, the species which are the most common, that is abound most in individuals, and the species which are most widely diffused within their own country (and this is a different consideration from wide range, and to a certain extent from commonness), oftenest give rise to varieties sufficiently well-marked to have been recorded in botanical works. Hence it is the most flourishing, or, as they may be called, the dominant species—those which range widely, are the most diffused in their own country, and are the most numerous in individuals—which oftenest produce well-marked varieties, or, as I consider them, incipient species. And this, perhaps, might have been anticipated; for, as varieties, in order to become in any degree permanent, necessarily have to struggle with the other inhabitants of the country, the species which are already dominant will be the most likely to yield offspring, which, though in some slight degree modified, still inherit those advantages that enabled their parents to become dominant over their compatriots. In these remarks on predominence, it should be understood that reference is made only to the forms which come into competition with each other, and more especially to the members of the same genus or class having nearly similar habits of life. With respect to the number of individuals or commonness of species, the comparison of course relates only to the members of the same group. One of the higher plants may be said to be dominant if it be more numerous in individuals and more widely diffused than the other plants of the same country, which live under nearly the same conditions. A plant of this kind is not the less dominant because some conferva inhabiting the water or some parasitic fungus is infinitely more numerous in individuals, and more widely diffused. But if the conferva or parasitic fungus exceeds its allies in the above respects, it will then be dominant within its own class.



Alphonse de Candolle y otros han demostrado que las plantas que tienen una gran dispersión presentan generalmente variedades, lo que podía ya esperarse por estar expuestas a diferentes condiciones físicas y porque entran en competencia con diferentes conjuntos de seres orgánicos, lo cual, como veremos después, es una circunstancia tanto o más importante. Pero mis tablas muestran además que en todo país limitado las especies que son más comunes -esto es, más abundantes en individuos- y las especies muy difundidas dentro del mismo país -y éste es un concepto diferente de ocupar mucha extensión y, hasta cierto punto, de ser común- son las que con más frecuencia originan variedades lo suficientemente caracterizadas para ser registradas en las obras de botánica. De aquí el que las especies más florecientes o, como pueden llamarse, especies predominantes -las que ocupan mayor extensión, son las más difundidas en su propio país y las más numerosas en individuos- sean las que con más frecuencia producen variedades bien caracterizadas o, como yo las considero, especies incipientes. Y esto podría quizá haber sido previsto; pues como las variedades, para hacerse en algún modo permanentes, necesariamente tienen que luchar con los otros habitantes de su país, las especies que son ya predominantes serán las más aptas para producir descendientes, los cuales, aunque modificados sólo en muy débil grado, heredan, sin embargo, las ventajas que permitieron a sus padres convertirse en dominantes sobre sus compatriotas. En estas observaciones sobre predominancia, debe entenderse que se hace referencia únicamente a las formas que entran en competencia unas con otras, y más especialmente a los miembros de un mismo género o de clase que tienen costumbres casi semejantes de la vida. Con respecto al número de individuos o la vulgaridad de las especies, la comparación, por supuesto, se refiere únicamente a los miembros del mismo grupo. Una de las plantas superiores se puede decir que sea dominante si es más numerosa y más ampliamente difundida en los individuos que las otras plantas del mismo país, que viven casi en las mismas condiciones. Una planta de este tipo no será menos dominante porque algunos Conferva que habitan en el agua o algún hongo parásito sean infinitamente más numerosos en sus individuos, y se difundieran más ampliamente. Pero si el hongo parásito o la Conferva supera a sus semejantes en los aspectos indicados, entonces será dominante dentro de su clase.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Contenido misterioso y desconcertante revela la falta de resultados en el septuagésimo quinto párrafo de El Origen de las Especies





WIDE-RANGING, MUCH DIFFUSED, AND COMMON SPECIES VARY MOST.

Comienza ahora una sección dedicada a la variación en especies muy difundidas. En el primer párrafo de ésta sección el autor menciona una tabla que ha debido de usar en sus investigaciones pero que no la presenta en su obra.



¿Qué dice éste párrafo? Analicémoslo en orden de aparición:



       
  1. El      autor primero creyó que algún resultado interesante se podría obtener en      relación con las especies que más varían, mediante el método de tabular      las variedades de algunas floras.

  2.    
  3. Mr.      H.C. Watson le dijo que la tarea era difícil. También Hooker le indicó lo      mismo en términos más duros.

  4.    
  5. El      asunto es desconcertante y no pueden evitarse las alusiones a la lucha por      la existencia.



En resumen: nos encontramos ante  un párrafo totalmente desprovisto de contenido e impublicable de no ser en las condiciones ventajosas en que publica nuestro autor.





75.

Guided by theoretical considerations, I thought that some interesting results might be obtained in regard to the nature and relations of the species which vary most, by tabulating all the varieties in several well-worked floras. At first this seemed a simple task; but Mr. H.C. Watson, to whom I am much indebted for valuable advice and assistance on this subject, soon convinced me that there were many difficulties, as did subsequently Dr. Hooker, even in stronger terms. I shall reserve for a future work the discussion of these difficulties, and the tables of the proportional numbers of the varying species. Dr. Hooker permits me to add that after having carefully read my manuscript, and examined the tables, he thinks that the following statements are fairly well established. The whole subject, however, treated as it necessarily here is with much brevity, is rather perplexing, and allusions cannot be avoided to the "struggle for existence," "divergence of character," and other questions, hereafter to be discussed.



Guiado por consideraciones teóricas, pensé que podrían obtenerse resultados interesantes respecto a la naturaleza y relaciones de las especies que más varían, formando listas de todas las variedades de diversas floras bien estudiadas. Al pronto parecía esto un trabajo sencillo; pero míster H. C. Watson, a quien estoy muy obligado por valiosos servicios y consejos sobre este asunto, me convenció en seguida de que había muchas dificultades, como también lo hizo después el doctor Hooker, todavía en términos más enérgicos. Reservaré para una obra futura la discusión de estas dificultades y los cuadros de los números proporcionales de las especies variables. El doctor Hooker me autoriza a añadir que, después de haber leído atentamente mi manuscrito y examinado los cuadros, cree que las siguientes conclusiones están bien e imparcialmente fundadas. Todo este asunto, sin embargo, tratado con mucha brevedad, como es aquí necesario, es algo desconcertante, y no pueden evitarse las alusiones a la lucha por la existencia, divergencia de caracteres y otras cuestiones que han de ser discutidas más adelante.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Charles Darwin contra el concepto de especie en el párrafo septuagésimo cuarto de El Origen de las Especies





El estilo del autor es verdaderamente curioso. Se extiende a menudo en largos párrafos para no decir nada y, de repente, introduce un párrafo breve en el que dice un disparate tremendo.

El párrafo septuagésimo cuarto es uno de éstos breves y desconcertantes párrafos de El origen. Para todos los naturalistas el concepto de especie es fundamental en la descripción de la naturaleza. Por muchos ejemplos y casos dudosos en los que un naturalista no sepa si dos individuos pertenecen o no  a la misma especie o son especies diferentes; por muchas y variadas dificultades que el zoólogo, el entomólogo o el botánico puedan encontrar en sus clasificaciones, constantemente recurrirán al concepto de especie porque es fundamental y así lo ha sido durante cientos de años. En la naturaleza no hay, al contrario que expone el autor, una gradación continuada, sino que los individuos pertenecen a especies.

La especie no sólo es, como dice aquí el autor, un grupo de individuos muy semejantes. Existe además el criterio de reproducción. Los individuos de una especie pueden reproducirse entre sí. Es un criterio   que nos indica que entre las células de individuos de la misma especie hay determinado nivel de compatibilidad basado en homología genética y cromosómica. En esto difiere, el concepto de especie del de variedad. Sean cuales fuesen las consideraciones del autor, el concepto de especie se basa en una realidad insoslayable.







74.

From these remarks it will be seen that I look at the term species as one arbitrarily given, for the sake of convenience, to a set of individuals closely resembling each other, and that it does not essentially differ from the term variety, which is given to less distinct and more fluctuating forms. The term variety, again, in comparison with mere individual differences, is also applied arbitrarily, for convenience sake.







Por estas observaciones se verá que considero la palabra especie como dada arbitrariamente, por razón de conveniencia, a un grupo de individuos muy semejantes y que no difiere esencialmente de la palabra variedad, que se da a formas menos precisas y más fluctuantes. A su vez, la palabra variedad, en comparación con meras diferencias individuales, se aplica también arbitrariamente por razón de conveniencia.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Contradicción en el párrafo septuagésimo tercero de El Origen de las Especies





Así es como terminaba el párrafo anterior (72):

Una variedad bien caracterizada puede, por consiguiente, denominarse especie incipiente, y si esta suposición está o no justificada, debe ser juzgado por el peso de los diferentes hechos y consideraciones que se expondrán en toda esta obra.

Pero ahora éste (73) empieza así :

No es necesario suponer que todas las variedades o especies incipientes alcancen la categoría de especies.

Es decir que algunas especies incipientes no darán lugar a especies. Entonces,…¿Por qué llamarlas especies incipientes si no lo son?



El autor pretende quitar peso al concepto de especie y a tal fin va aportando aquí y allá, si no argumentos, si frases, construcciones verbales, juegos de palabras. En definitiva, confusión. Todos los ejemplos recopilados en este capítulo apuntan en esta dirección, pero si se hubiese molestado en juntar ejemplos para apoyar la idea contraria, es decir la importancia del concepto de especie, entonces no le habría bastado con un capítulo.   Por muchos ejemplos que junte  a favor o en contra hay un criterio: La reproducción. Las variedades pueden entrecruzarse, las especies, no.  Pero la variación en la naturaleza,  que es el tema del capítulo,  no debe limitarse a una discusión de la importancia o no de la especie. Además existen otras categorías taxonómicas bien definidas: El género, la familia, el orden la clase y el Philum. Louis Agassiz, contemporáneo de Darwin, se había preocupado seriamente por estas categorías en un trabajo riguroso, científico y metódico del que no se han editado ni la milésima parte de la cantidad de los ejemplares de OSMNS: Essay on Classification. En el Essay, Agassiz expresaba su opinión limpiamente, sin los ambages característicos de Darwin. Decía:



I confess that this question as to the nature and foundation of our scientific classifications appears to me to have the deepest importance





73.

It need not be supposed that all varieties or incipient species attain the rank of species. They may become extinct, or they may endure as varieties for very long periods, as has been shown to be the case by Mr. Wollaston with the varieties of certain fossil land-shells in Madeira, and with plants by Gaston de Saporta. If a variety were to flourish so as to exceed in numbers the parent species, it would then rank as the species, and the species as the variety; or it might come to supplant and exterminate the parent species; or both might co-exist, and both rank as independent species. But we shall hereafter return to this subject.



No es necesario suponer que todas las variedades o especies incipientes alcancen la categoría de especies. Pueden extinguirse o pueden continuar como variedades durante larguísimos períodos, como míster Wollaston ha demostrado que ocurre en las variedades de ciertos moluscos terrestres fósiles de la isla de la Madera, y Gaston de Saporta en los vegetales. Si una variedad llegase a florecer de tal modo que excediese en número a la especie madre, aquélla se clasificaría como especie y la especie como variedad; y podría llegar a suplantar y exterminar la especie madre, o ambas podrían coexistir y ambas se clasificarían como especies independientes. Pero más adelante insistiremos sobre este asunto.

jueves, 27 de septiembre de 2012

El error crece y se mezcla con la herencia de caracteres adquiridos y la selección natural en el párrafo septuagésimo segundo de El Origen de las Especies





Al error que el autor había introducido peligrosamente en el párrafo anterior, es decir,  que en la naturaleza existe una gradación y que las diferencias entre especies son diferencias graduales del mismo género que las diferencias entre variedades o entre individuos, vienen ahora a  sumarse nuevos problemas:



       
  1. I look at individual   differences, dice el autor. Pero de nada sirve mirar a diferencias      individuales si se quiere estudiar la transformación de las especies. En      cada especie hay miles de diferencias individuales sin importancia a tal efecto.

  2.    
  3. As being the first step towards  such slight varieties, sigue diciendo. De ninguna manera.  Las diferencias individuales no tienen  porque ser paso hacia las variedades.

  4.    
  5. I look at varieties which are   in any degree more distinct and permanent, as steps toward more strongly  marked and permanent varieties. Incorrecto. No todas las variedades      son pasos hacia variedades más marcadas ni permanentes. No todas las      variedades permanentes son intermedios hacia especies. El autor debería      aportar pruebas de lo que dice.



El carácter acumulativo de la selección natural queda pendiente para explicación posterior en frase ya familiar de sus lectores (hereafter be explained), en la que el autor vuelve a prometer lo que nunca llegará:

the passage from one stage of difference to another may be safely  attributed to the cumulative action of natural selection, hereafter to  be explained

Así va la lectura: girando sobre sí misma una y otra vez  para volver siempre al  mismo punto.  Volviendo a remitirnos a una explicación futura que nunca llega, se acumula ahora este hipotético carácter acumulativo  a otras explicaciones pendientes en relación con el disparate de la selección natural.









La idiosincrasia del autor resplandece en los finales de párafo. Ya hemos visto algunos ejemplos de ambigüedad. Este es buena muestra de confusión:



A well-marked variety may therefore be called an incipient species; but whether this belief is justifiable must be judged by the weight of the various facts and considerations to be given throughout this work.



(Una variedad bien caracterizada puede, por consiguiente, denominarse especie incipiente, y si esta suposición está o no justificada, debe ser juzgado por el peso de los diferentes hechos y consideraciones que se expondrán en toda esta obra).

Tal creencia no es justificada ni justificable en éste momento de la  lectura, ya veremos si lo es más adelante. Sospechamos que tampoco,…











72.

Hence I look at individual differences, though of small interest to the systematist, as of the highest importance for us, as being the first step towards such slight varieties as are barely thought worth recording in works on natural history. And I look at varieties which are in any degree more distinct and permanent, as steps toward more strongly marked and permanent varieties; and at the latter, as leading to sub-species, and then to species. The passage from one stage of difference to another may, in many cases, be the simple result of the nature of the organism and of the different physical conditions to which it has long been exposed; but with respect to the more important and adaptive characters, the passage from one stage of difference to another may be safely attributed to the cumulative action of natural selection, hereafter to be explained, and to the effects of the increased use or disuse of parts. A well-marked variety may therefore be called an incipient species; but whether this belief is justifiable must be judged by the weight of the various facts and considerations to be given throughout this work.



De aquí que yo considere las diferencias individuales, a pesar de su pequeño interés para el clasificador, como de la mayor importancia para nosotros, por ser los primeros pasos hacia aquellas variedades que apenas se las considera dignas de ser consignadas en las obras de Historia Natural. Y considero yo las variedades que son en algún modo más distintas y permanentes como pasos hacia variedades más intensamente caracterizadas y permanentes, y estas últimas como conduciendo a las subespecies y luego a las especies. El tránsito de un grado de diferencia a otro puede ser en muchos casos el simple resultado de la naturaleza del organismo y de las diferentes condiciones físicas a que haya estado expuesto largo tiempo; pero, por lo que se refiere a los caracteres más importantes de adaptación, el paso de un grado de diferencia a otro puede atribuirse seguramente a la acción acumulativa de la selección natural, que se explicará más adelante, y a los resultados del creciente uso o desuso de los órganos. Una variedad bien caracterizada puede, por consiguiente, denominarse especie incipiente, y si esta suposición está o no justificada, debe ser juzgado por el peso de los diferentes hechos y consideraciones que se expondrán en toda esta obra.



miércoles, 26 de septiembre de 2012

Error grave y contaminación mental en el párrafo septuagésimo primero de El Origen de las Especies



Lo mismo que constantemente el autor pasa de la granja a la naturaleza, también salta arbitrariamente de una situación teórica a una real. Para un científico es importante distinguir entre ambas y no hacerlo tiene sus riesgos. Así, tal indeterminación le lleva a errores como el que se condensa en el breve párrafo que hace el número septuagésimo primero. Si el autor quiere referirse a la compleja situación que existe en la naturaleza, cierto es que hay casos dudosos en los que no sabremos si debemos clasificar como especies distintas o variedades. A tal fin, hay criterios, aplicables después de cierto trabajo de tal manera que,  no necesariamente ha de existir siempre la confusión que el autor pretende.  Al contrario de lo que indica este autor subversivo para la taxonomía, sí que se ha trazado una línea fija de demarcación entre especies y subespecies: Si los individuos pueden reproducirse entre sí, nos encontramos con individuos de la misma especie.



Haya muchos o pocos casos difíciles, lo importante es que, al contrario de lo que indica el autor en este párrafo, si que existe un criterio de discontinuidad. No hay una serie continua y la mente no debe dejarse contaminar por falsas ideas. Las especies son una realidad muy importante en la naturaleza, al igual que en las granjas. Las diferencias, al contrario de lo que el autor indica, son notables y el tránsito no es gradual.









71.

Certainly no clear line of demarcation has as yet been drawn between species and sub-species—that is, the forms which in the opinion of some naturalists come very near to, but do not quite arrive at, the rank of species; or, again, between sub-species and well-marked varieties, or between lesser varieties and individual differences. These differences blend into each other by an insensible series; and a series impresses the mind with the idea of an actual passage.



Indudablemente, no se ha trazado todavía una línea clara de demarcación entre especies y subespecies -o sean las formas que, en opinión de algunos naturalistas, se acercan mucho, aunque no llegan completamente, a la categoría de especies-, ni tampoco entre subespecies y variedades bien caracterizadas, o entre variedades menores y diferencias individuales. Estas diferencias pasan de unas a otras, formando una serie continua, y una serie imprime en la mente la idea de un paso real.



Imagen de Percrucem and lucem

martes, 25 de septiembre de 2012

Consejos a un joven naturalista en el párrafo septuagésimo de El origen de las Especies



Nos sorprenden  ahora los consejos a un joven naturalista por parte del autor, alguien  con una experiencia tan poco ortodoxa en la materia y que nunca había estado integrado en institución universitaria ni había tenido a su cargo disciplina académica alguna. La conclusión es demasiado explícita:



and his difficulties will rise to a climax.





sus dificultades se elevarán a un clímax.



No tanto, pensamos. La ciencia de la taxonomía ha funcionado durante muchos años antes de que el autor publique sus especulaciones y puede soportar infinidad de recopilaciones de casos dudosos, realizadas por naturalistas aficionados.

A diferencia de los consejos que aquí indica el autor, me permito dar otros consejos diferentes al joven naturalista: Lea algún tratado de taxonomía. Lea la obra de Agassiz, por ejemplo, quien, mientras Darwin escribía esta charlatanería (OSMNS) se preocupaba cuidadosamente de investigar en la historia el significado de las categorías taxonómicas: ¿qué es un género?, ¿Qué es una familia?, ¿Qué es un Orden? y ¿Qué es una clase?. De tal modo que hasta un filósofo y lingüista, Charles Sanders Peirce fue influido por los escritos de Agassiz.........





70.

When a young naturalist commences the study of a group of organisms quite unknown to him he is at first much perplexed in determining what differences to consider as specific and what as varietal; for he knows nothing of the amount and kind of variation to which the group is subject; and this shows, at least, how very generally there is some variation. But if he confine his attention to one class within one country he will soon make up his mind how to rank most of the doubtful forms. His general tendency will be to make many species, for he will become impressed, just like the pigeon or poultry fancier before alluded to, with the amount of difference in the forms which he is continually studying; and he has little general knowledge of analogical variation in other groups and in other countries by which to correct his first impressions. As he extends the range of his observations he will meet with more cases of difficulty; for he will encounter a greater number of closely-allied forms. But if his observations be widely extended he will in the end generally be able to make up his own mind; but he will succeed in this at the expense of admitting much variation, and the truth of this admission will often be disputed by other naturalists. When he comes to study allied forms brought from countries not now continuous, in which case he cannot hope to find intermediate links, he will be compelled to trust almost entirely to analogy, and his difficulties will rise to a climax.

70

Cuando un joven naturalista empieza el estudio de un grupo de organismos completamente desconocido para él, al principio vacila mucho en determinar qué diferencias ha de considerar como específicas y cuáles como de variedad, porque nada sabe acerca de la cantidad y modo de variación a que está sujeto el grupo, y esto muestra, por lo menos, cuán general es el que haya algo de variación; pero si limita su atención a una clase dentro de un país, formará pronto juicio sobre cómo ha de clasificar la mayor parte de las formas dudosas. Su tendencia general será hacer muchas especies, pues -lo mismo que el criador de palomas y aves de corral, de que antes se habló- llegaría a impresionarse por la diferencia que existe en las formas que está continuamente estudiando, y tiene poco conocimiento general de variaciones análogas en otros grupos o en otros países con el que poder corregir sus primeras impresiones. A medida que extienda el campo de sus observaciones tropezará con nuevos casos dificultosos, pues encontrará mayor número de formas sumamente afines; pero si sus observaciones se extienden mucho podrá generalmente realizar por fin su idea, mas esto lo conseguirá a costa de admitir mucha variación, y la realidad de esta admisión será muchas veces discutida por otros naturalistas. Cuando llega a estudiar formas afines traídas de países no continuos, en cuyo caso no puede esperar encontrar intermediarios, se verá obligado a confiar casi en su totalidad a la analogía, y sus dificultades se elevará a un clímax.

lunes, 24 de septiembre de 2012

El caso del roble según de Candolle en el sexagésimo noveno párrafo de El Origen de las Especies





Alphonse de Candolle escribió varios libros sobre botánica. Entre ellos uno titulado “Introduction à l'étude de la botanique, ou traité élémentaire de cette science ; contenant l'organographie, la physiologie, la méthodologie, la géographie des plantes, un aperçu des fossiles végétaux, de la botanique médicale, et de l'histoire de la botanique”. En éste volumen se dedican catorce páginas a la taxonomía.  Otro libro  de Alphonse de Candolle es el resumen de las leyes de la nomenclatura botánica,  en cuya página 14 (Art 8 del capítulo 2) se lee:



Tout individu végétal appartient à une espèce (species), toute espèce à un genre (genus), toute genre a une famille (ordo, familia), toute famille à un cohhorte (cohors), toute cohorte a une classe, toute classe a une division.



Pero todo esto parece no importar a nuestro autor quien busca en la obra de Candolle la excepción que le permita rebajar la importancia indiscutible del concepto de especie. El autor como de costumbre, busca en el ingente trabajo de Candolle hasta encontrar aquellos párrafos que convienen a sus intereses:





69.

I may here allude to a remarkable memoir lately published by A. de Candolle, on the oaks of the whole world. No one ever had more ample materials for the discrimination of the species, or could have worked on them with more zeal and sagacity. He first gives in detail all the many points of structure which vary in the several species, and estimates numerically the relative frequency of the variations. He specifies above a dozen characters which may be found varying even on the same branch, sometimes according to age or development, sometimes without any assignable reason. Such characters are not of course of specific value, but they are, as Asa Gray has remarked in commenting on this memoir, such as generally enter into specific definitions. De Candolle then goes on to say that he gives the rank of species to the forms that differ by characters never varying on the same tree, and never found connected by intermediate states. After this discussion, the result of so much labour, he emphatically remarks: "They are mistaken, who repeat that the greater part of our species are clearly limited, and that the doubtful species are in a feeble minority. This seemed to be true, so long as a genus was imperfectly known, and its species were founded upon a few specimens, that is to say, were provisional. Just as we come to know them better, intermediate forms flow in, and doubts as to specific limits augment." He also adds that it is the best known species which present the greatest number of spontaneous varieties and sub-varieties. Thus Quercus robur has twenty-eight varieties, all of which, excepting six, are clustered round three sub-species, namely Q. pedunculata, sessiliflora and pubescens. The forms which connect these three sub-species are comparatively rare; and, as Asa Gray again remarks, if these connecting forms which are now rare were to become totally extinct the three sub-species would hold exactly the same relation to each other as do the four or five provisionally admitted species which closely surround the typical Quercus robur. Finally, De Candolle admits that out of the 300 species, which will be enumerated in his Prodromus as belonging to the oak family, at least two-thirds are provisional species, that is, are not known strictly to fulfil the definition above given of a true species. It should be added that De Candolle no longer believes that species are immutable creations, but concludes that the derivative theory is the most natural one, "and the most accordant with the known facts in palaeontology, geographical botany and zoology, of anatomical structure and classification."





Puedo referirme aquí a la notable memoria publicada recientemente por A. de Candolle sobre los robles del mundo entero. Nadie tuvo nunca materiales más abundantes para la distinción de las especies, ni pudo haber trabajado sobre ellos con mayor celo y perspicacia. Da primero detalladamente los numerosos pormenores de conformación, que varían en las diversas especies, y calcula numéricamente la frecuencia relativa de las variaciones. Detalla más de una docena de caracteres que pueden hallarse variando aun en la misma rama, a veces según la edad o desarrollo, a veces sin causa alguna a que puedan atribuirse. Estos caracteres no son, naturalmente, de valor específico; pero, como ha advertido Asa Gray al comentar esta Memoria, son como los que entran generalmente en las definiciones de las especies. De Candolle pasa a decir que él da la categoría de especie a las formas que difieren por caracteres, que nunca varían en el mismo árbol y que nunca se hallan unidas por grados intermedios. Después de esta discusión, resultado de tanto trabajo, hace observar expresamente: «Están equivocados los que repiten que la mayor parte de nuestras especies se hallan claramente limitadas y que las especies dudosas están en pequeña minoría. Esto parecía ser verdad mientras que un género estaba imperfectamente conocido y sus especies se fundaban en unos pocos ejemplares, es decir, mientras eran provisionales; al momento en que llegamos a conocerlas mejor surgen formas intermedias y las dudas sobre límites específicos aumentan. "También añade que las especies más conocidas presentan el mayor número de variedades espontáneas y subvariedades. Así, Quercus robur tiene veintiocho variedades, las cuales, a excepción de seis, se agrupan alrededor de tres sub-especies, es decir, Q. pedunculata, sessiliflora y pubescens.  Las formas que conectan estas tres subespecies son relativamente raras, y, como Asa Gray hace notar, que si estas formas de conexión que son raras se extinguieran totalmente,  las tres sub-especies tendrían exactamente la misma relación entre sí como las cuatro o cinco especies admitidas de forma provisional que rodean a la típica de Quercus robur. Finalmente, de Candolle admite que de las 300 especies, que se enumerarán en su Prodromus como pertenecientes a la familia del roble, por lo menos las dos terceras partes son especies provisionales, es decir, no se sabe que cumplan estrictamente la definición dada arriba de una especie de verdad. Hay que agregar que de Candolle no cree que las especies sean creaciones inmutables, pero concluye que la teoría de derivados es la más natural ", y la más concordante con los hechos conocidos en la paleontología, la botánica y la zoología geográfica, de la estructura anatómica y clasificación."



La Imagen de de Candolle tomada del Diccionario de Neolengua.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Especies dudosas y un modo de razonar también dudoso en el sexagésimo octavo párrafo de El Origen de las Especies



El autor continúa con tesón en su empeño de mostrar la abundancia de casos en los cuales resulta imposible discernir si se trata de especies o variedades diferentes. Muchos más casos y, sobre todo mejor documentados, podría haber encontrado si se hubiese molestado en lo contrario, es decir en dar ejemplos en los que la especie es una entidad bien definida. Describir casos dudosos o difíciles no requiere protocolo alguno, en particular cuando (como en este caso), no están bien documentados.



Así como en el capítulo anterior el autor parecía incómodo con la idea de que todas las variedades domésticas pertenecen a una sola especie, lo cual indica la robustez del concepto de especie; en este capítulo, busca desesperadamente ejemplos de indefinición de especies en la naturaleza. El autor se muestra aparentemente desconcertado porque en la naturaleza hay tantas especies y variedades y algunos casos en los que es imposible saber si se trata de una especie o una variedad. Pero así como en el capítulo anterior la conclusión principal era que todas las variedades de paloma doméstica pertenecen a una misma especie, en este, por muchos ejemplos que encuentre, la conclusión será que hay también muchos ejemplos que apoyan el concepto de especie como una entidad importante en taxonomía.



La discusión es larga, dice en este párrafo, y el espacio no permite presentarla en su totalidad. Error. En la obra no hay discusión alguna, sino recuento, caso por caso. Todos ellos excepcionales. Para que hubiese discusión, las categorías taxonómicas deberían haberse presentado adecuadamente. No siendo éste el caso, La discusión brilla por su ausencia y en ningún momento nos ha dicho el autor qué utilidad pueda tener este recuento.



Así, de manera totalmente arbitraria y, según costumbre, sin documentar, indica:



Una atenta investigación llevará, sin duda, a los naturalistas a ponerse de acuerdo en muchos casos sobre la clasificación de formas dudosas; no obstante, hay que confesar que en los países mejor conocidos es donde encontramos el mayor número de ellas.



Evidentemente, en los países mejor conocidos encontramos el mayor número de formas dudosas. Curiosamente, también encontramos en ellos el mayor número de formas no-dudosas. Por eso son, precisamente, los paises mejor conocidos.











68.

Many of the cases of strongly marked varieties or doubtful species well deserve consideration; for several interesting lines of argument, from geographical distribution, analogical variation, hybridism, etc., have been brought to bear in the attempt to determine their rank; but space does not here permit me to discuss them. Close investigation, in many cases, will no doubt bring naturalists to agree how to rank doubtful forms. Yet it must be confessed that it is in the best known countries that we find the greatest number of them. I have been struck with the fact that if any animal or plant in a state of nature be highly useful to man, or from any cause closely attracts his attention, varieties of it will almost universally be found recorded. These varieties, moreover, will often be ranked by some authors as species. Look at the common oak, how closely it has been studied; yet a German author makes more than a dozen species out of forms, which are almost universally considered by other botanists to be varieties; and in this country the highest botanical authorities and practical men can be quoted to show that the sessile and pedunculated oaks are either good and distinct species or mere varieties.



Muchos de estos casos de variedades muy acentuadas o especies dudosas merecen ciertamente reflexión, pues se han aducido diversas e interesantes clases de razones procedentes de la distribución geográfica, variación analógica, hibridismo, etcétera, intentando determinar su categoría; pero el espacio no me permite discutirlas aquí. Una atenta investigación llevará, sin duda, a los naturalistas a ponerse de acuerdo en muchos casos sobre la clasificación de formas dudosas; no obstante, hay que confesar que en los países mejor conocidos es donde encontramos el mayor número de ellas. Me ha sorprendido el hecho de que si un animal o planta en estado silvestre es muy útil al hombre, o si por cualquier motivo atrae mucho su atención, se encontrarán casi siempre registradas variedades de ella. Además, estas variedades serán clasificadas frecuentemente como especies por algunos autores. Fijémonos en el roble común, que tan atentamente ha sido estudiado; sin embargo, un autor alemán distingue más de una docena de especies basadas en formas que son casi universalmente consideradas como variedades por otros botánicos, y en nuestro país pueden citarse las más elevadas autoridades botánicas y los prácticos para demostrar que el roble de frutos sentados y el roble de frutos pedunculados son buenas y distintas especies o que son simples variedades.



Imagen de Libros del zorro Rojo

sábado, 22 de septiembre de 2012

Citas incompletas, disparatada definición de especie y más palos al aire en el sexagésimo séptimo párrafo de El Origen de las Especies





El autor sigue con su costumbre de dar citas de la manera más incompleta: Some few naturalists……… empieza ahora este párrafo:



Some few naturalists maintain that animals never present varieties; but then these same naturalists rank the slightest difference as of specific value



Bien, si así fuera,… ¿quiénes son esos naturalistas que mantienen que los animales nunca presentan variedades? ¿Quiénes los que clasifican como de valor específico la más leve diferencia? La respuesta es obvia: Ninguno. Ningún naturalista ha expuesto jamás tan peregrinas ideas. Nos hallamos de nuevo ante una Falacia.



Simplemente, el autor está de nuevo inventando argumentos a su favor, pero tales argumentos no existen más que en su imaginación. En definitiva: Tomando el pelo al lector y abusando de su paciencia, porque aunque lo anterior fuese cierto y el autor lo hubiese documentado perfectamente, cosa que no ha hecho, eso no le autorizaría para afirmar:



The term species thus comes to be a mere useless abstraction, implying and assuming a separate act of creation



La palabra especie viene de este modo a ser una mera abstracción inútil, que implica y supone un acto separado de creación



El autor introduce así argumentos propios de aquellos estudios de teología de su juventud tardía,  invitando por segunda vez en esta obra (OSMNS) a los  más elementales argumentos de la teología popular al debate científico. Otra de tantas pruebas de su escaso rigor que, en este caso, le permite ser fundador de una nueva manera de enfocar las cuestiones científicas, curiosamente admitida en nuestros momentos sin reparos: El creacionismo. El creacionismo no tiene nada que ver con creencia alguna sino con la manipulación de la ciencia por grupos de poder.



El creacionismo es el invento adecuado que más conviene a un sector aprovechado de la ciencia (o mejor dicho de la pseudociencia) para mirar con sonrisa indulgente a todo creyente invitado a un debate científico: Bienvenidos al debate en mi terreno. Vais a perder. Dice. Sabiendo bien que tal estrategia, basada en su cobardía, sirve para evitar el verdadero debate en términos científicos. El debate no es ciencia versus religión, sino ciencia versus pseudociencia.  La pseudociencia darwinista oculta la verdadera razón del debate y busca otros enfrentamientos que le son más propicios. Porque,..... ¿acaso el debate no debería centrarse en la Variación en la Naturaleza? Siendo así, ¿Cómo puede permitirse el autor decir que la palabra "especie" es una mera abstracción inútil ( The term species thus comes to be a mere useless abstraction)? ¿Pretende acaso el autor indicar con esta afirmación que el trabajo de Linneo era eso: una abstracción inútil?






El creacionismo, invento darwinista,  no es decir que el mundo fue creado en seis días. Por el contrario, el creacionismo es admitir que argumentos de la tradición popular religiosa pueden entrar en juego en un debate científico.  ¿Quién fue el primer creacionista? Charles Darwin. ¿En qué obra desde los tiempos de Galileo, se vienen a conjugar los argumentos de la fe con los de la razón? En el Origen de las Especies (OSMNS), párrafos primero y sexagésimo séptimo del segundo capítulo. Por si fuera poco, ¿en dónde se encuentra por primera vez escrita la palabra creacionista (creacionist)? En la correspondencia de Charles Darwin con sus amigos y mentores del X-Club. El creacionismo es necesario al darwinismo por dos motivos: Primero para dar la razón a su ideología seudocientífica. Segundo: Para desterrar de la ciencia la idea de diseño.



Si el autor hubiese tenido mejor formación científica,  seguramente sería más respetuoso y no habría tirado por tierra el concepto principal de la taxonomía y, por ende de la historia natural y de la biología: El concepto de especie. Las especies existen en la naturaleza igual que existen los individuos. El criterio de reproducción sirve en muchos casos como criterio objetivo y demuestra que los individuos de la misma especie comparten propiedades y  características fundamentales. Las especies se agrupan en géneros y los géneros en familias. Para estudiar la naturaleza es fundamental mantener el concepto de especie y la importancia de la taxonomía: Sine systemate, chaos



67.

Some few naturalists maintain that animals never present varieties; but then these same naturalists rank the slightest difference as of specific value; and when the same identical form is met with in two distant countries, or in two geological formations, they believe that two distinct species are hidden under the same dress. The term species thus comes to be a mere useless abstraction, implying and assuming a separate act of creation. It is certain that many forms, considered by highly competent judges to be varieties, resemble species so completely in character that they have been thus ranked by other highly competent judges. But to discuss whether they ought to be called species or varieties, before any definition of these terms has been generally accepted, is vainly to beat the air.



Unos pocos naturalistas sostiene que los animales nunca presentan variedades, y entonces, estos mismos naturalistas clasifican como de valor específico la más leve diferencia, y cuando la misma forma idéntica se ha encontrado en dos países distantes o en dos formaciones geológicas, creen que dos especies distintas están ocultas bajo la misma vestidura. La palabra especie viene de este modo a ser una mera abstracción inútil, que implica y supone un acto separado de creación. Lo positivo es que muchas formas consideradas como variedades por autoridades competentísimas parecen, por su índole, tan por completo especies, que han sido clasificadas así por otros competentísimos jueces; pero discutir si deben llamarse especies o variedades antes de que haya sido aceptada generalmente alguna definición de estos términos es dar inútilmente palos al aire.



viernes, 21 de septiembre de 2012

Incompleto ejemplo de Mr Walsh y aplicación del lecho de Procrusto en el sexagésimo sexto párrafo de El Origen de las Especies





El sexagésimo sexto párrafo describe la labor de Mr. B.D. Walsh, a distinguished entomologist of the United States, que, al parecer,  ha trabajado con insectos fitófagos.

Para empezar, ¿quién es Walsh?

En su artículo titulado “Darwinian Theory in Historical Context and Its Defense by B.D. Walsh: What is Past is Prologue”, y publicado en American Entomologist, Volume 52, Number 1 Agnelli indica que Darwin y Walsh eran conocidos de Cambridge y define a éste último como  a vociferous defender of Darwinian theory. Walsh es entonces un amigo de Darwin y, al parecer, ambos han decidido citarse y apoyarse mutuamente. Nada que objetar, pero...

¿A  qué especies se refiere éste párrafo de OSMNS? ¿Dónde está publicado el trabajo citado?

El  trabajo de Walsh sobre especies fitofágicas no se encontraba publicado en las primeras ediciones de El Origen y no se publicó hasta 1864 en Proc. Ent. Soc. Philad 3:403-430 (1864) con el título On phytophagic varieties and phytophagic Species, artículo en el que se cita a Darwin a propósito de “ the undiscovered and undiscoverable essence of the term species”

Pero lo que más llama la atención de este párrafo es la curiosa aplicación del lecho de Procrusto, puede que por primera, que no última vez en esta obra. Como el autor desearía encontrar formas intermediarias entre las especies y ese no parece ser el caso más frecuente, se inventa una justificación ad hoc. Es decir los eslabones intermedios no están. No importa. Basta con indicar que deberían estar para que los hechos encajen con la teoría:

Mr. Walsh ranks the forms which it may be supposed would freely intercross, as varieties; and those which appear to have lost this power, as species. As the differences depend on the insects having long fed on distinct plants, it cannot be expected that intermediate links connecting the several forms should now be found. The naturalist thus loses his best guide in determining whether to rank doubtful forms as varieties or species.

Míster Walsh clasifica como variedades las formas que puede suponerse quo se cruzarían entre sí ilimitadamente, y como especies las que parece que han perdido esta facultad. Como las diferencias dependen de que los insectos hayan comido mucho tiempo plantas distintas, no puede esperarse que se encuentren eslabones intermedios que unan las diversas formas. El naturalista pierde así su mejor guía para determinar si ha de clasificar las formas dudosas como especies o como variedades

66.

Mr. B.D. Walsh, a distinguished entomologist of the United States, has described what he calls Phytophagic varieties and Phytophagic species. Most vegetable-feeding insects live on one kind of plant or on one group of plants; some feed indiscriminately on many kinds, but do not in consequence vary. In several cases, however, insects found living on different plants, have been observed by Mr. Walsh to present in their larval or mature state, or in both states, slight, though constant differences in colour, size, or in the nature of their secretions. In some instances the males alone, in other instances, both males and females, have been observed thus to differ in a slight degree. When the differences are rather more strongly marked, and when both sexes and all ages are affected, the forms are ranked by all entomologists as good species. But no observer can determine for another, even if he can do so for himself, which of these Phytophagic forms ought to be called species and which varieties. Mr. Walsh ranks the forms which it may be supposed would freely intercross, as varieties; and those which appear to have lost this power, as species. As the differences depend on the insects having long fed on distinct plants, it cannot be expected that intermediate links connecting the several forms should now be found. The naturalist thus loses his best guide in determining whether to rank doubtful forms as varieties or species. This likewise necessarily occurs with closely allied organisms, which inhabit distinct continents or islands. When, on the other hand, an animal or plant ranges over the same continent, or inhabits many islands in the same archipelago, and presents different forms in the different areas, there is always a good chance that intermediate forms will be discovered which will link together the extreme states; and these are then degraded to the rank of varieties.

66.

Míster B. D. Walsh, distinguido entomólogo de los Estados Unidos, ha descrito lo que él llama variedades fitofágicas y especies fitofágicas. La mayor parte de los insectos que se mantienen de vegetales viven a expensas de una clase de planta o de un grupo de plantas; algunos comen indistintamente de muchas clases, pero no varían a consecuencia de ello. En algunos casos, sin embargo, míster Walsh ha observado insectos, encontrados viviendo sobre diferentes plantas, que presentan en su estado larvario, en el perfecto, o en ambos, diferencias ligeras, pero constantes, en el color, tamaño o en la naturaleza de sus secreciones. Se observó que en algunos casos sólo los machos; en otros casos, los machos y las hembras diferían así en pequeño grado; pero ningún observador puede fijar para otro, aun dado que pueda hacerlo para sí mismo, cuáles de estas formas fitofágicas deben ser llamadas especies y cuáles variedades. Míster Walsh clasifica como variedades las formas que puede suponerse que se cruzarían entre sí ilimitadamente, y como especies las que parece que han perdido esta facultad. Como las diferencias dependen de que los insectos hayan comido mucho tiempo plantas distintas, no puede esperarse que se encuentren eslabones intermedios que unan las diversas formas. El naturalista pierde así su mejor guía para determinar si ha de clasificar las formas dudosas como especies o como variedades. Esto, necesariamente, ocurre con organismos muy afines que habitan en distintos continentes o islas. Cuando, por el contrario, un animal o una planta está en el mismo continente, o habita en muchas islas en el mismo archipiélago, y presenta las diferentes formas en las diferentes áreas, siempre hay una buena probabilidad de encontrar las formas intermedias que unirán juntos los estados extremos, y estos son luego degradados al rango de variedades.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Más ejemplos de especies dudosas, una sorpresa y otro error en el sexagésimo quinto párrafo de El Origen de las Especies







Sigue el autor con  su recuento de especies dudosas y ahora sorprende al lector cuando dice:



Hace muchos años, comparando y viendo comparar a otros las aves de las islas -muy próximas entre sí- del Archipiélago de los Galápagos, unas con otras y con las del continente americano, quedé muy sorprendido de lo completamente arbitraria y vaga que es la distinción entre especies y variedades.



Si se hubiese tratado de un naturalista profesional, no hubiese habido tal sorpresa. Para saber si se trata de una especie o de una variedad debe existir una buena cantidad de trabajo realizado. El trabajo en cuestión corresponde al campo de la taxonomía, ciencia secular que nuestro autor ni siquiera ha mencionado en un capítulo titulado precisamente sobre la Variación en la Naturaleza.

Asimismo introduce un error al decir,  en las sentencias finales de este párrafo,  lo siguiente:



A wide distance between the homes of two doubtful forms leads many naturalists to rank them as distinct species; but what distance, it has been well asked, will suffice if that between America and Europe is ample, will that between Europe and the Azores, or Madeira, or the Canaries, or between the several islets of these small archipelagos, be sufficient?





Una gran distancia entre las localidades de dos formas dudosas lleva a muchos naturalistas a clasificar éstas como dos especies distintas; pero se ha preguntado con razón: ¿qué distancia bastará?  Si la distancia entre América y Europa es cumplida, ¿será suficiente la que hay entre Europa y las Azores, o Madera, o las Canarias, o entre las varias islitas de estos pequeños archipiélagos?

El autor se podía haber ahorrado la  siguente pregunta: ¿qué distancia bastará?



Cualquiera podría decirle que el pertenecer o no a la misma especie no está en función de distancia alguna

Como de costumbre, la afirmación llega de repente,  sin cita alguna: Una gran distancia entre las localidades de dos formas dudosas lleva a muchos naturalistas …..Pero ¿a quiénes? Y,… ¿basándose en qué evidencia?  No parece adecuado pensar que se pueda resolver la pertenencia de diferentes individuos a una o dos especies basándose en su distancia geográfica. La cuestión puede verse de la siguiente manera:

Pregunta:

- ¿qué autor o autores son los que han clasificado como distintas especies a  formas dudosas, basándose sólo en la separación geográfica?

Y la respuesta es inmediata:

- Ninguno.















65.

Many years ago, when comparing, and seeing others compare, the birds from the closely neighbouring islands of the Galapagos Archipelago, one with another, and with those from the American mainland, I was much struck how entirely vague and arbitrary is the distinction between species and varieties. On the islets of the little Madeira group there are many insects which are characterized as varieties in Mr. Wollaston's admirable work, but which would certainly be ranked as distinct species by many entomologists. Even Ireland has a few animals, now generally regarded as varieties, but which have been ranked as species by some zoologists. Several experienced ornithologists consider our British red grouse as only a strongly marked race of a Norwegian species, whereas the greater number rank it as an undoubted species peculiar to Great Britain. A wide distance between the homes of two doubtful forms leads many naturalists to rank them as distinct species; but what distance, it has been well asked, will suffice if that between America and Europe is ample, will that between Europe and the Azores, or Madeira, or the Canaries, or between the several islets of these small archipelagos, be sufficient?



Hace muchos años, comparando y viendo comparar a otros las aves de las islas -muy próximas entre sí- del Archipiélago de los Galápagos, unas con otras y con las del continente americano, quedé muy sorprendido de lo completamente arbitraria y vaga que es la distinción entre especies y variedades. En las islitas de Madeira existen muchos insectos clasificados como variedades en la admirable obra de míster Wollaston, pero que seguramente serían clasificados como especies distintas por muchos entomólogos. Hasta Irlanda tiene algunos animales considerados ahora generalmente como variedades, pero que han sido clasificados como especies por algunos zoólogos. Varios ornitólogos experimentados consideran nuestra perdiz de Escocia (Lagopus scoticus) sólo como una raza muy caracterizada de una especie noruega, mientras que el mayor número la clasifica como una especie indubitable, propia de la Gran Bretaña. Una gran distancia entre las localidades de dos formas dudosas lleva a muchos naturalistas a clasificar éstas como dos especies distintas; pero se ha preguntado con razón: ¿qué distancia bastará? Si la distancia entre América y Europa es cumplida, ¿será suficiente la que hay entre Europa y las Azores, o Madera, o las Canarias, o entre las varias islitas de estos pequeños archipiélagos?

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Ejemplos de especies dudosas en el sexagésimo cuarto párrafo de El Origen de las Especies



En el primer capítulo el autor se complacía presentando grandes diferencias en variedades de paloma, sin prestar atención al hecho fundamental que consiste en que, por muy diferentes que fuesen, todas pertenecían a la misma especie. Es decir,  que el concepto de especie es muy robusto y está basado en una propiedad observable en la naturaleza que consiste en la tendencia a mantener agrupadas determinadas características y, sobre todo,  la posibilidad de reproducción entre los individuos de distinto sexo que las poseen.



Ante tan abrumadora evidencia el  autor mira para otro lado haciendo caso omiso de la robustez del concepto de especie.  Cuando contempla la naturaleza en el segundo capítulo, el autor vuelve a fijarse en aquellos aspectos que convienen a su visión preconcebida, es decir, carga las tintas y dedica párrafos interminables a los casos dudosos en los que no hay diferencia clara si se trata de variedades o especies.  Serán muchos, sobre todo en aquellos casos en los que las especies correspondientes hayan sido insuficientemente estudiadas.  Podría haber hecho el autor el ejercicio complementario y nos habría asombrado con la cantidad de ejemplos que la naturaleza ofrece en apoyo de la solidez del concepto de especie.



La siguiente frase, no sabemos por qué viene entrecomillada en el texto original, puede que el autor la haya tomado de otro texto sin indicarlo. En cualquier caso no es correcta:

"No hay ninguna prueba posible, sino la opinión individual para determinar cuáles de ellos serán considerados como especies y cuáles variedades".



Y es discutible en su contexto:



Las razas geográficas o subespecies son formas locales completamente fijas y aisladas, pero como no se diferencian entre sí por caracteres muy marcados e importantes, "No hay ninguna prueba posible, sino la opinión individual para determinar cuáles de ellos serán considerados como especies y cuáles variedades".

Evidentemente, ante la falta de estudio, no hay prueba. Las pruebas sólo surgen como consecuencia del estudio que ha de consistir en la aplicación de una serie de métodos basados en criterios adecuados. Por ejemplo, si las razas a las que se refiere el autor pueden reproducirse entre sí, entonces pertenecen a la misma especie.

Parece que el autor cultiva la secreta intención de que la naturaleza le vaya mostrando lo que el espera encontrar. Descuida así el autor un aspecto importante que consiste en que  la tarea del naturalista es interpretar la naturaleza, no imponerle  su criterio.



64.

That varieties of this doubtful nature are far from uncommon cannot be disputed. Compare the several floras of Great Britain, of France, or of the United States, drawn up by different botanists, and see what a surprising number of forms have been ranked by one botanist as good species, and by another as mere varieties. Mr. H.C. Watson, to whom I lie under deep obligation for assistance of all kinds, has marked for me 182 British plants, which are generally considered as varieties, but which have all been ranked by botanists as species; and in making this list he has omitted many trifling varieties, but which nevertheless have been ranked by some botanists as species, and he has entirely omitted several highly polymorphic genera. Under genera, including the most polymorphic forms, Mr. Babington gives 251 species, whereas Mr. Bentham gives only 112—a difference of 139 doubtful forms! Among animals which unite for each birth, and which are highly locomotive, doubtful forms, ranked by one zoologist as a species and by another as a variety, can rarely be found within the same country, but are common in separated areas. How many of the birds and insects in North America and Europe, which differ very slightly from each other, have been ranked by one eminent naturalist as undoubted species, and by another as varieties, or, as they are often called, geographical races! Mr. Wallace, in several valuable papers on the various animals, especially on the Lepidoptera, inhabiting the islands of the great Malayan Archipelago, shows that they may be classed under four heads, namely, as variable forms, as local forms, as geographical races or sub-species, and as true representative species. The first or variable forms vary much within the limits of the same island. The local forms are moderately constant and distinct in each separate island; but when all from the several islands are compared together, the differences are seen to be so slight and graduated that it is impossible to define or describe them, though at the same time the extreme forms are sufficiently distinct. The geographical races or sub-species are local forms completely fixed and isolated; but as they do not differ from each other by strongly marked and important characters, "There is no possible test but individual opinion to determine which of them shall be considered as species and which as varieties." Lastly, representative species fill the same place in the natural economy of each island as do the local forms and sub-species; but as they are distinguished from each other by a greater amount of difference than that between the local forms and sub-species, they are almost universally ranked by naturalists as true species. Nevertheless, no certain criterion can possibly be given by which variable forms, local forms, sub species and representative species can be recognised.



Es indiscutible que las variedades de esta naturaleza dudosa distan mucho de ser raras. Compárense las diversas floras de la Gran Bretaña, de Francia y de los Estados Unidos, escritas por diferentes naturalistas, y véase qué número tan sorprendente de formas han sido clasificadas por un botánico como buenas especies y por otro como simples variedades. Míster H. C. Watson, al cual estoy muy agradecido por auxilios de todas clases, me ha señalado 182 plantas británicas que son consideradas generalmente como variedades, pero que han sido todas clasificadas como especies por algunos botánicos, y al hacer esta lista omitió muchas variedades insignificantes que, no obstante, han sido clasificadas por algunos botánicos como especies, y ha omitido por completo varios géneros sumamente polimorfos. En los géneros que encierran las formas más polimorfas, míster Babington cita 251 especies, mientras que míster Bentha cita solamente 112. ¡Una diferencia de 139 formas dudosas! Entre los animales que se unen para cada cría y que cambian mucho de lugar, rara vez pueden hallarse en un mismo país formas dudosas clasificadas por un zoólogo como especies y por otro como variedades; pero son comunes en territorios separados. ¡Cuántos pájaros e insectos de América del Norte y de Europa que difieren entre sí ligerísimamente han sido clasificados por un naturalista eminente como especies dudosas y por otro como variedades, o razas geográficas,  Mr. Wallace, en varios documentos de valor en los distintos animales, especialmente en los lepidópteros, que habitan en las islas del gran archipiélago malayo, demuestra que se pueden clasificar en cuatro capítulos, a saber, las formas variables, como las formas locales, las razas geográficas o sub-especies, y como especies representativas verdaderas. Las primeras formas o variables varían mucho dentro de los límites de la misma isla. Las formas locales son medianamente constantes y distintas en cada isla por separado, pero cuando todos los de las islas se comparan varios juntos, las diferencias se ven tan ligeras y graduales en que es imposible de definir o describirlas, aunque al mismo tiempo la formas extremas son lo suficientemente distintas. Las razas geográficas o subespecies son formas locales completamente fijas y aisladas, pero como no se diferencian entre sí por caracteres muy marcados e importantes, "No hay ninguna prueba posible, sino la opinión individual para determinar cuáles de ellos serán considerados como especies y cuáles variedades". Por último, las especies representativas ocupan el mismo lugar en la economía natural de cada isla, al igual que las formas locales y subespecies, pero a medida que se distinguen entre sí por una mayor cantidad de diferencia que la existente entre las formas locales y subespecies, son casi universalmente tomadas entre los naturalistas viajeros como especies verdaderas. Sin embargo, no hay un criterio determinado, posiblemente, que pueda darse por el cual las formas variables, las formas locales, las especies y sub especies representativas se puedan reconocer.


Y,  para terminar, parafraseando al autor:



.........as some few naturalists have honestly confessed.......


.....como pocos naturalistas han confesado con sinceridad...


En serio, .....¿A esto llama el autor tratar sobre la variación en la naturaleza?














martes, 18 de septiembre de 2012

Guía a seguir (Bandwagon fallacy) en caso de duda en el sexagésimo tercer párrafo de El Origen de las Especies







Encontramos en éste párrafo al sentido común del autor en su momento de máximo esplendor: ¿Qué haremos si dos tipos son distintos, se tratará de especies diferentes o será más bien variedades? La respuesta es tajante:



the opinion of naturalists having sound judgment and wide experience seems the only guide to follow.



Afinando todavía más:



We must, however, in many cases, decide by a majority of naturalists



Nos encontramos ante un argumento contundentemente anti-científico:  Ante la duda, seguir los criterios de la mayoría.



De nuevo un ejemplo de Falacia ad Populum,  también llamada en ocasiones Bandwagon fallacy.

De haber seguido este esquema anti-científico, nada habrían podido contra la mayoría los razonamientos y los trabajos de Copérnico,  Galileo,  Newton o Euler.  Mucho más sencillo  habría sido aplicar este criterio democrático que el autor propone.  Adiós a esa fea costumbre de  dudar y  discutir las opiniones de la mayoría, costumbre propia de gente recia y pertinaz, de colmillo retorcido.  Nada de opiniones,  fuera la originalidad.  Suban todos al vagón.  Las opiniones de uno serán siempre nada frente al peso de una buena mayoría.



Por otra parte, cualquier cosa será válida si hemos conseguido que la mayoría la crea. Por lo tanto, sólo falta conocer ciertas estrategias que existen para hacer creer a la gente.  Seguro que las hay. Nuestro candoroso autor las revelará en alguna ocasión, más adelante,…..











63.

Hence, in determining whether a form should be ranked as a species or a variety, the opinion of naturalists having sound judgment and wide experience seems the only guide to follow. We must, however, in many cases, decide by a majority of naturalists, for few well-marked and well-known varieties can be named which have not been ranked as species by at least some competent judges.



De aquí que, al determinar si una forma ha de ser clasificada como especie o como variedad, la opinión de los naturalistas de buen juicio y amplia experiencia parece la única guía que seguir. En muchos casos, sin embargo, tenemos que decidir por mayoría de naturalistas, pues pocas variedades bien conocidas y caracterizadas pueden mencionarse que no hayan sido clasificadas como especies, a lo menos por algunos jueces competentes




lunes, 17 de septiembre de 2012

Trece párrafos dedicados a las especies dudosas comienzan con una advertencia en el sexagésimo segundo párrafo de El Origen de las Especies





Sin mención ni definición alguna de las categorías taxonómicas, otra que la pobres definiciones dadas de Especie y Variedad; olvidándose por completo de las categorías tan importantes de Género, Familia, Orden y Clase, continúa nuestro autor su capítulo dedicado a la variación en la naturaleza y aborda ahora cuestión tan espinosa como la de las especies dudosas, a la que dedicará trece párrafos, llevándonos casi al final del capítulo.

¿Qué pretende el autor al escribir un capítulo sobre variación en la naturaleza centrado en las excepciones y no en las reglas?



Lo que pretende es muy sencillo: Restar importancia al concepto de especie.



A tal fin emplea dos estrategias.

La primera, propia del capítulo primero (variación en estado doméstico), consiste en hacer ver que las diferencias entre variedades son del mismo tipo que las diferencias entre especies. Ya vimos cómo después de muchos párrafos, el autor debía reconocer el fracaso de su argumento,  indicando que todas las variedades de paloma pertenecen a la misma especie. Ahora, en este capítulo segundo el autor cambia de estrategia y muestra su empeño por demostrar que en la naturaleza hay una variación continua. A tal efecto, se extiende ampliamente en la descripción de casos dudosos que pueden ser considerados como especies o variedades, antes de proceder a un meticuloso recuento que el autor promete no hacer. Bien puede dedicar el autor trece, trece mil párrafos,  o los que quisiera a la descripción de casos dudosos. También podrían dedicarse otros trece, o trece mil o todavía más a la descripción meticulosa de casos en los que, sin lugar a dudas, una especie está bien definida, por la labor eficaz de la taxonomía, fundamento secular de la Historia Natural, y de la biología. No es  vana la tarea de los  botánicos: Adanson, Banks, Lamarck, Linneo, Jussieu, . ....Al contrario, sirve  para reducir las dificultades que el autor describe ahora como un hallazgo digno de mención.

Nos advierte de la dificultad del tema:

But cases of great difficulty, which I will not here enumerate, sometimes arise in deciding whether or not to rank one form as a variety of another,…….



Pero a veces surgen casos de gran dificultad, que yo no enumeraré aquí, al decidir si hay que clasificar o no una forma como variedad de otra,



Y deja abierta la puerta de la conjetura:



and here a wide door for the entry of doubt and conjecture is opened.





y aquí queda abierta una amplia puerta para dar entrada a todo tipo de dudas y conjeturas.



La duda planteada en el párrafo sexagésimo, no se ha resuelto ni en éste ni en los que siguen. Para tratar sobre El Origen de las Especies no se pueden  dedicar cuarenta y siete párrafos a  la variación en estado doméstico y  veintiocho a la variación en la naturaleza. Sería necesario más espacio para condensar todos los conocimientos y resultados de la taxonomía, y no resulta equilibrado dedicar de los veintiocho párrafos de variación en la naturaleza,  unos cuantos a divagaciones varias y trece a especies dudosas. En conclusión, es evidente que el contenido de la obra se encuentra sesgado. El autor se está poniendo en evidencia cuando dice que las formas dudosas son las que más le interesan:



Las formas que poseen en grado algo considerable el carácter de  especie, pero que son tan semejantes a otras formas, o que están tan  estrechamente unidas a ellas por gradaciones intermedias, que los  naturalistas no quieren clasificarlas como especies distintas, son, por  varios conceptos, las más importantes para nosotros.



¿Por qué? Pues sencillamente porque lo que quiere es, lo veíamos arriba, restar importancia al concepto de especieA tal fin presenta una visión parcial más propia de una ideología que de un tratado científico.



¿Nos encontramos ante un tratado científico o ante la exposición de una ideología?, ¿Alguien puede por favor ayudarnos en esta disyuntiva? ¿Tal vez la resolveremos en la obra de algún lingüista o semiólogo? Pronto lo veremos.....







62.

The forms which possess in some considerable degree the character of species, but which are so closely similar to other forms, or are so closely linked to them by intermediate gradations, that naturalists do not like to rank them as distinct species, are in several respects the most important for us. We have every reason to believe that many of these doubtful and closely allied forms have permanently retained their characters for a long time; for as long, as far as we know, as have good and true species. Practically, when a naturalist can unite by means of intermediate links any two forms, he treats the one as a variety of the other, ranking the most common, but sometimes the one first described as the species, and the other as the variety. But cases of great difficulty, which I will not here enumerate, sometimes arise in deciding whether or not to rank one form as a variety of another, even when they are closely connected by intermediate links; nor will the commonly assumed hybrid nature of the intermediate forms always remove the difficulty. In very many cases, however, one form is ranked as a variety of another, not because the intermediate links have actually been found, but because analogy leads the observer to suppose either that they do now somewhere exist, or may formerly have existed; and here a wide door for the entry of doubt and conjecture is opened.



Las formas que poseen en grado algo considerable el carácter de especie, pero que son tan semejantes a otras formas, o que están tan estrechamente unidas a ellas por gradaciones intermedias, que los naturalistas no quieren clasificarlas como especies distintas, son, por varios conceptos, las más importantes para nosotros. Tenemos todo fundamento para creer que muchas de estas formas dudosas y muy afines han conservado fijos sus caracteres durante largo tiempo, tan largo, hasta donde nosotros podemos saberlo, como las buenas y verdaderas especies. Prácticamente, cuando el naturalista puede unir mediante formas intermedias dos formas cualesquiera, considera la una como variedad de la otra, clasificando la más común -o a veces la descrita primero- como especie, y la otra como variedad. Pero a veces surgen casos de gran dificultad, que yo no enumeraré aquí, al decidir si hay que clasificar o no una forma como variedad de otra, aun cuando estén estrechamente unidas por formas intermedias; y tampoco suprimirá siempre la dificultad la naturaleza híbrida -comúnmente admitida- de las formas intermedias. En muchísimos casos, sin embargo, se clasifica una forma como variedad de otra, no porque se hayan encontrado realmente los eslabones intermedios, sino porque la analogía lleva al observador a suponer que éstos existen actualmente en alguna parte o pueden haber existido antes, y aquí queda abierta una amplia puerta para dar entrada a las conjeturas y a la duda.