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martes, 13 de noviembre de 2007

Caracteres adquiridos: Descanso del libro de Morgan con una puntualización lingüística.



Decíamos que tanto la expresión “Selección Natural”, como “carácter adquirido”, merecen una reflexión y deben ser utilizadas con cautela. Tal vez su aproximación requiera el uso de uno de estos antifaces que muestra la imagen y que los apicultores utilizan en su aproximación a la colmena. Puesto que acerca de Selección Natural ya he dedicado algún tiempito (por lo visto todavía no el suficiente) en otra ocasión, vayamos ahora, antes de entrar en consideraciones históricas a ver qué significa carácter adquirido en la tradición de la Genética y de la Biología. Curiosamente, en el contexto de la Genética (al contrario de lo que ocurre en el lenguaje ordinario) carácter adquirido no significa carácter adquirido sin más, sino más bien adquirido a lo largo de, (o como consecuencia de) la experiencia de la vida.

Me explico: Adquirir algo, en el lenguaje común significa pasar de no tenerlo a tenerlo y nadie te pregunta cómo ni porqué. Sin embargo, en el lenguaje de la Genética, adquirido significa adquirido durante tu vida independiente (?); es decir, entre el día de tu nacimiento y el de tu muerte. Es curioso y resulta difícil de entender, pero es así. Para la Genética, mi mano izquierda no es algo que yo haya adquirido, sin embargo si yo soy guitarrista y mi mano toma determinada proporción o habilidad como consecuencia del hábito, esa proporción sí que será adquirida. Sólo entendiendo esta peculiar y muy discutible manera de interpretar una palabra se encuentra uno en disposición de hablar de la herencia de caracteres adquiridos.

Si el carácter fuese adquirido como consecuencia de una mutación al azar en las células germinales de uno de los parentales, entonces la Genética considera que no es adquirido. Supongamos por ejemplo el caso de la talidomida, un fármaco utilizado como calmante en el embarazo durante los años -50 y -60 cuya utilización provocó graves deformaciones en los embriones que se mantuvieron en los individuos al nacer (dismelia: defectos en los miembros). Pues bien, estas anomalías, para la Genética no eran adquiridas, sino congénitas. Sólo si el carácter es adquirido como consecuencia de la experiencia, de la práctica, del uso, de la necesidad a lo largo de la vida del individuo, entonces es adquirido para la Genética y,…según la versión vigente de la teoría (¿dogma?), entonces no podría ser heredado a las generaciones sucesivas. Si por el contrario, se adquiere por azar (?) en la línea germinal, no es adquirido y puede ser heredado. Es un curioso razonamiento mediante el cual se da un paso, consciente o inconscientemente, para mantener al azar en un puesto clave dentro de la evolución (darwinismo), mientras que algo aparentemente tan intuitivo y natural como la posibilidad de cambios en el genoma en respuesta al ambiente, queda reducido al máximo, casi excluido.

En conclusión, algo así como si por decreto, se hubiese venido a dictaminar que los caracteres adquiridos no se heredan. De paso, se atribuyó a Lamarck, como un sambenito (cuando Darwin lo admitió sin inconveniente) el haber defendido algo que estaba muy mal visto y haberlo ilustrado con un ejemplo que tambien hoy suena a rancio (el del cuello de la jirafa). Para entender cómo este curioso razonamiento se ha mantenido vigente durante décadas hay que tener una perspectiva histórica y el libro de Morgan que veníamos comentando nos la proporciona. Volvamos pues, con Morgan.


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1 comentario:

Prometeo - dijo...

Muy bien "Doc" (con infinito respeto), nadie mejor que usted para explicar en forma tan sencilla, algo tan complicado algo tan