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lunes, 11 de julio de 2011

La mitad de la obra de Darwin procede del cerebro de Lyell, bien,....¿Y la otra mitad?




Sabido es que Darwin dijo que la mitad del contenido de sus libros procedía del cerebro de Lyell. Seguramente esta mitad incluye la parte a la que se refiere Platypus en una entrada reciente cuando cita a Dawkins:

Para Darwin, cualquier evolución que tuviera que ser ayudada por Dios mediante saltos no era evolución en absoluto. Convertía en un disparate el punto central de la evolución. Bajo este ángulo, es fácil ver por qué Darwin reiteró constantemente el carácter gradual de la evolución.

Porque la idea del carácter gradual procedía de Lyell.

Ahora bien, ¿Qué sabemos de la otra mitad de la obra de Darwin? ¿De dónde procedía?

Caben las siguientes posibilidades:

1. Del cerebro de Huxley
2. Del cerebro de Adam Smith
3. Del cerebro de Tomas Hobbes
4. Del cerebro de Malthus
5. Un cuarto de cada uno de los cerebros anteriores.


¿Ustedes qué piensan?

La imagen procede de El dato duro.

martes, 19 de mayo de 2009

Un blog interesante







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viernes, 1 de febrero de 2008

La biología como actividad social, la extensión y definición de “fraude científico” y una pregunta


Los debates acerca de Evolución, como por ejemplo todos los incluidos en la serie Evolucionismo-creacionismo, podrían verse súbitamente iluminados si sus participantes fuesen capaces de tomar puntos de vista amplios que tuvieran en consideración la importancia real de la biología como actividad social.

En ciencias sociales se habla a menudo del concepto de representación colectiva o representación social, ambos términos quizás más utilizados en los idiomas francés, alemán o inglés que en castellano. Estos conceptos parten del de representación, llevado a su máximo apogeo por la filosofía de Arthur Schopenhauer (El mundo como voluntad y como representación; ediciones de 1819, 1844 y 1859) y desarrollado después por la sociología y la psicología social. Filósofos, historiadores y sociólogos han tratado sobre la "representación social" y su significado en el mundo actual.


Una definición precisa e interesante podría ser por ejemplo la de Jodelet (1984):


La representación social es un proceso de elaboración perceptiva y mental de la realidad que transforma los objetos sociales (personas, contextos, situaciones) en categorías simbólicas (valores, creencias, ideologías) y les confiere un estatuto cognitivo, permitiendo aprehender los aspectos de la vida ordinaria por un re-encuadre de nuestras propias conductas en el interior de las interacciones sociales.

Determinados modos de representación social pueden ser adoptados por tendencias científicas, políticas sociales o favorecidos por medios editoriales. En su libro, Anatomía del fraude científico, Horace Freeland Judson, menciona un movimiento surgido en los años 1980 y 1990 entre un grupo de sociólogos de la ciencia (camarilla es el término empleado y construccionismo social el nombre de su teoría), que pretendían demostrar que las ciencias deben su existencia más al consenso de los científicos, basado en las jerarquías y las relaciones de poder que no realmente al conocimiento de la verdad objetiva. En este sentido, dice Judson, para algunos, toda ciencia debe parecer fraudulenta. Pero páginas antes, en el Prólogo a su libro, Hudson había dado unas claves para no confundirnos y ayudarnos a identificar el fraude:

¿Qué es exactamente lo que queremos medir?. La descripción más frecuente responde a las iniciales IFP: Invención, Falsificación y Plagio.

A continuación pasa a describir cada uno de estos aspectos del fraude en el contexto de un laboratorio moderno de biología experimental. Así dice:

Por invención se entiende la adulteración de datos en su totalidad; es lo que los biólogos conocen como “trabajo de laboratorio en seco”

Pero supongamos que alguien, interesado en un punto de vista más amplio, hiciera ahora la pregunta:

Bien, y si se nos quiere proponer como una teoría, algo que no lo es, sino que es una tautología, podría tratarse entonces de un caso de invención, y por lo tanto de fraude, ¿si o no?.

martes, 29 de enero de 2008

Agradador de todos los segismundos






En un libro publicado en 2004 y titulado Anatomía del fraude científico (del que copiaremos más fragmentos en entradas posteriores), su autor, Horace Freeland Judson da una jugosa descripción de la revista Cell en los años en que su director era Benjamín Lewin. Dice:


El hombre que se hallaba al frente de la redacción de Cell era Benjamín Lewin, científico doctorado en genética por Cambridge y autor de un manual avanzado de genética molecular de excelente reputación, que hacía tiempo que se dedicaba, asimismo al periodismo y la edición. Además fue tanto propietario como editor de la revista-combinación excepcional, quizás única-hasta que, en 2001, vendió la compañía por una cantidad que dicen que alcanzó los cien millones de dólares. Esta publicación quincenal goza de no poco renombre en cuanto divulgadora de noticias frescas, siempre dispuesta a hacer lo posible por hacerse con artículos relativos a hallazgos apasionantes a fin de difundirlos cuanto antes. Éste no es, en sí, un hecho extraordinario, aunque si lo son los extremos a los que lo llevó Lewin. Se sabe que solicitaba originales a científicos de prestigio, y también que muchos se negaron a participar. Paul Berg, que recibió el Premio Nobel por eminentes descubrimientos relacionados con las técnicas de creación del ADN recombinante, o ingeniería genética, hablaba de sus ruegos con divertido desdén. Tampoco faltaban quienes se sintiesen ofendidos ante el descarado conflicto de intereses que suponía la presión a que sometía Lewin a los autores para que presentasen escritos breves, concisos, y no empañaran las conclusiones centrales con datos que no fueran relevantes de manera directa. El director, además, ha reconocido haber desautorizado en ocasiones a los encargados del arbitraje editorial al dar a la prensa trabajos cuya publicación habían desaconsejado………………Muchos de los científicos jóvenes especializados en alguno de los ámbitos que toca la revista creen que publicar en ella constituye un paso imprescindible en su trayectoria profesional. Según refirió hace tiempo a un servidor James Darnell, científico veterano de la Universidad Rockefeller: “Hay un montón de biólogos sin experiencia convencidos de que sus carreras van a echarse a perder si no ven su nombre en las páginas de Cell.” En lo que a él respecta, aseguraba que jamás se le ocurriría enviar un artículo a ese "ordenancista de pacotilla".

jueves, 3 de enero de 2008

Resortes darwinistas. Segundo resorte: Si usted no cree en la teoría darwinista entonces a usted le toca proponer una mejor






Bien, dice el moderno defensor de la teoría, usted no cree en la teoría darwinista, luego por lo tanto es usted quien tiene que proponer una mejor. Si usted no lo hace seguimos con el darwinismo porque es lo único que hay, mientras no haya nada mejor. ¡Fantástico!. A usted cuando vaya de excursión no le preocupe llevar bocadillo ni alimento alguno, porque si no hay alimentos, usted se alimentará del aire o si no podrá alimentarse de su propio hambre. Si la ciencia que tenemos no vale como tal, es decir, que no es ciencia, entonces, a falta de otra mejor iremos tirando con ella. ¿Por qué?

Por razones que desconocemos (¿o no?).


Pero, en la enorme partida de ajedrez del pro y anti-darwinismo, estos dos primeros resortes son los de la infantería darwinista, los de los peones. También hay un resorte de los alfiles, que en inglés son los bishop, los obispos………











miércoles, 2 de enero de 2008

Resortes darwinistas. Primer resorte: Todo aquel que no admite la teoría darwinista es un creacionista.




Vengo observando recientemente una serie de reacciones conservadas entre los miembros de la capilla darwinista que me hacen sospechar si no existirá un acuerdo profundo entre ellos,...tal vez que la propia selección natural que defienden haya fijado en ellos este tipo de respuestas o resortes para hacerlos más aptos, es decir, como ellos dicen, aumentar su eficacia biológica (fitness) en el debate.

Voy a contar en ésta y en las siguientes entradas en qué consisten algunos de estos resortes:

Primer resorte: Todo aquel que no admite la teoría darwinista es un creacionista.


En el momento en que un darwinista detecta a alguien en su entorno lo suficientemente inteligente e independiente como para no admitir la teoría de evolución de las especies por selección natural (esa tautología que lleva casi doscientos años empañando los cristales de la ciencia), en ese mismo momento, salta el primer resorte del darwinista moderno. ¿En qué consiste?.
El primer resorte del darwinista moderno para seguir con la defensa imposible de su tautología (defensa adaptativa de un argumento imposible de defender) consiste en acusar al interlocutor de creacionista. El argumento es algo tan sencillo como esto:

He aquí alguien que no cree en la teoría darwinista, luego por lo tanto he aquí un creacionista (o un partidario del diseño inteligente).
Del origen de la ciencia y su ineludible vinculación con la religión hay mucho escrito. De los procesos básicos que operan en la construcción de las verdades de la ciencia implicando mecanismos fundamentales relacionados con la fe, también.
Existe, asimismo y como complicando las cosas, una tradición hispánica muy fuerte a oponer, frente a frente, la fe con la ciencia. Por ejemplo, el diputado Francisco Suñer y Capdevila en la sesión del debate parlamentario del 26 de Abril de 1869 decía:
Cuando el Gobierno provisional se presentó aquí por vez primera y nos dijo que la idea nueva venía a sustituir en España a la idea caduca..... Ni el Gobierno ni la Comisión han comprendido lo que es la idea nueva y yo voy a decírselo. La idea caduca es la fe, el cielo, Dios. La idea nueva es la ciencia, la tierra, el hombre.......
Pues bien, con esto y con todo en ciencia, la principal distinción no es entre ciencia y religión, que es una distinción sin importancia. La principal distinción que hay que hacer en ciencia es entre ciencia verdadera y pseudociencia. La primera contribuye al avance real del conocimiento, la segunda lo distrae.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Censura darwinista





En 1995, Richard Milton escribió un artículo titulado “Neo-Darwinism: time to reconsider” destinado al suplemento educativo de The Times. El artículo contenía los argumentos lógicos que hacen ver al darwinismo como lo que es: una filosofía simple y mecanicista, propia de la sociedad victoriana, además de sólidos ejemplos en contra del neo-darwinismo haciendo ambas tesis darwinista y neo-darwinista, insostenibles en la actualidad. Milton hacía ver que el concepto de selección natural es una tautología. Esto ya lo dijo Popper y lo apoya Milton en su artículo con una cita del profesor de Edimburgo, C.H.Waddington, que se suma a la colección de críticas antidarwinistas y la extiende a lo largo del siglo XX:

"Natural selection, which was at first considered as though it were a hypothesis that was in need of experimental or observational confirmation, turns out on closer inspection to be a tautology, a statement of an inevitable although previously unrecognized relation. It states that the fittest individuals in a population (defined as those who leave the most offspring) will leave most offspring. Once the statement is made, its truth is apparent."

El artículo está escrito de manera clara y contundente y contiene ejemplos que hay que conocer. Puede consultarse en:

http://www.lauralee.com/milton2.htm

Su publicación fue censurada a partir de una campaña en su contra encabezada por nuestro premio "Roberto Alcázar y Pedrín", Richard Dawkins, de la Universidad de Oxford.

Por eso, hay que leer también la carta que el autor dirige a Auriol Stevens, entonces Editor de
"The Times Higher Education Supplement", también en la misma página web.


Antes de entrar en ningún debate es necesario saber de qué se trata. Antes de entrar en el debate entre creacionismo y evolucionismo, hay que distinguir bien entre evolucionismo y darwinismo.

O sea, que vamos a tener que ver la pinta que tiene el emperador, esto es, la evolución, sin traje; es decir, sin darwinismo. Será una larga y entretenida travesía llena de sorpresas. Mientras tanto, no parece oportuno entrar en debate alguno que incluya al evolucionismo sin saber muy bien antes lo que éste significa.



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