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martes, 8 de enero de 2013

Del tono autoritario con paso marcial hacia el hipnotismo: Resumen del capítulo tercero e introducción al cuarto de El Origen de las Especies por Medio de la Selección Natural (OSMNS) o la Supervivencia del más Apto en la Lucha por la Vida


El estilo de OSMNS progresa y su autor ha ido adquiriendo, paulatinamente, un marcado tono autoritario. Del prudente naturalista aficionado que contempla con aire distraído las experiencias de los granjeros en el primer capítulo pasábamos al observador de la naturaleza con un marcado tono ideológico en el segundo. Ligero cambio si se compara con el que tiene lugar en el salto del segundo al tercer capítulo.

En el tercer capítulo pasamos súbitamente del discurso ideológico propio de quien describe la naturaleza intentando borrar todo orden, al tono autoritario propio del discurso marcial centrado en la lucha y en la competición. No quiero decir que los militares tengan que estar obsesionados con la lucha, sino que tales pensamientos de exaltación de la competición y de la lucha son más propios del deportista o del militar que del naturalista. Si bien es cierto que entre ambos gremios, militares y deportistas, existen temperamentos variados entre los que se cuentan amantes del arte y de la filosofía, también lo es que entre los naturalistas, tanto profesionales como aficionados, pueden darse temperamentos variados, incluso las excepciones (menos honrosas en este caso) de quienes no ven en la naturaleza otra cosa sino lucha. El problema empieza cuando el tono utilizado para expresar tales creencias o convicciones deja de ser el de un aficionado naturalista (capítulo primero), y va más allá del tono polarizado y parcial del discurso ideológico (capítulo segundo), para convertirse en un discurso abiertamente autoritario (capítulo tercero). Tal progresión no augura nada bueno y sólo puede terminar en…… un tono todavía más extremo que el autoritario que veremos a qué estilo se ajusta (probablemente el del líder de una secta siempre dispuesto a ejercer sobre sus víctimas la hipnosis). Y si allá empezaba el problema, aquí cobra importancia, puesto que nos encontramos ante un lavado de cerebro masivo que sólo podrá llevarse a efecto si cuenta con la aceptación de un grupo de poder que garantice su difusión. Lamentablemente, no podía ser de otra manera en este caso.

Llegamos así con paso marcial al punto clave del libro: la selección natural o la supervivencia del más apto. En él esperaríamos, cuando menos, encontrar una definición de la selección natural. Si es un hecho, simplemente como indica el título del capítulo, la supervivencia del más apto, es decir mera constatación de que unos sobreviven y otros no, entonces esto no es una teoría científica. Es la mera afirmación, de un hecho constatable. Además, es una afirmación tautológica, puesto que lo mismo da decir los más aptos que los que sobreviven. Veremos si el autor tiene algo mejor que ofrecer. Entretanto, un aviso: El empleo de expresiones ambiguas de manera reiterada, aderezadas con perogrulladas y disyuntivas falsas es característica distintiva de……Sí. Exactamente, es una característica propia del hipnotismo.

lunes, 7 de enero de 2013

Una guerra limpia y bien ordenada en la que el feliz se multiplica viene por fin, para alivio del lector, a concluir el capítulo sobre la lucha en el centésimo undécimo párrafo de El Origen de las Especies





Termina de una vez este capítulo en el que las ausencias de contenido científico o referencia alguna a la formación de una nueva especie han sido reemplazadas por la exaltación con tono autoritario de la competición y de la lucha.  Seguimos sin encontrar un solo ejemplo de la formación de una especie nueva. Sospechamos por tanto que el autor va a proponer en el siguiente capítulo una teoría para explicar hechos cuya naturaleza desconoce. Pero no adelantemos acontecimientos…….De momento felicitemos a aquellos escasísimos lectores que hayan sido capaces de sobrevivir a la lectura de OSMNS hasta este punto. En especial a aquellos que lo hayan hecho sin caer dócilmente en la verborrea fácil del autor admitiendo que la competición o la lucha tengan nada que ver con la formación de una especie. No. La competición y la lucha serán tan abundantes como el autor desee. En las bandas rivales, en las familias, entre poblaciones distintas, clanes o tribus. Todo indivíduo se esforzará por multiplicarse si es el deseo del autor. Todo individuo competirá y luchará cuanto el autor guste. Pero precisamente por eso, la lucha no servirá de nada en la explicación de la formación de una especie nueva. Los mejores ejemplos de competición y de lucha, por no decir los únicos, se encuentran en la especie humana y que sepamos, tras milenios de luchas y competiciones ejemplares, todavía sigue siendo la misma especie de Assurbanipal, último rey de Siria.

111.

It is good thus to try in imagination to give any one species an advantage over another. Probably in no single instance should we know what to do. This ought to convince us of our ignorance on the mutual relations of all organic beings; a conviction as necessary, as it is difficult to acquire. All that we can do is to keep steadily in mind that each organic being is striving to increase in a geometrical ratio; that each, at some period of its life, during some season of the year, during each generation, or at intervals, has to struggle for life and to suffer great destruction. When we reflect on this struggle we may console ourselves with the full belief that the war of nature is not incessant, that no fear is felt, that death is generally prompt, and that the vigorous, the healthy, and the happy survive and multiply.





Es conveniente el intentar dar de este modo, con la imaginación, a una especie cualquiera, una ventaja sobre otra. Es probable que ni en un solo caso sabríamos cómo hacerlo. Esto debiera convencernos de nuestra ignorancia acerca de las relaciones mutuas de todos los seres orgánicos, convicción tan necesaria como difícil de adquirir. Todo lo que podemos hacer es tener siempre presente que todo ser orgánico está esforzándose por aumentar en razón geométrica, que todo ser orgánico, en algún período de su vida, durante alguna estación del año, durante todas las generaciones o con intervalos, tiene que luchar por la vida y sufrir gran destrucción. Cuando reflexionamos sobre esta lucha nos podemos consolar con la completa seguridad de que la guerra en la naturaleza no es incesante, que no se siente ningún miedo, que la muerte es generalmente rápida y que el vigoroso, el sano, el feliz, sobrevive y se multiplica.



[vimeo]http://vimeo.com/25563376[/vimeo]

domingo, 6 de enero de 2013

La exaltación de la competición sigue en el párrafo centésimo décimo de El Origen de las Especies



El autor sigue exaltando la competición. Competidores y enemigos siguen protagonizando éste capítulo de exaltación de la lucha que sigue sin dar un solo ejemplo de cambio de especie.





110.

Hence we can see that when a plant or animal is placed in a new country, among new competitors, the conditions of its life will generally be changed in an essential manner, although the climate may be exactly the same as in its former home. If its average numbers are to increase in its new home, we should have to modify it in a different way to what we should have had to do in its native country; for we should have to give it some advantage over a different set of competitors or enemies.



Por consiguiente, podemos ver que cuando una planta o un animal es colocado en un nuevo país entre nuevos competidores, las condiciones de su vida cambiarán generalmente de un modo esencial, aun cuando pueda el clima ser exactamente el mismo que en su país anterior. S i su promedio de individuos ha de aumentar en el nuevo país, tendríamos que modificar este animal o planta de un modo diferente del que habríamos tenido que hacerlo en su país natal, pues habríamos de darle ventaja sobre un conjunto diferente de competidores o enemigos.

Imagen: Paris Hilton lee un libro sobre el arte de la guerra. Tomada de una curiosa entrada del blog Critical Goblin que nos ayuda a entender qué es eso de la competición.

sábado, 5 de enero de 2013

La competencia es la madre de la ciencia en el párrafo centésimo nono de El Origen de las Especies

  Vuelve a sorprendernos el autor por su exceso de imaginación, lo cual es sinónimo, en este caso, de falta de rigor. En esta sentencia:   In this case we can clearly see that if we wish in imagination to give the plant the power of increasing in numbers, we should have to give it some advantage over its competitors, or over the animals which prey on it.   En este caso podemos ver claramente que si queremos con la imaginación conceder a la planta el poder de aumentar en número tendremos que concederle alguna ventaja sobre sus competidores o sobre los animales que la devoran.   El párrafo entero es una exaltación de la competición y nada nos dice acerca de la formación de una especie nueva.      

109.
Look at a plant in the midst of its range! Why does it not double or quadruple its numbers? We know that it can perfectly well withstand a little more heat or cold, dampness or dryness, for elsewhere it ranges into slightly hotter or colder, damper or drier districts. In this case we can clearly see that if we wish in imagination to give the plant the power of increasing in numbers, we should have to give it some advantage over its competitors, or over the animals which prey on it. On the confines of its geographical range, a change of constitution with respect to climate would clearly be an advantage to our plant; but we have reason to believe that only a few plants or animals range so far, that they are destroyed exclusively by the rigour of the climate. Not until we reach the extreme confines of life, in the Arctic regions or on the borders of an utter desert, will competition cease. The land may be extremely cold or dry, yet there will be competition between some few species, or between the individuals of the same species, for the warmest or dampest spots.

Consideramos una planta en el centro de su área de dispersión. ¿Por qué no duplica o cuadruplica su número? Sabemos que puede perfectamente resistir bien un poco más de calor o de frío, de humedad o de sequedad, pues en cualquier otra parte se extiende por comarcas un poco más calurosas o más frías, más húmedas o más secas. En este caso podemos ver claramente que si queremos con la imaginación conceder a la planta el poder de aumentar en número tendremos que concederle alguna ventaja sobre sus competidores o sobre los animales que la devoran. En los confines de su distribución geográfica, un cambio de constitución relacionado con el clima sería evidentemente una ventaja para nuestra planta; pero tenemos motivo para creer que muy pocas plantas y animales se extienden tan lejos que sean destruidos por el rigor del clima. La competencia no cesará hasta que alcancemos los límites extremos de la vida en las regiones árticas, o en las orillas de un desierto absoluto. La tierra puede ser extremadamente fría o seca, y, sin embargo, habrá competencia entre algunas especies, o entre los individuos de la misma especie, por los lugares más calientes o más húmedos.

Imagen de Losing paradise?

viernes, 4 de enero de 2013

Más lucha y nuevas perogrulladas en el párrafo centésimo octavo de El Origen de las Especies

Hasta la semilla de judia viene armada para una lucha sin tregua, nos viene a decir el autor en este párrafo de espíritu belicoso. 108. The store of nutriment laid up within the seeds of many plants seems at first sight to have no sort of relation to other plants. But from the strong growth of young plants produced from such seeds, as peas and beans, when sown in the midst of long grass, it may be suspected that the chief use of the nutriment in the seed is to favour the growth of the seedlings, whilst struggling with other plants growing vigorously all around.   La provisión de alimento almacenada en las semillas de muchas plantas parece a primera vista que no tiene ninguna clase de relación con otras plantas; pero, por el activo crecimiento de las plantas jóvenes producidas por esta clase de semillas, como los guisantes y las judías, cuando se siembran entre hierba alta, puede sospecharse que la utilidad principal de este alimento en la semilla es favorecer el crecimiento de las plantitas mientras que están luchando con otras plantas que crecen vigorosamente a todo su alrededor.   Imagen: Ben Pea seedlings del Dept of Botany Wisconsin Univ.

jueves, 3 de enero de 2013

Un misterioso corolario en el párrafo centésimo séptimo de El Origen de las Especies

  El autor encuentra semejanza entre los dientes del tigre y los del parásito (sin especificar qué parasito) que se agarra a los pelos del tigre. También extiende dicha semejanza a la semilla del diente de león con las patas del escarabajo acuático. Una frase poética que requiere análisis psicológico es la siguiente:   But in the beautifully plumed seed of the dandelion, and in the flattened and fringed legs of the water-beetle, the relation seems at first confined to the elements of air and water.   Quizás se entienda major en verso:

 But in the beautifully plumed seed of the dandelion,  
and in the flattened and fringed legs of the water-beetle,
  the relation seems at first confined to the elements of air and water 




107. A corollary of the highest importance may be deduced from the foregoing remarks, namely, that the structure of every organic being is related, in the most essential yet often hidden manner, to that of all other organic beings, with which it comes into competition for food or residence, or from which it has to escape, or on which it preys. This is obvious in the structure of the teeth and talons of the tiger; and in that of the legs and claws of the parasite which clings to the hair on the tiger's body. But in the beautifully plumed seed of the dandelion, and in the flattened and fringed legs of the water-beetle, the relation seems at first confined to the elements of air and water. Yet the advantage of the plumed seeds no doubt stands in the closest relation to the land being already thickly clothed with other plants; so that the seeds may be widely distributed and fall on unoccupied ground. In the water-beetle, the structure of its legs, so well adapted for diving, allows it to compete with other aquatic insects, to hunt for its own prey, and to escape serving as prey to other animals.   Un corolario de la mayor importancia puede deducirse de las observaciones precedentes, y es que la estructura de todo ser orgánico está relacionada de modo esencialísimo, aunque frecuentemente oculto, con la de todos los otros seres orgánicos con que entra en competencia por el alimento o residencia, o de los que tiene que escapar, o de los que hace presa. Esto es evidente en la estructura de los dientes y garras del tigre y en la de las patas y garfios del parásito que se adhiere al pelo del cuerpo del tigre. Pero en la simiente, con lindo vilano, del diente de león y en las patas aplastadas y orladas de pelos del ditisco, la relación parece al pronto limitada a los elementos aire y agua. Sin embargo, la ventaja de las simientes con vilano se halla indudablemente en estrechísima relación con el estar la tierra cubierta ya densamente de otras plantas, pues las simientes pueden repartirse más lejos y caer en terreno no ocupado. En el ditisco, la estructura de sus patas, tan bien adaptadas para bucear, le permite competir con otros insectos acuáticos, cazar presas para él y escapar de servir de presa a otros animales.   Imagen de Animales completos

miércoles, 2 de enero de 2013

La lucha, será más rigurosa (o no) entre especies del mismo género en el párrafo centésimo sexto de El Origen de las Especies





Después de cinco párrafos que, aunque en principio se iban a dedicar a las complejas relaciones entre organismos, en buena medida se dedican a exaltar la importancia de la lucha, comienza una nueva sección, la última de éste capítulo dedicado a la Lucha por la Existencia, que se titula ahora La lucha por la vida es rigurosísima entre individuos y variedades de la misma especie. La lucha es más severa en la misma especie y también en especies del mismo género. Pero,… no siempre. Con su habitual ambigüedad el autor indica:



Como las especies de un mismo género tienen por lo común -aunque no, en modo alguno, constantemente- mucha semejanza en costumbres y constitución y siempre en estructura, la lucha, si entran en mutua competencia, será, en general, más rigurosa entre ellas, que entre especies de géneros distintos



Si entran en mutua competencia, la lucha será más rigurosa (en general, no siempre). Si no, no. Así concluimos este párrafo sabiamente:



pero probablemente en ningún caso podríamos decir con precisión por qué una especie ha vencido a otra en la gran batalla de la vida.



Y lo que es más importante: tampoco sabremos nada acerca de cómo se formaron cada una de las especies.







106.

As the species of the same genus usually have, though by no means invariably, much similarity in habits and constitution, and always in structure, the struggle will generally be more severe between them, if they come into competition with each other, than between the species of distinct genera. We see this in the recent extension over parts of the United States of one species of swallow having caused the decrease of another species. The recent increase of the mistle-thrush in parts of Scotland has caused the decrease of the song-thrush. How frequently we hear of one species of rat taking the place of another species under the most different climates! In Russia the small Asiatic cockroach has everywhere driven before it its great congener. In Australia the imported hive-bee is rapidly exterminating the small, stingless native bee. One species of charlock has been known to supplant another species; and so in other cases. We can dimly see why the competition should be most severe between allied forms, which fill nearly the same place in the economy of nature; but probably in no one case could we precisely say why one species has been victorious over another in the great battle of life.



Como las especies de un mismo género tienen por lo común -aunque no, en modo alguno, constantemente- mucha semejanza en costumbres y constitución y siempre en estructura, la lucha, si entran en mutua competencia, será, en general, más rigurosa entre ellas, que entre especies de géneros distintos. Vemos esto en la extensión reciente, por regiones de los Estados Unidos, de una especie de golondrina que ha causado disminución de otra especie. El reciente aumento del zorzal charlo en regiones de Escocia ha causado la disminución del zorzal común. ¡Con qué frecuencia oímos decir de una especie de rata que ha ocupado el lugar de otra especie en climas los más diferentes! En Rusia, la cucaracha pequeña asiática ha ido empujando ante sí por todas partes a su congénere grande. En Australia, la abeja común importada está exterminando rápidamente la abeja indígena, pequeña y sin aguijón. Se ha conocido una especie de mostaza suplantar a otra especie. Podemos entrever por qué tiene que ser severísima la competencia entre formas afines que ocupan exactamente el mismo lugar en la economía de la naturaleza; pero probablemente en ningún caso podríamos decir con precisión por qué una especie ha vencido a otra en la gran batalla de la vida.

martes, 1 de enero de 2013

Una pregunta sin responder en el párrafo centésimo quinto de El Origen de las Especies





La lucha se encuentra por doquier en la naturaleza. No obstante, entre individuos de la misma especie la lucha será más severa, dice el autor. Puede ser, .......Al menos este es el caso en la especie humana si no estaba equivocado Malthus. También entre variedades de trigo, nos viene a decir el autor en este párrafo. También en los guisantes y en las ovejas, la lucha omnipresente. Pero, un momento,.....¿Cuál de tantos ejemplos describe, o al menos tiene algo que ver con,  la aparición de una nueva especie?



105.

The dependency of one organic being on another, as of a parasite on its prey, lies generally between beings remote in the scale of nature. This is likewise sometimes the case with those which may strictly be said to struggle with each other for existence, as in the case of locusts and grass-feeding quadrupeds. But the struggle will almost invariably be most severe between the individuals of the same species, for they frequent the same districts, require the same food, and are exposed to the same dangers. In the case of varieties of the same species, the struggle will generally be almost equally severe, and we sometimes see the contest soon decided: for instance, if several varieties of wheat be sown together, and the mixed seed be resown, some of the varieties which best suit the soil or climate, or are naturally the most fertile, will beat the others and so yield more seed, and will consequently in a few years supplant the other varieties. To keep up a mixed stock of even such extremely close varieties as the variously coloured sweet-peas, they must be each year harvested separately, and the seed then mixed in due proportion, otherwise the weaker kinds will steadily decrease in number and disappear. So again with the varieties of sheep: it has been asserted that certain mountain-varieties will starve out other mountain-varieties, so that they cannot be kept together. The same result has followed from keeping together different varieties of the medicinal leech. It may even be doubted whether the varieties of any of our domestic plants or animals have so exactly the same strength, habits, and constitution, that the original proportions of a mixed stock (crossing being prevented) could be kept up for half-a-dozen generations, if they were allowed to struggle together, in the same manner as beings in a state of nature, and if the seed or young were not annually preserved in due proportion.



La dependencia de un ser orgánico respecto de otro, como la de un parásito respecto de su víctima, existe generalmente entre seres distantes en la escala de la naturaleza. En este caso están también a veces los seres de que puede decirse rigurosamente que luchan entre sí por la existencia, como en el caso de las diferentes especies de langosta y los cuadrúpedos herbívoros. Pero la lucha será casi siempre muy severa entre los individuos de la misma especie, pues frecuentan las mismas regiones, necesitan la misma comida y están expuestos a los mismos peligros. En el caso de variedades de la misma especie, la lucha será por lo general igualmente severa, y algunas veces vemos pronto decidida la contienda; por ejemplo: si se siembran juntas diferentes variedades de trigo y la simiente mezclada se siembra de nuevo, algunas de las variedades que mejor se acomoden al suelo y clima, o que sean naturalmente más fértiles, vencerán a las otras, y producirán así más simiente, y, en consecuencia, suplantarán en pocos años a las otras variedades. Para conservar un conjunto mezclado, aun cuando sea de variedades tan próximas como los guisantes de olor de diferentes colores, hay que recoger el fruto separadamente cada año y mezclar entonces las semillas en la proporción debida; de otro modo, las clases más débiles decrecerían en número invariablemente y desaparecerían. Lo mismo ocurre también con las variedades de ovejas; se ha afirmado que ciertas variedades de monte harían morir de hambre a otras variedades de monte, de modo que no se les puede tener juntas. El mismo resultado ha ocurrido por tener juntas diferentes variedades de la sanguijuela medicinal. Hasta puede dudarse si las variedades de alguna de las plantas o animales domésticos tienen tan exactamente las mismas fuerza, costumbres y constitución que pudieran conservarse por media docena de generaciones las proporciones primitivas de un conjunto mezclado -estando evitado el cruzamiento-, si se les permitiese luchar entre sí, del mismo modo que los seres en estado natural, y si las semillas o crías no fuesen conservadas anualmente en la debida proporción.



Imagen: Tarasca. Del blog Cuentos de hadas

lunes, 31 de diciembre de 2012

Combate, un poema oculto entre los árboles en el párrafo centésimo cuarto de El Origen de las Especies


Este párrafo, de haber estado en verso, podría haber ganado, por su alto contenido lírico, un concurso de poemas. Veamos:

Su título, sin duda: Struggle:
What a struggle must have gone on during long centuries
between the several kinds of trees,
each annually scattering its seeds by the thousand;
what war between insect and insect
between insects, snails, and other animals with birds and beasts of prey
all striving to increase, all feeding on each other,
or on the trees, their seeds and seedlings,
or on the other plants which first clothed the ground
and thus checked the growth of the trees.

Throw up a handful of feathers,
and all fall to the ground according to definite laws;
but how simple is the problem
where each shall fall compared to that of the action and reaction
of the innumerable plants and animals which have determined,
in the course of centuries, the proportional numbers and kinds of trees
now growing on the old Indian ruins!
Poema: Lucha por Charles Darwin. Traducción: Google translate. Advertencia: El poema pierde parte de su calidad literaria por la traducción. Se recomienda leerlo en inglés. El contenido científico es, en ambos casos, dudoso.
¡Qué lucha debe de haberse efectuado durante largos siglos
entre las diferentes especies de árboles
esparciendo cada uno sus semillas por millares!
¡Qué guerra entre insectos e insectos,
entre insectos, caracoles y otros animales
y las aves y mamíferos de presa, esforzándose todos por aumentar,
alimentándose todos unos de otros, o de los árboles,
sus semillas y pimpollos, o de otras plantas que cubrieron antes el suelo
e impidieron así el crecimiento de los árboles!
Échese al aire un puñado de plumas,
y todas caen al suelo, según leyes definidas;
pero ¡qué sencillo es el problema de cómo caerá cada una
comparado con el de la acción y reacción de las innumerables plantas y animales
que han determinado en el transcurso de siglos
los números proporcionales y las clases de árboles
que crecen actualmente en las antiguas ruinas indias!

104.
In the case of every species, many different checks, acting at different periods of life, and during different seasons or years, probably come into play; some one check or some few being generally the most potent, but all will concur in determining the average number, or even the existence of the species. In some cases it can be shown that widely-different checks act on the same species in different districts. When we look at the plants and bushes clothing an entangled bank, we are tempted to attribute their proportional numbers and kinds to what we call chance. But how false a view is this! Every one has heard that when an American forest is cut down, a very different vegetation springs up; but it has been observed that ancient Indian ruins in the Southern United States, which must formerly have been cleared of trees, now display the same beautiful diversity and proportion of kinds as in the surrounding virgin forests. What a struggle must have gone on during long centuries between the several kinds of trees, each annually scattering its seeds by the thousand; what war between insect and insect—between insects, snails, and other animals with birds and beasts of prey—all striving to increase, all feeding on each other, or on the trees, their seeds and seedlings, or on the other plants which first clothed the ground and thus checked the growth of the trees. Throw up a handful of feathers, and all fall to the ground according to definite laws; but how simple is the problem where each shall fall compared to that of the action and reaction of the innumerable plants and animals which have determined, in the course of centuries, the proportional numbers and kinds of trees now growing on the old Indian ruins!

En cada especie probablemente entran en juego muchos obstáculos diferentes, obrando en diferentes períodos de la vida y durante diferentes estaciones o años, siendo por lo general un obstáculo, o unos pocos, los más poderosos, pero concurriendo todos a determinar el promedio de individuos y aun la existencia de la especie. En algunos casos puede demostrarse que obstáculos muy diferentes actúan sobre la misma especie en diferentes regiones. Cuando contemplamos las plantas y arbustos que cubren una intrincada ladera estamos tentados de atribuir sus clases y número relativo a lo que llamamos casualidad. Pero ¡cuán errónea opinión es ésta! Todo el mundo ha oído que cuando se desmonta un bosque americano surge una vegetación muy diferente; pero se ha observado que las antiguas ruinas de los indios en los Estados Unidos del Sur, que debieron de estar antiguamente desembarazadas de árboles, muestran ahora la misma diversidad y proporción de especies que la selva virgen que los rodea. ¡Qué lucha debe de haberse efectuado durante largos siglos entre las diferentes especies de árboles esparciendo cada uno sus semillas por millares! ¡Qué guerra entre insectos e insectos, entre insectos, caracoles y otros animales y las aves y mamíferos de presa, esforzándose todos por aumentar, alimentándose todos unos de otros, o de los árboles, sus semillas y pimpollos, o de otras plantas que cubrieron antes el suelo e impidieron así el crecimiento de los árboles! Échese al aire un puñado de plumas, y todas caen al suelo, según leyes definidas; pero ¡qué sencillo es el problema de cómo caerá cada una comparado con el de la acción y reacción de las innumerables plantas y animales que han determinado en el transcurso de siglos los números proporcionales y las clases de árboles que crecen actualmente en las antiguas ruinas indias!

Imagen de La hora bruja, acompaña al poema titulado Aguantaba sin fuerzas la pelea

domingo, 30 de diciembre de 2012

Los abejorros, el trébol rojo y otras complejas relaciones que no guardan ningún parecido con la experiencia en la granja en el párrafo centésimo tercero de El Origen de las Especies

Tan interesantes encuentra el autor estas relaciones entre distintas especies que parece imposible que sea el mismo quien ha propuesto la variación de los animales de granja como ejemplo para estudiar la evolución. En estado natural los gatos influyen sobre los ratones, los ratones sobre los abejorros, los abejorros sobre el trébol. La vida en las condiciones de cautividad no tiene nada que ver con la vida en la naturaleza y la importancia dada a la variación en estado doméstico sólo se explica volviendo a leer un fragmento del párrafo anterior:   Sin embargo, tan profunda es nuestra ignorancia y tan grande nuestra presunción, que nos maravillamos cuando oímos hablar de la extinción de un ser orgánico, y, como no vemos la causa, invocamos cataclismos para desolar la tierra o inventamos leyes sobre la duración de la vida.      



103.
I am tempted to give one more instance showing how plants and animals, remote in the scale of nature, are bound together by a web of complex relations. I shall hereafter have occasion to show that the exotic Lobelia fulgens is never visited in my garden by insects, and consequently, from its peculiar structure, never sets a seed. Nearly all our orchidaceous plants absolutely require the visits of insects to remove their pollen-masses and thus to fertilise them. I find from experiments that humble-bees are almost indispensable to the fertilisation of the heartsease (Viola tricolor), for other bees do not visit this flower. I have also found that the visits of bees are necessary for the fertilisation of some kinds of clover; for instance twenty heads of Dutch clover (Trifolium repens) yielded 2,290 seeds, but twenty other heads, protected from bees, produced not one. Again, 100 heads of red clover (T. pratense) produced 2,700 seeds, but the same number of protected heads produced not a single seed. Humble bees alone visit red clover, as other bees cannot reach the nectar. It has been suggested that moths may fertilise the clovers; but I doubt whether they could do so in the case of the red clover, from their weight not being sufficient to depress the wing petals. Hence we may infer as highly probable that, if the whole genus of humble-bees became extinct or very rare in England, the heartsease and red clover would become very rare, or wholly disappear. The number of humble-bees in any district depends in a great measure upon the number of field-mice, which destroy their combs and nests; and Colonel Newman, who has long attended to the habits of humble-bees, believes that "more than two-thirds of them are thus destroyed all over England." Now the number of mice is largely dependent, as every one knows, on the number of cats; and Colonel Newman says, "Near villages and small towns I have found the nests of humble-bees more numerous than elsewhere, which I attribute to the number of cats that destroy the mice." Hence it is quite credible that the presence of a feline animal in large numbers in a district might determine, through the intervention first of mice and then of bees, the frequency of certain flowers in that district!


Estoy tentado de dar un ejemplo más, que muestre cómo plantas y animales muy distantes en la escala de la naturaleza están unidos entre sí por un tejido de complejas relaciones. Más adelante tendré ocasión de mostrar que la planta exótica Lobelia fulgens nunca es visitada en mi jardín por los insectos, y que, por consiguiente, a causa de su peculiar estructura, jamás produce ni una semilla. Casi todas nuestras plantas orquídeas requieren absolutamente visitas de insectos que trasladen sus masas polínicas y de este modo las fecunden. He averiguado por experimentos que los abejorros son casi indispensables para la fecundación del pensamiento (Viola tricolor), pues otros himenópteros no visitan esta flor. También he encontrado que las visitas de los himenópteros son necesarias para la fecundación de algunas clases de trébol; por ejemplo, 20 cabezas de trébol blanco (Trifolium repens) produjeron 2.290 semillas, pero otras 20 cabezas resguardadas de los himenópteros no produjeron ni una. Además, 100 cabezas de trébol rojo (T. pratense) produjeron 2.700 semillas, pero el mismo número de cabezas resguardadas no produjo ni una sola semilla. Sólo los abejorros visitan el trébol rojo, pues los otros himenópteros no pueden alcanzar al néctar. Se ha indicado que las mariposas pueden fecundar los tréboles; pero dudo cómo podrían hacerlo en el caso del trébol rojo, pues su peso no es suficiente para deprimir los pétalos llamados alas. De aquí podemos deducir como sumamente probable que si todo el género de los abejorros llegase a extinguirse o a ser muy raro en Inglaterra, los pensamientos y el trébol rojo desaparecerían por completo. El número de abejorros en una comarca depende en gran medida del número de ratones de campo, que destruyen sus nidos, y el coronel Newman, que ha prestado mucha atención a la vida de los abejorros, cree que «más de dos terceras partes de ellos son destruídos así en toda Inglaterra». Ahora bien: el número de ratones depende mucho, como todo el mundo sabe, del número de gatos, y el coronel Newman dice: «Junto, a las aldeas y poblaciones pequeñas he encontrado los nidos de abejorros en mayor número que en cualquier otra parte, lo que atribuyo al número de gatos que destruyen a los ratones.» Por consiguiente, es completamente verosímil que la presencia de un felino muy abundante en una comarca pueda determinar, mediante la intervención primero de los ratones y luego de los himenópteros, la frecuencia de determinadas flores en el distrito.

sábado, 29 de diciembre de 2012

En el párrafo centésimo segundo de El Origen de las Especies informan Félix de Azara y Rengger de una mosca del Paraguay que pone los huevos en el ombligo del ganado




Sigue el autor empeñado en hablar de luchas y batallas para explicar las complejas relaciones entre organismos y los cuatro párrafos dedicados a las complejas relaciones están llenos de expresiones de éste tipo:

Batallas tras batallas han de repetirse continuamente con diferente éxito,

Al final del párrafo una confesión que hay que interpretar literalmente:

Nevertheless, so profound is our ignorance, and so high our  presumption, that we marvel when we hear of the extinction of an organic  being; and as we do not see the cause, we invoke cataclysms to desolate  the world, or invent laws on the duration of the forms of life!

Sin embargo, tan profunda es nuestra ignorancia y tan grande nuestra  presunción, que nos maravillamos cuando oímos hablar de la extinción de  un ser orgánico, y, como no vemos la causa, invocamos cataclismos para  desolar la tierra o inventamos leyes sobre la duración de la vida.









102.

Here we see that cattle absolutely determine the existence of the Scotch fir; but in several parts of the world insects determine the existence of cattle. Perhaps Paraguay offers the most curious instance of this; for here neither cattle nor horses nor dogs have ever run wild, though they swarm southward and northward in a feral state; and Azara and Rengger have shown that this is caused by the greater number in Paraguay of a certain fly, which lays its eggs in the navels of these animals when first born. The increase of these flies, numerous as they are, must be habitually checked by some means, probably by other parasitic insects. Hence, if certain insectivorous birds were to decrease in Paraguay, the parasitic insects would probably increase; and this would lessen the number of the navel-frequenting flies—then cattle and horses would become feral, and this would certainly greatly alter (as indeed I have observed in parts of South America) the vegetation: this again would largely affect the insects; and this, as we have just seen in Staffordshire, the insectivorous birds, and so onwards in ever-increasing circles of complexity. Not that under nature the relations will ever be as simple as this. Battle within battle must be continually recurring with varying success; and yet in the long-run the forces are so nicely balanced that the face of nature remains for long periods of time uniform, though assuredly the merest trifle would give the victory to one organic being over another. Nevertheless, so profound is our ignorance, and so high our presumption, that we marvel when we hear of the extinction of an organic being; and as we do not see the cause, we invoke cataclysms to desolate the world, or invent laws on the duration of the forms of life!



Vemos aquí que el ganado determina en absoluto la existencia del pino; pero en diferentes regiones del mundo los insectos determinan la existencia del ganado. Quizá el Paraguay ofrece el ejemplo más curioso de esto, pues allí, ni el ganado vacuno, ni los caballos, ni los perros se han hecho nunca cimarrones, a pesar de que al norte y al sur abundan en estado salvaje, y Azara y Rengger han demostrado que esto es debido a ser más numerosa en el Paraguay cierta mosca que pone sus huevos en el ombligo de estos animales cuando acaban de nacer. El aumento de estas moscas, con ser numerosas como lo son, debe de estar habitualmente contenido de varios modos, probablemente por otros insectos parásitos. De aquí que si ciertas aves insectívoras disminuyesen en el Paraguay, los insectos parásitos probablemente aumentarían, y esto haría disminuir el número de las moscas del ombligo; entonces el ganado vacuno y los caballos llegarían a hacerse salvajes, lo cual, sin duda, alteraría mucho la vegetación, como positivamente lo he observado en regiones de América del Sur; esto, además, influiría mucho en los insectos, y esto -como acabamos de ver en Staffordshire- en las aves insectívoras, y así, progresivamente, en círculos de complejidad siempre creciente. No quiero decir que en la naturaleza las relaciones sean siempre tan sencillas como éstas. Batallas tras batallas han de repetirse continuamente con diferente éxito, y, sin embargo, tarde o temprano, las fuerzas quedan tan perfectamente equilibradas, que el aspecto del mundo permanece uniforme durante largos períodos de tiempo, a pesar de que la cosa más insignificante daría la victoria a un ser orgánico sobre otro. Sin embargo, tan profunda es nuestra ignorancia y tan grande nuestra presunción, que nos maravillamos cuando oímos hablar de la extinción de un ser orgánico, y, como no vemos la causa, invocamos cataclismos para desolar la tierra o inventamos leyes sobre la duración de la vida.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Relaciones complejas y visita a un brezal grande y estéril en la hacienda de un pariente en el párrafo centésimo primero de El Origen de las Especies

  Comienza una nueva sección titulada “Relaciones Complejas de todos los animales y plantas entre sí en la lucha por la supervivencia”. De manera irónica va a tratar el autor de tema tan importante para el Origen de las Especies en tan sólo cuatro párrafos. De manera irónica porque todo el primer capítulo, dedicado a la variación en cautividad está escrito sin tener en consideración que precisamente en cautividad, se altera toda esta complejidad que ahora pretende resumir en cuatro párrafos. Metidos en lucha, ya el título indica que en dichas relaciones lo principal es la lucha. Es decir que contrariamente a lo que podríamos esperar, no es la lucha parte de tales relaciones, sino al contrario, toda relación entre plantas y animales, sea de la naturaleza que sea está encaminada a la lucha.      

101.
Many cases are on record showing how complex and unexpected are the checks and relations between organic beings, which have to struggle together in the same country. I will give only a single instance, which, though a simple one, interested me. In Staffordshire, on the estate of a relation, where I had ample means of investigation, there was a large and extremely barren heath, which had never been touched by the hand of man; but several hundred acres of exactly the same nature had been enclosed twenty-five years previously and planted with Scotch fir. The change in the native vegetation of the planted part of the heath was most remarkable, more than is generally seen in passing from one quite different soil to another: not only the proportional numbers of the heath-plants were wholly changed, but twelve species of plants (not counting grasses and carices) flourished in the plantations, which could not be found on the heath. The effect on the insects must have been still greater, for six insectivorous birds were very common in the plantations, which were not to be seen on the heath; and the heath was frequented by two or three distinct insectivorous birds. Here we see how potent has been the effect of the introduction of a single tree, nothing whatever else having been done, with the exception of the land having been enclosed, so that cattle could not enter. But how important an element enclosure is, I plainly saw near Farnham, in Surrey. Here there are extensive heaths, with a few clumps of old Scotch firs on the distant hill-tops: within the last ten years large spaces have been enclosed, and self-sown firs are now springing up in multitudes, so close together that all cannot live. When I ascertained that these young trees had not been sown or planted I was so much surprised at their numbers that I went to several points of view, whence I could examine hundreds of acres of the unenclosed heath, and literally I could not see a single Scotch fir, except the old planted clumps. But on looking closely between the stems of the heath, I found a multitude of seedlings and little trees, which had been perpetually browsed down by the cattle. In one square yard, at a point some hundred yards distant from one of the old clumps, I counted thirty-two little trees; and one of them, with twenty-six rings of growth, had, during many years tried to raise its head above the stems of the heath, and had failed. No wonder that, as soon as the land was enclosed, it became thickly clothed with vigorously growing young firs. Yet the heath was so extremely barren and so extensive that no one would ever have imagined that cattle would have so closely and effectually searched it for food.

Muchos casos se han registrado que muestran lo complejo e inesperado de los obstáculos y relaciones entre los seres orgánicos que tienen que luchar entre sí en el mismo país. Daré únicamente un solo ejemplo, que, aunque sencillo, me interesó en Staffordshire, en la hacienda de un pariente, donde tenía abundantes medios de investigación. Había un brezal grande y sumamente estéril, que no había sido tocado por la mano del hombre; pero varios acres, exactamente de la misma naturaleza, habían sido cercados veinticinco años antes y plantados de pino silvestre. El cambio en la vegetación espontánea de la parte plantada del brezal era muy notable, más de lo que se ve generalmente, al pasar de un terreno a otro completamente diferente: no sólo el número relativo de las plantas de brezo variaba por completo, sino que doce especies de plantas -sin contar las gramíneas y los carex- que no podían encontrarse en el brezal florecían en las plantaciones. El efecto en los insectos debió haber sido mayor, pues seis aves insectívoras que no se podían encontrar en el brezal eran muy comunes en las plantaciones, y el brezal era frecuentado por dos o tres aves insectívoras distintas. Vemos aquí qué poderoso ha sido el efecto de la introducción de un solo árbol, no habiéndose hecho otra cosa más, excepto el haber cercado la tierra de modo que no pudiese entrar el ganado. Pero cuán importante elemento es el cercado lo vi claramente cerca de Farnham, en Surrey. Hay allí grandes brezales con algunos grupos de viejos pinos silvestres en las apartadas cimas de los cerros; en los últimos diez años han sido cercados grandes espacios, y multitud de pinos sembrados naturalmente están creciendo tan densos, que no pueden vivir todos. Cuando me cercioré de que estos arbolitos no habían sido sembrados ni plantados quedé tan sorprendido, por su número, que fui a situarme en diferentes puntos de vista, desde donde pude observar centenares de acres del brezal no cercado, y no pude, literalmente, ver un solo pino silvestre, excepto los grupos viejos plantados; pero examinando atentamente entre los tallos de los brezos, encontré una multitud de plantitas y arbolitos que habían sido continuamente rozados por el ganado vacuno. En una yarda cuadrada, en un sitio distante unas cien yardas de uno de los grupos viejos de pinos, conté veintidós arbolillos, y uno de ellos, con veintiséis anillos de crecimiento, había durante varios años intentado levantar su copa por encima de los tallos del brezo y no lo había conseguido. No es de extrañar que, tan pronto como la tierra estaba cerrada, se encontrase densamente revestida de jóvenes abetos en crecimiento vigoroso. Sin embargo, el brezal era tan extremadamente árido y extenso por lo que nadie hubiera imaginado que el ganado lo hubiera tan estrechamente y eficazmente buscado para el alimento.
Imagen: Brezal, tomada de Almanaque natural.

jueves, 27 de diciembre de 2012

El autor anuncia la pérdida de su simiente en el párrafo centésimo de El Origen de las Especies





El autor ve enemigos por todas partes en una muestra de personificación o antropomorfismo que se asemeja un poco a la paranoia:

On the other hand, in many cases, a large stock of individuals of  the same species, relatively to the numbers of its enemies, is  absolutely necessary for its preservation.

Por el contrario, en muchos casos, una gran cantidad de individuos  de la misma especie, en relación con el número de sus enemigos, es  absolutamente necesaria para su conservación.

Además, parece indicar que una planta sola no puede existir y que allá donde las condiciones son favorables para que exista una planta, lo son para que exista una multitud, no obstante carece de ejemplos y su razonamiento que, como de costumbre es ambiguo, se torna particularmente confuso al decir:



He de añadir que los buenos efectos del cruzamiento y los malos efectos de la unión entre individuos parientes próximos, indudablemente entran en juego en muchos de estos casos; pero no quiero extenderme aquí sobre este asunto.

Admite explicaciones que no explican nada, por ejemplo la siguiente:

This view of the necessity of a large stock of the same species for  its preservation, explains, I believe, some singular facts in nature  such as that of very rare plants being sometimes extremely abundant, in  the few spots where they do exist; and that of some social plants being  social, that is abounding in individuals, even on the extreme verge of  their range. For in such cases, we may believe, that a plant could exist only  where the conditions of its life were so favourable that many could  exist together, and thus save the species from utter destruction

Esta opinión de la necesidad de una gran cantidad de individuos de  la misma especie para su conservación explica, creo yo, algunos hechos  extraños en estado natural, como el de que plantas muy raras sean  algunas veces sumamente abundantes en los pocos manchones donde existen,  y el de que algunas plantas sociales sean sociales -esto es, abundantes  en individuos- aun en el límite extremo de su área de dispersión. Pues  en estos casos podemos creer que una planta pudo vivir solamente donde  las condiciones de su vida fueron tan favorables que muchas pudieron  vivir juntas y salvar de este modo la especie de una destrucción total.








100.

On the other hand, in many cases, a large stock of individuals of the same species, relatively to the numbers of its enemies, is absolutely necessary for its preservation. Thus we can easily raise plenty of corn and rape-seed, etc., in our fields, because the seeds are in great excess compared with the number of birds which feed on them; nor can the birds, though having a superabundance of food at this one season, increase in number proportionally to the supply of seed, as their numbers are checked during the winter; but any one who has tried knows how troublesome it is to get seed from a few wheat or other such plants in a garden; I have in this case lost every single seed. This view of the necessity of a large stock of the same species for its preservation, explains, I believe, some singular facts in nature such as that of very rare plants being sometimes extremely abundant, in the few spots where they do exist; and that of some social plants being social, that is abounding in individuals, even on the extreme verge of their range. For in such cases, we may believe, that a plant could exist only where the conditions of its life were so favourable that many could exist together, and thus save the species from utter destruction. I should add that the good effects of intercrossing, and the ill effects of close interbreeding, no doubt come into play in many of these cases; but I will not here enlarge on this subject.



Por el contrario, en muchos casos, una gran cantidad de individuos de la misma especie, en relación con el número de sus enemigos, es absolutamente necesaria para su conservación. Así podemos fácilmente obtener en los campos gran cantidad de trigo, de simiente de colza, etc., porque las simientes están en gran exceso en comparación con el número de pájaros que se alimentan de ellas, y no pueden los pájaros, a pesar de tener una superabundancia de comida en esta estación del año, aumentar en número proporcionalmente a la cantidad de simientes, porque su número fue limitado durante el invierno; pero cualquiera que tenga experiencia sabe cuán penoso es llegar a obtener simiente de un poco de trigo o de otras plantas semejantes en un jardín; en este caso yo he perdido todos los granos que sembré solos. Esta opinión de la necesidad de una gran cantidad de individuos de la misma especie para su conservación explica, creo yo, algunos hechos extraños en estado natural, como el de que plantas muy raras sean algunas veces sumamente abundantes en los pocos manchones donde existen, y el de que algunas plantas sociales sean sociales -esto es, abundantes en individuos- aun en el límite extremo de su área de dispersión, pues en estos casos podemos creer que una planta pudo vivir solamente donde las condiciones de su vida fueron tan favorables que muchas pudieron vivir juntas y salvar de este modo la especie de una destrucción total. He de añadir que los buenos efectos del cruzamiento y los malos efectos de la unión entre individuos parientes próximos, indudablemente entran en juego en muchos de estos casos; pero no quiero extenderme aquí sobre este asunto.



Imagen: Portada de un libro que dice ser para niños tomada del blog de su autor

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Más ejemplos de lucha por la existencia, pero ninguno de formación de especies en el párrafo nonagésimo noveno de El origen de las Especies




Al aumentar mucho el número de individuos de una población surgen epidemias y epizootias. El parásito lucha, ¿cómo no? con la víctima y viene a dar la razón a la importancia de la lucha en la naturaleza. La lucha está por doquier. La aparición de una especie nueva ni se menciona. Una explicación, menos.    

99.
When a species, owing to highly favourable circumstances, increases inordinately in numbers in a small tract, epidemics—at least, this seems generally to occur with our game animals—often ensue; and here we have a limiting check independent of the struggle for life. But even some of these so-called epidemics appear to be due to parasitic worms, which have from some cause, possibly in part through facility of diffusion among the crowded animals, been disproportionally favoured: and here comes in a sort of struggle between the parasite and its prey.

Cuando una especie, debido a circunstancias favorables, aumenta extraordinariamente en número en una pequeña comarca, sobrevienen frecuentemente epizootias -por lo menos, esto parece ocurrir generalmente con nuestros animales de caza-, y tenemos aquí un obstáculo limitante independiente de la lucha por la vida. Pero algunas de las llamadas epizootias parece que son debidas a gusanos parásitos que por alguna causa -quizá, en parte, por la facilidad de difusión entre los animales aglomerados- han sido desproporcionadamente favorecidos, y en este caso se presenta una especie de lucha entre el parásito y su presa.

martes, 25 de diciembre de 2012

Papel del clima en la lucha por la existencia: una especie de conclusión en el párrafo nonagésimo octavo de El Origen de las Especies





Seguimos leyendo pacientemente este arduo tercer capítulo de OSMNS. Cierto es que el clima favorece a unas especies y perjudica a otras como se nos dice ahora. Algunas podrán hasta incluso ser destruidas en su totalidad.  Ahora bien, ¿cómo hará el clima para crear una nueva especie? Permaneceremos en la duda.


98.

That climate acts in main part indirectly by favouring other species we clearly see in the prodigious number of plants which in our gardens can perfectly well endure our climate, but which never become naturalised, for they cannot compete with our native plants nor resist destruction by our native animals.



Que el clima obra sobre todo indirectamente, favoreciendo a otras especies, lo vemos claramente en el prodigioso número de plantas que en los jardines pueden soportar perfectamente nuestro clima, pero que nunca llegan a naturalizarse, porque no pueden competir con nuestras plantas indígenas ni resistir la destrucción de que son objeto por parte de nuestros animales indígenas.

Imagen: REal Jardín Botánico de Madrid. Tomada de esMadrid.com

lunes, 24 de diciembre de 2012

La acción del clima en la lucha por la existencia en el párrafo nonagésimo séptimo de El Origen de las Especies

  No sólo el comerse unos a otros explica cómo evolucionan las poblaciones, también el clima interviene, puesto que si hace frío, hay menos alimento y más necesidad de comerse unos a otros. Esto, que bien explica el proceso de dinámica poblacional, poco tiene que ver con el origen de las especies. Pero además resulta que el clima es un estímulo para la lucha. Más al bajar que al subir una montaña, creo haber entendido.    


  97. Climate plays an important part in determining the average numbers of a species, and periodical seasons of extreme cold or drought seem to be the most effective of all checks. I estimated (chiefly from the greatly reduced numbers of nests in the spring) that the winter of 1854-5 destroyed four-fifths of the birds in my own grounds; and this is a tremendous destruction, when we remember that ten per cent. is an extraordinarily severe mortality from epidemics with man. The action of climate seems at first sight to be quite independent of the struggle for existence; but in so far as climate chiefly acts in reducing food, it brings on the most severe struggle between the individuals, whether of the same or of distinct species, which subsist on the same kind of food. Even when climate, for instance, extreme cold, acts directly, it will be the least vigorous individuals, or those which have got least food through the advancing winter, which will suffer the most. When we travel from south to north, or from a damp region to a dry, we invariably see some species gradually getting rarer and rarer, and finally disappearing; and the change of climate being conspicuous, we are tempted to attribute the whole effect to its direct action. But this is a false view; we forget that each species, even where it most abounds, is constantly suffering enormous destruction at some period of its life, from enemies or from competitors for the same place and food; and if these enemies or competitors be in the least degree favoured by any slight change of climate, they will increase in numbers; and as each area is already fully stocked with inhabitants, the other species must decrease. When we travel southward and see a species decreasing in numbers, we may feel sure that the cause lies quite as much in other species being favoured, as in this one being hurt. So it is when we travel northward, but in a somewhat lesser degree, for the number of species of all kinds, and therefore of competitors, decreases northward; hence in going northward, or in ascending a mountain, we far oftener meet with stunted forms, due to the DIRECTLY injurious action of climate, than we do in proceeding southward or in descending a mountain. When we reach the Arctic regions, or snow-capped summits, or absolute deserts, the struggle for life is almost exclusively with the elements.    


El clima desempeña un papel importante en determinar el promedio de individuos de una especie, y las épocas periódicas de frío o sequedad extremos parecen ser el más eficaz de todos los obstáculos para el aumento de individuos. Calculé -principalmente por el número reducidísimo de nidos en la primavera- que el invierno de 1854-5 había destruido cuatro quintas partes de los pájaros en mi propia finca, y ésta es una destrucción enorme cuando recordamos que el diez por ciento es una mortalidad sumamente grande en las epidemias del hombre. La acción del clima parece, a primera vista, por completo independiente de la lucha por la existencia; pero en tanto en cuanto el clima obra principalmente reduciendo el alimento, lleva a la más severa lucha entre los individuos, ya de la misma especie, ya de especies distintas, que viven de la misma clase de alimento. Aun en los casos en que el clima, por ejemplo, extraordinariamente frío, obra directamente, los individuos que sufrirán más serán los menos vigorosos o los que hayan conseguido menos alimento al ir avanzando el invierno. Cuando viajamos de Sur a Norte, o de una región húmeda a otra seca, vemos invariablemente que algunas especies van siendo gradualmente cada vez más raras, y por fin desaparecen; y, como el cambio de clima es visible, nos vemos tentados de atribuir todo el efecto a su acción directa. Pero ésta es una idea errónea; olvidamos que cada especie, aun donde abunda más, está sufriendo constantemente enorme destrucción en algún período de su vida, a causa de enemigos o de competidores por el mismo lugar y alimento; y si estos enemigos o competidores son favorecidos, aun en el menor grado, por un ligero cambio de clima, aumentarán en número y, como cada área está ya completamente provista de habitantes, las otras especies tendrán que disminuir. Cuando viajamos hacia el Sur y vemos una especie decrecer en número podemos estar seguros de que la causa estriba exactamente lo mismo en que otras especies son favorecidas como en que aquélla es perjudicada. Lo mismo ocurre cuando viajamos hacia el Norte, pero en grado algo menor, porque el número de especies de todas clases, y, por consiguiente, de competidores, decrece hacia el Norte; de aquí que, yendo hacia el Norte o subiendo a una montaña, nos encontramos con mucho mayor frecuencia con formas desmedradas, debidas a la acción directamente perjudicial del clima, de lo que ocurriría yendo hacia el sur o descendiendo de una montaña. Cuando llegamos a las regiones árticas, o cumbres cubiertas de nieve o desiertos absolutos, la lucha por la vida es casi exclusivamente con los elementos.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Comer o ser comido en el párrafo nonagésimo sexto de El Origen de las Especies





Comer o ser comido, el principio maltusiano que rige la obra se expresa aquí con claridad meridiana. La relación entre ambas acciones explica tanto el número de elefantes como el de perdices. Todo ello está muy bien pero parece algo tosco para pasar por teoría científica que pretenda explicar la formación de especie alguna, si bien muy útil y rentable para poner la ciencia en manos del capital:  Un párrafo clave para quien se interese en conocer los orígenes históricos de la sociedad actual.





96.

The amount of food for each species, of course, gives the extreme limit to which each can increase; but very frequently it is not the obtaining food, but the serving as prey to other animals, which determines the average number of a species. Thus, there seems to be little doubt that the stock of partridges, grouse, and hares on any large estate depends chiefly on the destruction of vermin. If not one head of game were shot during the next twenty years in England, and, at the same time, if no vermin were destroyed, there would, in all probability, be less game than at present, although hundreds of thousands of game animals are now annually shot. On the other hand, in some cases, as with the elephant, none are destroyed by beasts of prey; for even the tiger in India most rarely dares to attack a young elephant protected by its dam.





La cantidad de alimento para cada especie señala naturalmente el límite extremo a que cada especie puede llegar; pero con mucha frecuencia, lo que determina el promedio numérico de una especie no es el obtener alimento, sino el servir de presa a otros animales. Así, parece que apenas hay duda de que la cantidad de perdices y liebres en una gran hacienda depende principalmente de la destrucción de las alimañas. Si durante los próximos veinte años no se matase en Inglaterra ni una pieza de caza, y si, al mismo tiempo, no fuese destruida ninguna alimaña, habría, según toda probabilidad, menos caza que ahora, aun cuando actualmente se matan cada año centenares de miles de piezas. Por el contrario, en algunos casos, como el del elefante, ningún individuo es destruido por animales carnívoros, pues aun el tigre en la India rarísima vez se atreve a atacar a un elefante pequeño protegido por su madre.



Imagen del blog Pensaments

sábado, 22 de diciembre de 2012

Sobre el sufrimiento vegetal y por fin, un experimento de Darwin en el párrafo nonagésimo quinto de El Origen de las Especies



Comienza una serie de seis párrafos dedicada a la naturaleza de los obstáculos para el aumento. Para investigar por sí mismo la naturaleza de tales obstáculos el autor ha limpiado una parcela de tierra en su granja. Ha contado las semillas y ha visto que de 357, nada menos que 295 fueron destruidas, principalmente por babosas e insectos.

Similares experimentos hechos con césped le permiten dar por firmemente asentados sus principios maltusianos y seguir hablando de lucha y competición.



Además el autor se extiende sobre el sufrimiento, la lucha y la competición entre vegetales, conceptos todos ellos que, si bien  hoy han logrado amplia extensión y difusión, son de nulo contenido científico y no aportan nada para entender la cuestión que nos ocupa, es decir, el origen de las especies.


NATURE OF THE CHECKS TO INCREASE.



95.

The causes which check the natural tendency of each species to increase are most obscure. Look at the most vigorous species; by as much as it swarms in numbers, by so much will it tend to increase still further. We know not exactly what the checks are even in a single instance. Nor will this surprise any one who reflects how ignorant we are on this head, even in regard to mankind, although so incomparably better known than any other animal. This subject of the checks to increase has been ably treated by several authors, and I hope in a future work to discuss it at considerable length, more especially in regard to the feral animals of South America. Here I will make only a few remarks, just to recall to the reader's mind some of the chief points. Eggs or very young animals seem generally to suffer most, but this is not invariably the case. With plants there is a vast destruction of seeds, but from some observations which I have made it appears that the seedlings suffer most from germinating in ground already thickly stocked with other plants. Seedlings, also, are destroyed in vast numbers by various enemies; for instance, on a piece of ground three feet long and two wide, dug and cleared, and where there could be no choking from other plants, I marked all the seedlings of our native weeds as they came up, and out of 357 no less than 295 were destroyed, chiefly by slugs and insects. If turf which has long been mown, and the case would be the same with turf closely browsed by quadrupeds, be let to grow, the more vigorous plants gradually kill the less vigorous, though fully grown plants; thus out of twenty species grown on a little plot of mown turf (three feet by four) nine species perished, from the other species being allowed to grow up freely.



Las causas que contienen la tendencia natural de cada especie al aumento son obscurísimas. Consideremos la especie más vigorosa: cuanto mayor sea su número, tanto más tenderá a aumentar todavía. No sabemos exactamente cuáles sean los obstáculos, ni siquiera en un solo caso. Y no sorprenderá esto a nadie que reflexione cuán ignorantes somos en este punto, aun en lo que se refiere a la humanidad, a pesar de que está tan incomparablemente mejor conocida que cualquier otro animal. Este asunto de los obstáculos al aumento ha sido competentemente tratado por varios autores, y espero discutirlo con considerable extensión en una obra futura, especialmente en lo que se refiere a los animales salvajes de América del Sur. Aquí haré sólo algunas observaciones, nada más que para recordar al lector algunos de los puntos capitales. Los huevos o los animales muy jóvenes parece que generalmente sufren mayor destrucción, pero no siempre es así. En las plantas hay una gran destrucción de semillas; pero, de algunas observaciones que he hecho, resulta que las plantitas sufren más por desarrollarse en terreno ocupado ya densamente por otras plantas. Las plantitas, además, son destruidas en gran número por diferentes enemigos; por ejemplo: en un trozo de terreno de tres pies de largo y dos de ancho, cavado y limpiado, y donde no pudiese haber ningún obstáculo por parte de otras plantas, señalé todas las plantitas de hierbas indígenas a medida que nacieron, y, de 357, nada menos que 295 fueron destruidas, principalmente por babosas e insectos. Si se deja crecer césped que haya sido bien guadañado -y lo mismo sería con césped rozado por cuadrúpedos-, las plantas más vigorosas matarán a las menos vigorosas, a pesar de ser plantas completamente desarrolladas; así, de veinte especies que crecían en un pequeno espacio de césped segado -de tres pies por cuatro-, nueve especies perecieron porque se pemitió a las otras crecer sin limitación.


viernes, 21 de diciembre de 2012

El catecismo darwinista resumido en el nonagésimo cuarto párrafo de El Origen de las Especies: dos preguntas

Primera pregunta: ¿Qué querrá decir el autor cuando dice “puede decirse”?   A- Que algo es cierto B- Que algo es falso pero puede decirse porque es útil decirlo C- Que algo es falso e inútil pero igualmente puede decirse, puesto que todo puede decirse salvo lo inefable.   Así cuando dice:   puede decirse que están esforzándose hasta el extremo por aumentar en número   Personalmente no conozco ningún caso que pueda apoyar tal afirmación.   Segunda pregunta: ¿Explica o, tan siquiera tiene algo que ver, la proliferación de las poblaciones con el proceso de transformación de las especies?   Las falacias abundan en OSMNS. El estilo ambiguo sólo aporta confusión a la ciencia. Ejemplos semejantes de uso lamentable del lenguaje se ponen de manifiesto en una entrada reciente del blog Universo Invisible.   94. In looking at Nature, it is most necessary to keep the foregoing considerations always in mind—never to forget that every single organic being may be said to be striving to the utmost to increase in numbers; that each lives by a struggle at some period of its life; that heavy destruction inevitably falls either on the young or old during each generation or at recurrent intervals. Lighten any check, mitigate the destruction ever so little, and the number of the species will almost instantaneously increase to any amount.   Al contemplar la Naturaleza es muy necesario tener siempre presente las consideraciones precedentes; no olvidar que todos y cada uno de los seres orgánicos puede decirse que están esforzándose hasta el extremo por aumentar en número, que cada uno vive merced a una lucha en algún período de su vida; que inevitablemente los jóvenes o los adultos, durante cada generación o repitiéndose a intervalos, padecen importante destrucción. Disminúyase cualquier obstáculo, mitíguese la destrucción, aunque sea poquísimo, y el número de individuos de la especie crecerá casi instantáneamente hasta cualquier cantidad

jueves, 20 de diciembre de 2012

El número de huevos de la mosca en el párrafo nonagésimo tercero de El Origen de las Especies

 

Efectivamente, el número de indivíduos de una especie no depende sólo del número de huevos.

 

93.

The only difference between organisms which annually produce eggs or seeds by the thousand, and those which produce extremely few, is, that the slow breeders would require a few more years to people, under favourable conditions, a whole district, let it be ever so large. The condor lays a couple of eggs and the ostrich a score, and yet in the same country the condor may be the more numerous of the two. The Fulmar petrel lays but one egg, yet it is believed to be the most numerous bird in the world. One fly deposits hundreds of eggs, and another, like the hippobosca, a single one. But this difference does not determine how many individuals of the two species can be supported in a district. A large number of eggs is of some importance to those species which depend on a fluctuating amount of food, for it allows them rapidly to increase in number. But the real importance of a large number of eggs or seeds is to make up for much destruction at some period of life; and this period in the great majority of cases is an early one. If an animal can in any way protect its own eggs or young, a small number may be produced, and yet the average stock be fully kept up; but if many eggs or young are destroyed, many must be produced or the species will become extinct. It would suffice to keep up the full number of a tree, which lived on an average for a thousand years, if a single seed were produced once in a thousand years, supposing that this seed were never destroyed and could be ensured to germinate in a fitting place; so that, in all cases, the average number of any animal or plant depends only indirectly on the number of its eggs or seeds.

 

La sola diferencia entre los organismos que anualmente producen huevos y semillas por millares y los que producen muy pocos es que los que crían lentamente requerirían algunos años más para poblar en condiciones favorables un distrito entero, aunque fuese grandísimo. El cóndor pone un par de huevos, y el avestruz de América una veintena, y, sin embargo, en el mismo país, el cóndor puede ser el más numeroso de los dos; el petrel, Fulmarus glacialis, no pone más que un huevo, y, no obstante, se cree que es el ave más numerosa del mundo. Una especie de mosca deposita centenares de huevos, y otra, como la Hippobosca, uno solo; pero esta diferencia no determina cuántos individuos de la misma especie pueden mantenerse en una comarca. Un gran número de huevos tiene alguna importancia para las especies que dependen de una cantidad variable de comida, pues esto les permite aumentar rápidamente en número; pero la verdadera importancia de un gran número de huevos o semillas es compensar la mucha destrucción en algún período de la vida, y este período, en la gran mayoría de los casos, es un período temprano. Si un animal puede de algún modo proteger sus propios huevos y crías, pueden producirse un corto número, y, sin embargo, el promedio de población puede mantenerse perfectamente; pero si son destruidos muchos huevos y crías, tienen que producirse muchos, o la especie acabará por extinguirse. Para mantener el número completo de individuos de una especie de árbol que viviese un promedio de mil años sería suficiente el que se produjese una sola semilla una vez cada mil años, suponiendo que esta semilla no fuese nunca destruida y que tuviese seguridad de germinar en un lugar adecuado. Así, pues, en todos los casos el promedio de un animal o planta depende sólo indirectamente de sus huevos o semillas.