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lunes, 9 de julio de 2007

Reflexiones para un cambio (II): El biólogo ante la prensa.




Un nombre tiene significados diferentes, a veces opuestos. La prensa de uva, como la de la fotografía, retiene la pulpa y el hollejo y ofrece el mosto. La prensa de los diarios, a cambio, cada vez retiene más el mosto y ofrece a sus lectores el hollejo.

Por ejemplo: ¿Qué es el ser humano?. La prensa, con el apoyo de algunas figuras de la biología moderna, que no de sus resultados, insiste en la existencia de un conjunto de características moleculares propias del ser humano. Así, se puede leer a menudo que el Genoma Humano se parece en tal o en cual porcentaje al del chimpancé. Pero lo que ya no se ve tanto en los papeles es una explicación acerca de en qué pueda consistir la diferencia. No se habla aquí de diferencia cuantitativa, que hablando de especies no parece suficiente, sino cualitativa. ¿Existen elementos definidos en el genoma humano que no existan en el del chimpancé?. O, ¿más bien ocurre, como yo sospecho, que la principal característica del genoma humano hasta el momento estriba en su procedencia?. Porque si después de todo, resulta que la mejor definición de Genoma Humano va a ser el genoma obtenido del ser humano, entonces para ese viaje no se necesitaban alforjas. Sí, obtendremos aplicaciones prácticas, pero no saldremos de dudas.

El último diente encontrado en Atapuerca tiene 800000 años, cero más o cero menos, y se nos dice que es humano. Pero lo importante no es que cualquier diente o pieza sea o no humana, sino precisamente el por qué creemos, o no, que lo sea. Lo importante no es lo que se nos dice sino, justo lo contrario, lo que se oculta. Es decir: ¿Qué nos hace humanos?. Porque si hemos decidido ya, o alguien lo ha hecho por nosotros, que esta pregunta la tiene que contestar un experto en cladística o en PCR, en primer lugar esto ha sido sin avisar; y, en segundo lugar, entonces apaga y vámonos, porque esta pregunta, se haya decidido o no lo que sea, la contestamos todos con nuestro hacer, queriéndolo o no y valdrá más saberlo.

Cuando los resultados de la genómica han mostrado la complejidad que encierra el análisis de los genomas y que, básicamente todos los genomas de organismos eucariotas están formados por elementos semejantes, la divulgación científica parece, por el contrario, empeñada en defender a ultranza la existencia de diferencias entre especies, de un genoma propio y característico de cada especie, como haciendo de muro de contención ante la amenaza de que la realidad llegue a invadir al público inocente. Pero no, aunque se empeñe la prensa, no parece que la bioquímica vaya a definir por ahora lo que es ser humano.

Por otra parte, y entre paréntesis aquí, se insiste en la longevidad y en la salud como atributos principales; se abren las puertas a la clonación y reproducción asistida, facilitando que aquellos que tienen los medios económicos vivan más tiempo y dejen más descendencia. Al fin y al cabo, ¿qué es la Selección Natural sino única y exclusivamente esto?. Para no meter más paréntesis, otro día tocará hablar de la genética y su influencia en los conceptos y caracteres humanos.

En fin, ante este panorama, el hacerse uno preguntas del tipo de: ¿Cuál es la relación del hombre con la naturaleza?, resulta pedante y completamente fuera de lugar y tiempo; más que anticuado, obsoleto. Inútil intentarlo. La relación del hombre con la naturaleza es obvia: aprovechamiento de recursos y no necesita reflexión ninguna, sino más bien cada cual agarre su pieza del botín y sálvese quien pueda.

Al no encontrar una definición clara para el ser humano que la Biología no aporta, lo mismo que tampoco para el concepto de especie, las noticias tendrían que ser complicadas, o si no, prudentes y, a veces, simplemente humildes, del tipo: Vaya, pues de esto no sabemos nada, todavía. Pero no, por el contrario, el biólogo ante la prensa se ve obligado a cerrar filas en una defensa a ultranza de las normas establecidas, las diferencias entre especies y las peculiaridades del ser humano, ocultando así lo evidente: Sus características biológicas, su código de barras, su genoma está formado por elementos comunes a todos los seres vivos. Todos los genomas están formados con los mismos elementos: transposones y sus fósiles, secuencias repetidas.

Por todo ello conviene reflexionar si acaso no es la educación, y no el genoma, lo que nos ha hecho humanos durante milenios. A la hora de definir la condición humana, la biología tiene poco que aportar, sino más bien reconocer humildemente que la educación lo es casi todo y necesita un fundamento, no biológico, sino moral.



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