.

martes, 29 de enero de 2008

Agradador de todos los segismundos






En un libro publicado en 2004 y titulado Anatomía del fraude científico (del que copiaremos más fragmentos en entradas posteriores), su autor, Horace Freeland Judson da una jugosa descripción de la revista Cell en los años en que su director era Benjamín Lewin. Dice:


El hombre que se hallaba al frente de la redacción de Cell era Benjamín Lewin, científico doctorado en genética por Cambridge y autor de un manual avanzado de genética molecular de excelente reputación, que hacía tiempo que se dedicaba, asimismo al periodismo y la edición. Además fue tanto propietario como editor de la revista-combinación excepcional, quizás única-hasta que, en 2001, vendió la compañía por una cantidad que dicen que alcanzó los cien millones de dólares. Esta publicación quincenal goza de no poco renombre en cuanto divulgadora de noticias frescas, siempre dispuesta a hacer lo posible por hacerse con artículos relativos a hallazgos apasionantes a fin de difundirlos cuanto antes. Éste no es, en sí, un hecho extraordinario, aunque si lo son los extremos a los que lo llevó Lewin. Se sabe que solicitaba originales a científicos de prestigio, y también que muchos se negaron a participar. Paul Berg, que recibió el Premio Nobel por eminentes descubrimientos relacionados con las técnicas de creación del ADN recombinante, o ingeniería genética, hablaba de sus ruegos con divertido desdén. Tampoco faltaban quienes se sintiesen ofendidos ante el descarado conflicto de intereses que suponía la presión a que sometía Lewin a los autores para que presentasen escritos breves, concisos, y no empañaran las conclusiones centrales con datos que no fueran relevantes de manera directa. El director, además, ha reconocido haber desautorizado en ocasiones a los encargados del arbitraje editorial al dar a la prensa trabajos cuya publicación habían desaconsejado………………Muchos de los científicos jóvenes especializados en alguno de los ámbitos que toca la revista creen que publicar en ella constituye un paso imprescindible en su trayectoria profesional. Según refirió hace tiempo a un servidor James Darnell, científico veterano de la Universidad Rockefeller: “Hay un montón de biólogos sin experiencia convencidos de que sus carreras van a echarse a perder si no ven su nombre en las páginas de Cell.” En lo que a él respecta, aseguraba que jamás se le ocurriría enviar un artículo a ese "ordenancista de pacotilla".

lunes, 28 de enero de 2008

Un aviso en "Luces de bohemia", de Valle Inclán


En la escena cuarta de "Luces de Bohemia" (1920) de Valle Inclán, Máximo Estrella y don Latino de Hispalis, borrachos lunáticos y filósofos peripatéticos, tambalean asidos del brazo por una calle de aquel Madrid noctámbulo, bajo la línea luminosa de los faroles. A la puerta de una buñolería se encuentran con Dorio de Gadex y tiene lugar el siguiente diálogo:

DON LATINO: Aquí sólo hablan los genios.

MAX: Yo me siento pueblo. Yo había nacido para ser tribuno de la plebe, y me acanallé perpetrando traducciones y haciendo versos. ¡Eso sí, mejores que los hacéis los modernistas!

DORIO DE GADEX: Maestro, preséntese usted a un sillón de la Academia.

MAX: No lo digas en burla, idiota. ¡Me sobran méritos! Pero esa prensa miserable me boicotea. Odian mi rebeldía y odian mi talento. Para medrar hay que ser agradador de todos los Segismundos………

Y esta frase (Para medrar hay que ser agradador de todos los Segismundos), con la que el autor critica el panorama literario del Madrid de los años veinte, tiene plena vigencia hoy, no sólo en el panorama literario sino también en el panorama de la ciencia.
Pero, .... si la independencia y el criterio son aspectos fundamentales para el porvenir de la ciencia y en el desarrollo de una carrera científica, .....¿cómo se van a cultivar si se fomenta la adulación, el agrado de los segismundos?.

jueves, 24 de enero de 2008

En el 199 aniversario del nacimiento de don Mariano de la Paz Graells








El naturalista Mariano de la Paz Graells (en la foto) había nacido en Tricio (La Rioja) el veinticuatro de Enero de 1809. Se cumplen hoy, por lo tanto, ciento noventa y nueve años de su nacimiento. Estudió Medicina en Barcelona y fue docente en la Universidad y director de los baños termales de Puda, en Esparraguera.

En 1837 se instaló en Madrid al ser nombrado profesor interino de Zoología del Museo de Ciencias Naturales. El nombramiento se debió a la influencia del botánico Mariano Lagasca (1776-1839), a quien su condición de liberal le había costado el exilio en tiempos de Fernando VII y amigo del padre de Graells. Pronto fue nombrado catedrático interino de zoología en el Museo.

Durante dieciséis años, Graells será el máximo responsable de la institución, director único del Gabinete de Historia Natural, del Jardín Botánico y, por un corto periodo de tiempo, del Jardín Zoológico de Aclimatación. En su larga trayectoría científica se incluyen trabajos de botánica, de zoología, así como proyectos aplicados. Uno de sus libros más famosos trata sobre la organización y gestión de piscifactorías, otro sobre los cetáceos del cantábrico. Asimismo publicó sobre la cría de ostras, sobre lepidópteros y un catálogo de moluscos. Fué el referente en España de la expedición Científica al Pacífico (1862-1865) a quien iban dirigidas las cartas de Marcos Jiménez de la Espada. En 1848, durante una de sus excursiones campestres por los pinares del Sistema Central descubrió una nueva especie de mariposa a la que, en honor a la reina, llamó Saturnia isabellae que fue luego denominada como Graellsia isabellae, de la cual podemos ver aquí un detalle del ala.








Y también, gracias a la aportación del entomólogo riojano Tomás Latasa su aparición en un billete de lotería:




A veces se ha llamado a Graells el último científico cortesano español, denominación que, si bien es simpática, no parece hoy plenamente acertada, puesto que después de Graells ni han faltado ni han de faltar científicos cortesanos que hoy abundan. La larga vida de Graells ocupa una época de turbulencias y cambios de los que deberíamos estar algo más informados puesto que de aquellos polvos vienen estos lodos. No podremos entender el mundo en el que nos movemos si no nos preocupamos por conocer sus orígenes.

Blogalaxia: ~ Technorati: ~ AgregaX:

lunes, 21 de enero de 2008

Darwin en la Patagonia


Muchos de los seguidores de Darwin no se limitan a destacar las cualidades de su obra, sino que expresan opiniones a su favor que, a menudo resultan exageradas, haciendo pensar que su exégesis es más bien parte de un montaje.

Podemos contrastar algunas de las opiniones de sus seguidores con sus propios escritos obtenidos de su diario y la conclusión deberá ser que Darwin era, sin lugar a dudas, algo más rudo que como nos lo pintan.

Por ejemplo, sin ir más lejos, Ayala dice en el artículo publicado en PNAS que mencionábamos en la entrada anterior:

Darwin's greatest contribution to science is that he completed the Copernican Revolution by drawing out for biology the notion of nature as a system of matter in motion governed by natural laws. With Darwin's discovery of natural selection, the origin and adaptations of organisms were brought into the realm of science. The adaptive features of organisms could now be explained, like the phenomena of the inanimate world, as the result of natural processes, without recourse to an Intelligent Designer. The Copernican and the Darwinian Revolutions may be seen as the two stages of the one Scientific Revolution……….etc,etc….


Pero veamos, a cambio, cómo se expresaba, cómo opinaba este gran sabio en sus viajes acerca de cuestiones mundanas. Tomemos una muestra de su correspondencia:


Letter to Caroline Darwin

23 Oct 1833
Buenos Aires

We are in a pretty state in this nice city. They think nothing of cutting the throats of 30 prisoners, whom they happened to take the other day: and they are right; for what is it to quietly stabbing all the indian women above 20 years old or younger if ugly?. Oh! these creoles are such a detestably mean unprincipled set of men, as i hope this world does not contain the like. There literally is one Gentleman in Buenos Aires; the english minister.


En este texto, Darwin parece más bien una persona de poca sensibilidad. Más que una la mente privilegiada en la que quiere hacernos pensar Ayala, podríamos imaginarnos a alguien con una oportunidad privilegiada que todavía hoy siguen publicitando sus partidarios por motivos que distan leguas de la Ciencia.

martes, 15 de enero de 2008

Resortes darwinistas. Tercer resorte: El recurso al laberinto escolástico


En un número todavía reciente de PNAS, la revista de la Academia de las Ciencias norteamericana se mostraba partidaria y defensora del darwinismo. Quién firmaba los dos primeros artículos de presentación de la serie era el académico Francisco Ayala, quien fue ordenado sacerdote dominico en 1960.

El tercer resorte del darwinismo, este ya más propio de las altas esferas que los dos anteriores , es, ni más ni menos que el empleo de un lenguaje pródigo en laberintos propios de la escuela tardo-escolástica. El propio Darwin, que en su juventud estudió para clérigo estaría feliz de ver cómo su teoría ha hecho ya todo el camino de ida y vuelta y ahora regresa a su origen tras un largo periplo por el mundo de la ciencia, al que ha comprendido y ha contribuido menos que su propio autor, Darwin, comprendió la vida en la Patagonia.
De las andanzas de Darwin en la Patagonia podremos hablar en otra ocasión, de momento sólo mencionar un ejemplo del lenguaje escolástico. En el mencionado número de PNAS dedicado a la evolución y titulado: “In the Light of Evolution I: Adaptation and Complex Design”, los dos primeros artículos están firmados por Ayala. El segundo se titula: “Colloquium Papers: Darwin's greatest discovery: Design without designer”. Así, como suena: Design without designer. Diseño sin diseñador. Recurso fantástico que recuerda a las preguntas de la retórica escolástica tardo-medieval (¿Cuántos ángeles caben sobre la cabeza de un alfiler?, ¿Cuál es el radio de acción de un ángel?) y que siempre nos dejará la puerta abierta a la otra posibilidad que, pareciendo querer ir a excluir, sin embargo, no excluye y que es Design with--- designer, porque en definitiva la distinción entre with y without, con y sin, es puramente subjetiva cuando se habla de estos temas, sobre todo si quien habla es la autoridad, que es en definitiva quien representa al designer ( o a su ausencia) en la Tierra.

Fantásticos ejemplos de juegos de palabras. Esto es: de hablar sin decir nada. Transportar el lenguaje fuera de la realidad para así poder disponer mejor de la realidad para nuestros fines.


jueves, 3 de enero de 2008

Resortes darwinistas. Segundo resorte: Si usted no cree en la teoría darwinista entonces a usted le toca proponer una mejor






Bien, dice el moderno defensor de la teoría, usted no cree en la teoría darwinista, luego por lo tanto es usted quien tiene que proponer una mejor. Si usted no lo hace seguimos con el darwinismo porque es lo único que hay, mientras no haya nada mejor. ¡Fantástico!. A usted cuando vaya de excursión no le preocupe llevar bocadillo ni alimento alguno, porque si no hay alimentos, usted se alimentará del aire o si no podrá alimentarse de su propio hambre. Si la ciencia que tenemos no vale como tal, es decir, que no es ciencia, entonces, a falta de otra mejor iremos tirando con ella. ¿Por qué?

Por razones que desconocemos (¿o no?).


Pero, en la enorme partida de ajedrez del pro y anti-darwinismo, estos dos primeros resortes son los de la infantería darwinista, los de los peones. También hay un resorte de los alfiles, que en inglés son los bishop, los obispos………











miércoles, 2 de enero de 2008

Resortes darwinistas. Primer resorte: Todo aquel que no admite la teoría darwinista es un creacionista.




Vengo observando recientemente una serie de reacciones conservadas entre los miembros de la capilla darwinista que me hacen sospechar si no existirá un acuerdo profundo entre ellos,...tal vez que la propia selección natural que defienden haya fijado en ellos este tipo de respuestas o resortes para hacerlos más aptos, es decir, como ellos dicen, aumentar su eficacia biológica (fitness) en el debate.

Voy a contar en ésta y en las siguientes entradas en qué consisten algunos de estos resortes:

Primer resorte: Todo aquel que no admite la teoría darwinista es un creacionista.


En el momento en que un darwinista detecta a alguien en su entorno lo suficientemente inteligente e independiente como para no admitir la teoría de evolución de las especies por selección natural (esa tautología que lleva casi doscientos años empañando los cristales de la ciencia), en ese mismo momento, salta el primer resorte del darwinista moderno. ¿En qué consiste?.
El primer resorte del darwinista moderno para seguir con la defensa imposible de su tautología (defensa adaptativa de un argumento imposible de defender) consiste en acusar al interlocutor de creacionista. El argumento es algo tan sencillo como esto:

He aquí alguien que no cree en la teoría darwinista, luego por lo tanto he aquí un creacionista (o un partidario del diseño inteligente).
Del origen de la ciencia y su ineludible vinculación con la religión hay mucho escrito. De los procesos básicos que operan en la construcción de las verdades de la ciencia implicando mecanismos fundamentales relacionados con la fe, también.
Existe, asimismo y como complicando las cosas, una tradición hispánica muy fuerte a oponer, frente a frente, la fe con la ciencia. Por ejemplo, el diputado Francisco Suñer y Capdevila en la sesión del debate parlamentario del 26 de Abril de 1869 decía:
Cuando el Gobierno provisional se presentó aquí por vez primera y nos dijo que la idea nueva venía a sustituir en España a la idea caduca..... Ni el Gobierno ni la Comisión han comprendido lo que es la idea nueva y yo voy a decírselo. La idea caduca es la fe, el cielo, Dios. La idea nueva es la ciencia, la tierra, el hombre.......
Pues bien, con esto y con todo en ciencia, la principal distinción no es entre ciencia y religión, que es una distinción sin importancia. La principal distinción que hay que hacer en ciencia es entre ciencia verdadera y pseudociencia. La primera contribuye al avance real del conocimiento, la segunda lo distrae.