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lunes, 6 de julio de 2009

La segunda gran catástrofe de la historia de la biología







Escribiendo en castellano rigurosamente. Con la razón de su parte y buenas dosis de sentido común poco frecuentes en estos tiempos, en su artículo titulado “La Transformación de la Evolución”, el profesor Máximo Sandín llama "la segunda gran catástrofe de la historia de la Biología" a un libro de Dawkins que, para mi desgracia, yo también leí en mi juventud puesto que se encontraba en las estanterías del departamento de Genética de la Universidad de Oviedo, como en las de tantas bibliotecas públicas y otras tantas universidades sometidas a la tiranía del estrecho mundo de la literatura científica en inglés.

Entre los jugosos comentarios que el profesor Sandín hace de este libro tan desafortunado en su contenido (que no en sus ventas que se cuentan por millones), destaca, como no podría ser de otro modo, el que atañe al carácter “intrínsecamente egoísta” del ADN que le insta a expandirse para alcanzar la supremacía sobre otras moléculas de semejante composición. Moléculas compiten así con moléculas, genes luchan con otros genes.

Pero hablemos un poco del autor de semejante joya al que ya en otra ocasión hicimos objeto de un premio “Roberto Alcázar y Pedrín” por su indiscutible tarea a favor de la deshumanización de la biología.

Sir Richard Dawkins, autor prolífico y primer portavoz mundial del materialismo darwinista, presenta múltiples aspectos en común con el fundador de su ideología, Sir Charles Darwin. Algunos de ellos son bien intrigantes.

A parte de compartir algunas de las letras que integran sus apellidos (por ejemplo y sin querer hacer un chiste, las de la palabra WIN, que, en inglés significa ganar), ambos autores
comparten otros aspectos en común. Uno de los principales consiste en presentar
a los lectores de su obra una naturaleza extremadamente competitiva. Para
ambos, Darwin primero y Dawkins después, la Naturaleza es algo así
como la arena de un circo romano o un estadio en donde todos competimos con
todos y en dicha competición sobrevive el más poderoso que a veces puede ser el
más tramposo, puesto que las reglas de dicha competición no están muy claras.




Otro aspecto en común, sin duda relacionado con el primero, es el hecho de haber sido designados con el título de Sir por la reina de Inglaterra. Lo mismo que al director de una empresa puede interesarle que sus empleados compitan entre sí, también al poder puede interesarle que sus intelectuales presenten un mundo en el que la competencia es importante, porque la promoción de la competitividad puede ser un buen método de control.



Un tercer aspecto, también relacionado con los dos anteriores, es la fabulosa cosecha de éxitos editoriales, sobre todo si se tiene en cuenta lo menguado de sus aportaciones.


En resumen, ambos autores han defendido la idea vieja de que la competición es el principal motor de la Naturaleza. La idea procede de Heráclito (Polemos, el combate) y, a través de Hobbes, aterriza en la economía imperialista, de la mano de Malthus y de Adam Smith, de donde la tomó Darwin. A partir de ahí, aderezada con algunas observaciones, menos suyas que de otros autores, fue transformada en la Teoría de Evolución por Selección Natural, una pobre explicación que poco aporta para la comprensión de la vida, pero sin embargo es útil por poner una enorme porción de la naturaleza y de la ciencia al servicio del poder y de la banca. Por esto y, como no, también por la posición privilegiada de su autor en el Londres imperial, una visión torpe y anticuada de la naturaleza pasó a ostentar un lugar de privilegio en la base de la biología. Mantener este lugar ha sido obra de sus seguidores que a lo largo del siglo XX han constituido el llamado neo-darwinismo. Algunos de ellos han sido muy influyentes, otros muy listos. La mayoría han llegado a ser lo primero partiendo de lo segundo.




Dawkins, profesor en Oxford y miembro de la Royal Society, al que se puede ver en Youtube corriendo por medinas de algunas ciudades islámicas en busca de líderes religiosos con quienes discutir arrogantemente para intentar convencerlos sobre las bondades de la ciencia y su superioridad, mantiene que los genes son egoístas y que la evolución es el resultado de la competición de unos genes con otros, todos ellos más o menos egoístas, pero también por ver quien es más egoísta y gana, vence. Así, el Mundo, del que en definitiva sabemos poco, o la Madre Naturaleza que a todos nos sigue conteniendo con enorme paciencia, serían simplemente eso, saco lleno de genes rabiosamente enfrentados entre sí; arañándose y mordiéndose en ciego intento de ganar supremacía.

Semejante saco cerrado, podría así llegar a estar bien atado y sujeto por su boca en las manos de alguien que, con poder suficiente controlase la naturaleza, tal vez unas élites. Pero esto no se cuenta en el libro, por razones que luego se explicarán. Por el contrario se especula con que, de tal pelea de genes, al cabo de los años, van quedando los victoriosos para ejemplo de los demás, quienes desafortunadamente ya no estarán para verlo y tomar nota de ello. Habrá triunfado en la contienda el mejor gen, el más competitivo, el gen egoísta por antonomasia.



De semejante payasada de planteamiento salió aquel libro que yo leí, tu leíste, el leyó y todos leímos porque todos somos súbditos del poder campante del mundo editorial anglosajón. De tan desafortunada iniciativa muy acertadamente denominada por el profesor Sandín “segunda gran catástrofe de la historia de la biología”, en lugar de escuchar a su autor pedir públicamente perdón, todos, por el contrario celebramos ya los treinta años hace tiempo. Se trató también de una de esas celebraciones por imposición a las que este año estamos tan acostumbrados.

Pero la broma no acaba ahí. Si acabase ahí no me habría molestado en ponerme a escribir.


Resulta que ahora en estas agencias de información y de divulgación de noticias de la Ciencia, para el infra-mundo de la no-Ciencia, nos encontramos con la siguiente, que voy a copiar aquí entera:


New Discovery Proves Selfish Gene Exists

The 'selfish' gene does exist, not just in theory but in reality.
by Staff Writers
London, Canada (SPX) Jun 30, 2008


A new discovery by a scientist from The University of Western Ontario provides conclusive evidence which supports decades-old evolutionary doctrines long accepted as fact. Since renowned British biologist Richard Dawkins ("The God Delusion") introduced the concept of the 'selfish gene' in 1976, scientists the world over have hailed the theory as a natural extension to the work of Charles Darwin.

In studying genomes, the word 'selfish' does not refer to the human-describing adjective of self-centered behavior but rather to the blind tendency of genes wanting to continue their existence into the next generation. Ironically, this 'selfish' tendency can appear anything but selfish when the gene does move ahead for selfless and even self-sacrificing reasons.

For instance, in the honey bee colony, a complex social breeding system described as a 'super-organism,' the female worker bees are sterile. The adult queen bee, selected and developed by the worker bees, is left to mate with the male drones.

Because the 'selfish' gene controlling worker sterility has never been isolated by scientists, the understanding of how reproductive altruism can evolve has been entirely theoretical - until now.

Working with Peter Oxley of the University of Sydney in Australia, Western biology professor Graham Thompson has, for the first time-ever, isolated a region on the honey bee genome that houses this 'selfish' gene in female workers bees.

This means that the 'selfish' gene does exist, not just in theory but in reality. "We don't know exactly which gene it is, but we're getting close." "This basically provides a validation for a huge body of socio-biology," says Thompson, who adds the completion of Honey Bee Genome Project in 2006 was crucial to this discovery.






Noticia en la cual nos encontramos cosas muy sorprendentes, por ejemplo esta frase:

conclusive evidence which supports decades-old evolutionary doctrines long accepted as fact.

¿Puede una doctrina ser aceptada como hecho? ¿No suena todo esto al más puro dogmatismo?

¿De qué están hablando? No preocuparse porque nos explican claramente lo que significa selfish gene:

In studying genomes, the word 'selfish' does not refer to the human-describing adjective of self-centered behavior but rather to the blind tendency of genes wanting to continue their existence into the next generation



La tendencia ciega de los genes que QUIEREN continuar su existencia en la generación siguiente. ¿OK? ¿Entendido? Nada que ver con antropomorfismo y , por lo tanto estamos salvados…..podemos seguir nadando y guardando la ropa o en misa y replicando.






Pero vamos al artículo en cuestión, porque se supone que si la noticia se refiere a un artículo científico, en este encontraremos la explicación de aquella. Pero puede que no sea así,…..Curiosamente cuando uno va al artículo original es para encontrar que no tiene nada que ver con genes egoístas, sino con una región del cromosoma de la avispa que puede ser responsable de la esterilidad de las obreras. En el artículo, publicado en Genetics se menciona el Gen Egoísta, pero es en una frase en la que no se habla de genes egoístas, sino al revés, de genes para altruismo:



The genes that regulate worker ovary activation in honey bees and other social insects are key to the evolution of cooperation among workers, enabling this helper caste to subsume their individual reproduction into the reproductive output of the whole colony. Such ‘genes for altruism’ have been frequently postulated
(e.g. DAWKINS 1989; HAMILTON 1972) but molecular genetic evidence for their existence has to date proved elusive.



Todo esto es muy extraño y complicado, pero no preocuparse porque la solución se encuentra ya próxima. Por una parte, el artículo parece citar a Dawkins por alguna razón oculta, quizás (casi seguro) de interés. A continuación, la noticia de prensa viene a dar publicidad al artículo. Todo ocurre como si se tratase de un mecanismo de auto-alimentación circular mediante el cual las agencias de noticias defienden las teorías del Sumo Pontífice del darwinismo que a su vez nutren a las primeras.



Es lamentable que un artículo científico sea divulgado de esta manera tan tendenciosa. Dawkins debería pedir públicas disculpas por haber escrito el Gen Egoísta y los Staff Writers de estas agencias de noticias pensar en otra manera más coherente y menos sensacionalista de presentar los resultados de la investigación. La Ciencia está en la encrucijada. Su correcta divulgación puede decidir su futuro. Pero no hay que alarmarse porque todo podría ser el resultado de una broma de mal gusto. El Pontífice darwinista puede estar de broma, engañándonos. En su libro "Destejiendo el arco iris: ciencia, ilusión y el deseo de asombro", él mismo ha escrito:



Pienso que la candidez confiada puede ser normal y saludable en un niño, pero puede
convertirse en credulidad enfermiza y censurable en un adulto. Crecer y convertirse en adulto, en el sentido más pleno de la palabra, debería incluir el cultivo de un saludable escepticismo. La predisposición a dejarse engañar puede calificarse de infantil, porque es común (y defendible) en los niños. Sospecho que su persistencia en los adultos surge del deseo (en realidad, anhelo vehemente) de las seguridades y comodidades perdidas de la niñez. Este aspecto lo describió muy bien en 1986 Isaac Asimov, el gran escritor de ciencia ficción y
divulgador científico: 'Inspecciónese cada una de las muestras de seudociencia y se encontrará una manta de seguridad, un pulgar que chupar, una falda que agarrar'(.)
En la infancia nuestra credulidad nos es muy útil. Nos ayuda a llenar nuestro cráneo, de
manera extraordinariamente rápida, con la sabiduría de nuestros padres y antepasados. Pero si no crecemos para salir de ella en la plenitud del tiempo, nuestra naturaleza de oruga nos convierte en un blanco fácil para astrólogos, médiums, gurúes, evangelistas y charlatanes.






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miércoles, 14 de mayo de 2008

Lista actualizada de Firmas en apoyo del Manifiesto por una Biología del siglo XXI




Publico aquí la lista actualizada de Firmas en apoyo del Manifiesto por una Biología del siglo XXI.


El Manifiesto original se encuentra en esta entrada del blog Crimentales. Por favor, compruebe que su nombre y filiación es correcta e indique cualquier otra información que desee añadir.


A fecha de hoy (martes, veintiocho de abril de 2009) está apoyado por setenta y un firmantes:


Mauricio Abdalla, Profesor de filosofía de las ciencias, Universidade Federal do Espírito Santo, Brasil

Arcadio Agudelo Hernández Médico Cirujano UNAM (México)

Guillermo Agudelo Murguía, Director del Instituto de Investigación sobre la Evolución Humana, A.C. (México)

Borja Alarcón Estudiante de 5º Curso de Biología

Isabel Aler Gay, Dpto. Sociología de la Universidad de Sevilla

Djordje Bajic, Serbia, Estudiante 4º curso de bioquímica

Abel Barral Estudiante de 5º Curso de Biología

José María Barrasa Departamento de Biología Vegetal, Facultad de Biología, Universidad de Alcalá, Alcalá de Henares, Madrid

Juan Barrero Estudiante de 5º Curso de Biología

Maria Bautista Estudiante de 5º Curso de Biología

Maria Jesús Blázquez, Profesora de biología de Enseñanza Secundaria, Zaragoza

Pedro Burruezo, redactor jefe de The Ecologist en español

Daniel Cabeza Gras, doctor en informática, creador web y facilitador de Biodanza

Walter Cantero Becario Tercer Ciclo UAM

Sofia Carbajosa Estudiante de 5º Curso de Biología

Pedro del Castillo, Doctor en biología celular y profesor contratado depto. Biología UAM

Emilio Cervantes, Investigador IRNASA CSIC Salamanca

Colectivo Replantear el SIDA

Ana Isabel del Cueto Ginzo, Doctorando INIA

Antonio Chamorro Cristóbal, Estudiante de Maestría en Agricultura Ecológica, Wageningen University

Maria Domínguez Estudiante de 5º Curso de Biología

Eduardo García Estudiante de 5º Curso de Biología

Bárbara García-López Estudiante de 5º Curso de Biología

José María Gómez Durán Ayudante de laboratorio del INIA, Madrid

Armando González Martín, Profesor asociado, Comisión Docente de Antropología Física, Depto. Biología UAM

Claudine Gracía Liechti 3º de Biología

Mirta Grimaldi, Doctora en Biología quimica, Buenos Aires, Argentina

Juana Gutiérrez de Diego. Profesora Titular. Depto de Bioquímica y Biología Molecular. Universidad de Salamanca.

Rosa Haynes del Pino. Los Verdes.

Daniel Heredia Estudiante de 5º Curso de Biología

Guillermo Herrán Estudiante de 5º Curso de Biología

Silvia Herrero Estudiante de 5º Curso de Biología

Miguel Iniesto Estudiante de 5º Curso de Biología

Sheila Jordan Estudiante de 5º Curso de Biología

Alberto Jorge Estudiante de 5º Curso de Biología

Marta Lapuente Estudiante de 5º Curso de Biología

Estíbaliz López Hermoso, Estudiante 5º curso de biología UAH

Antonio López Jiménez. Licenciado en Ciencias Biológicas. Profesor interino de Secundaria

Antonio López Martínez, Licenciado biología UM y profesor interino de secundaria

María Losada Personal investigador en formación (PIF) UAM

Celia Martín Estudiante de 5º Curso de Biología

Nereida Melguizo Estudiante de 5º Curso de Biología

Daniel Mencía, Diplomado biología UAM

Raúl Mora, Veterinario y naturalista, Murcia

Enrique Moreno Díaz, Licenciado biología UAM

Francisco Navas Estudiante de 5º Curso de Biología

Tomás Narros Fernández, Licenciado biología UAM

Jon Ortega, Doctorando UM (Depto. de Zoología y Antropología física)

Juan Manuel Ortega Legazpi Medico Cirujano Doctorando en Ciencias UNAM (México)

Elisa Oteros Becaria de Tercer Ciclo UAM

Marcos Palomino Quintana. Estudiante de 5º de biología. Madrid.

Daniel Pardo Maroño, Estudiante 5º curso de biología

Helena Pascual Borrás. 4º de Biología

Anahí Peirotén Herrero, Licenciada biología UAM

Luis Javier Pérez Hinojosa. Estudiante de 3ºde Biología de la Universidad de Granada

Oscar Luís Prada Campaña, Fundación Félix Rodríguez de la Fuente

Casilda Rodrigáñez, escritora, Murcia

Francisco David Rodríguez. Profesor Titular. Depto de Bioquímica y Biología Molecular. Universidad de Salamanca

María Rodríguez Aburto. Lic. en Biología, Universidad Autónoma de Madrid

Javier Royo, Veterinario y naturalista, Murcia

Javier Sánchez, Estudiante de 5º Curso de Biología UM

Alfonso Sánchez Díaz. Licenciado en biología. Universidad Autónoma de Madrid

Carlos Sánchez Giménez, Licenciado en Biología, Universidad Autónoma de Madrid

Máximo Sandín Doctor en Antropología Física y Profesor Depto. Biología UAM

Marta Sanmillán Estudiante de 5º Curso de Biología

Arturo Sastre Estudiante de 5º Curso de Biología

Daniel Omar Stchigel, Doctor en Filosofía, Buenos Aires, Argentina

Rodrigo Suárez, Doctorando Universidad de Chile

Zulema Udaondo Estudiante de 5º Curso de Biología

Sara Villen Estudiante de 5º Curso de Biología

Almudena Zaragoza Estudiante de 5º Curso de Biología

miércoles, 27 de febrero de 2008

MANIFIESTO POR UNA BIOLOGÍA DEL SIGLO XXI


He recibido un escrito procedente de la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid que copio a continuación.
Al buscar una imagen para acompañar dicho escrito me ha ocurrido una anécdota curiosa que tiene mucho que ver con el escrito y con la preocupación que en el va expresada y que relato en la siguiente entrada. Lo que me ha ocurrido en la búsqueda de imágenes demuestra claramente que el manifiesto tiene razón cuando dice que existe una gran confusión en los fundamentos teóricos en que se basan las investigaciones biológicas.
MANIFIESTO POR UNA BIOLOGÍA DEL SIGLO XXI

Los abajo firmantes, alumnos y ex–alumnos del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid, nos dirigimos a la comunidad científica y a la sociedad en general para llamar la atención sobre un problema que puede llegar a tener graves repercusiones en nuestra sociedad.
Existe, en la actualidad, una gran confusión en los fundamentos teóricos en que se basan las investigaciones biológicas y, como consecuencia, sus objetivos y aplicaciones, por lo que estas pueden llegar a ser peligrosas para la Naturaleza y para el ser humano.

Los descubrimientos recientes sobre la naturaleza y la complejidad de la información genética y de otros fenómenos biológicos, especialmente los relacionados con las actividades de bacterias y virus, resultan absolutamente contradictorios con las suposiciones sobre las que se sustentaba la base teórica de la Biología elaborada a principios del siglo pasado. Sin embargo, tanto la docencia como la investigación parecen seguir ancladas en las antiguas interpretaciones.
La explicación más inmediata de esta situación está en la especialización y falta de integración entre distintas disciplinas. Como consecuencia, desde el punto de vista de la docencia, se continúa la formación de nuevas promociones con criterios desfasados. Pero es aún más grave la repercusión en la investigación: se mantienen los planteamientos y los objetivos reduccionistas y, como consecuencia, las interpretaciones, que son absolutamente contradictorias con los nuevos datos. Esto supone una grave pérdida de tiempo en ciencia y un inútil despilfarro de inteligencias formadas y enfocadas con unas bases erróneas.
Queremos transmitir a la sociedad que el problema no se reduce a un debate científico. La vieja concepción competitiva y simplificadora de los fenómenos naturales ha llevado a graves problemas, como el avance de la resistencia bacteriana a los antibióticos debido a la consideración de la bacterias (que ahora sabemos que son extraordinariamente abundantes y fundamentales para el desarrollo de la vida) como agentes exclusivamente patógenos que había que eliminar. Los datos actuales nos han mostrado que los virus son todavía más abundantes, ubicuos y participativos en los procesos biológicos que las bacterias y que, al igual que éstas, su carácter patógeno responde a un desequilibrio de los fenómenos naturales. Por esto, las investigaciones orientadas sobre los viejos criterios reduccionistas y enfocadas con fines economicistas pueden constituir un grave peligro para la Naturaleza y para la Humanidad.
Queremos resaltar especialmente la distorsión que introduce la investigación con intereses en un rendimiento económico inmediato en el verdadero objetivo de la Ciencia: la profundización de los conocimientos al servicio de la Humanidad. La financiación privada de investigaciones orientadas a la obtención de patentes destinadas a la comercialización conduce a la precipitación de sus aplicaciones y a nuevos peligros potenciales, dada la desconexión de estos planteamientos reduccionistas con la realidad de los fenómenos de reciente descubrimiento. Por otra parte, esta dinámica induce al despilfarro de tiempo, dinero e inteligencia en investigaciones con fines absolutamente absurdos e inviables, como la pretensión de “crear” organismos artificiales, alargar la vida o seleccionar individuos supuestamente libres de enfermedades genéticas y otras de un cariz semejante, naturalmente, destinadas para el que pudiera pagarlo.
Finalmente, queremos llamar la atención sobre un fenómeno que está contribuyendo a aumentar, especialmente en la sociedad, la confusión sobre el problema que estamos denunciando: El debate darwinismo-creacionismo, que los darwinistas parecen especialmente interesados en difundir. Creemos que es un debate inútil, porque los científicos no debaten sobre creencias, sino sobre datos empíricos, pero que contribuye al reforzamiento social de las viejas (e interesadas) concepciones para evitar el verdadero debate: el de una concepción científica del Siglo XIX frente a una Ciencia del Siglo XXI.
Por todo ello, hacemos un llamamiento a la implicación de la sociedad en este problema y, muy especialmente, a la comunidad científica para poner fin a esta situación irracional en que se encuentra una ciencia cuyos conocimientos nos deben resultar fundamentales para hacer frente a los problemas que se avecinan, productos en gran parte de una concepción de la Naturaleza propia de épocas pasadas, y construir una Biología que nos conecte con la Naturaleza. Porque si la seguimos tratando como a una enemiga tenemos todas la de perder.

FIRMADO:

Borja Alarcón Estudiante de 5º Curso de Biología
Abel Barral Estudiante de 5º Curso de Biología
Juan Barrero Estudiante de 5º Curso de Biología
Maria Bautista Estudiante de 5º Curso de Biología
Sofia Carbajosa Estudiante de 5º Curso de Biología
Maria Domínguez Estudiante de 5º Curso de Biología
Eduardo García Estudiante de 5º Curso de Biología
Bárbara García-López Estudiante de 5º Curso de Biología
Daniel Heredia Estudiante de 5º Curso de Biología
Guillermo Herrán Estudiante de 5º Curso de Biología
Silvia Herrero Estudiante de 5º Curso de Biología
Miguel Iniesto Estudiante de 5º Curso de Biología
Sheila Jordan Estudiante de 5º Curso de Biología
Alberto Jorge Estudiante de 5º Curso de Biología
Marta Lapuente Estudiante de 5º Curso de Biología
Celia Martín Estudiante de 5º Curso de Biología
Nereida Melguizo Estudiante de 5º Curso de Biología
Francisco Navas Estudiante de 5º Curso de Biología
Marta Sanmillán Estudiante de 5º Curso de Biología
Arturo Sastre Estudiante de 5º Curso de Biología
Sara Villen Estudiante de 5º Curso de Biología
Almudena Zaragoza Estudiante de 5º Curso de Biología
Zulema Udaondo Estudiante de 5º Curso de Biología
Elisa Oteros Becaria de Tercer Ciclo UAM
Tania Ortiz Licenciada en Biología UAM
Walter Cantero Becario Tercer Ciclo UAM
Jon Ortega Doctorando UM
María Losada Personal investigador en formación (PIF) UAM
Máximo Sandín Profesor Depto. Biología


La lista actualizada (16 de Abril 2008) de personas que apoyan este manifiesto puede consultarse aquí.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Censura darwinista: ahora toca aquí.




Máximo Sandín (en la foto) es profesor de Antropología en la Universidad Autónoma de Madrid. Leí su artículo titulado “La transformación de la evolución” siguiendo los consejos de un amigo, Patricio Gómez, que es profesor en el Conservatorio de Música de Salamanca. Un día que nos encontramos a la puerta del Conservatorio, Patricio, una persona sensible y con intereses amplios, me dijo que, por fin, había encontrado algo escrito en español acerca de Biología y que lo había leído con gusto. A mí también me gustó el artículo. Estaba escrito con la naturalidad de quien tiene experiencia en leer y escribir y criticaba con rigor debilidades de la Genética de Poblaciones, en particular algunas de sus pretendidas bases para el estudio de la evolución (Sandín no es el único que encuentra estas debilidades; aquí hay otro jugoso ejemplo de esos llamados “modelos matemáticos”). La lectura del artículo contribuyó a quitarme ese malestar que dejan algunas asignaturas cuando, casi todos, podemos ver que lo que contienen es causa de malestar porque no es digerible.

Como en Ciencia no es costumbre leer publicaciones en español, y tampoco que éstas muestren puntos de vista críticos, los artículos de Máximo Sandín han tenido hasta hoy una difusión relativa, limitándose principalmente a revistas españolas o a partir de su propia página web. Afortunadamente, el año pasado se publicó una recopilación de ellos en un libro titulado “Pensando la Evolución. Pensando la vida”, del que escribí un comentario que algún día traeré por aquí.

Mauricio Abdalla es profesor de Filosofía de la Ciencia en la Universidad do Espiritu Santo, en Brasil. Motivado por un interés profesional y asombrado por la pobreza del panorama científico oficial acerca de la Teoría de la Evolución y, sobre todo, el silencio en la crítica de dicha teoría, encontró los escritos de Máximo Sandín y los citó en algunas de sus publicaciones (ver p.e. La crisis Latente del Darwinismo). Él escribió un interesante prólogo al libro de Sandín.

Un conocido antropólogo iberoaméricano, que coordina una red de información de gran difusión en Internet, interesado por las publicaciones de Sandín y Abdalla, publicó anónimamente en Wikipedia un artículo que hacía referencia a sendos artículos de estos autores, Sandín y Abdalla, titulado: Evolución Biológica: Hacia un nuevo Paradigma.

Los “responsables de Wikipedia”, (sí, he dicho responsables y Wikipedia), decidieron eliminar el artículo tras un tormentoso debate levantado por los grupos darwinistas españoles. En el debate, queda clara la falta de argumentos científicos, y el exceso de arrogancia en estos darwinistas celtibéricos que, escribiendo siempre con seudónimo, se permiten insultar a quienes dan la cara. Me quedó, como anécdota, la sorpresa de que alguien que escribe con seudónimo se indignase porque otro participante escribiese asimismo con seudónimo.

El artículo titulado “Evolución Biológica: Hacia un nuevo Paradigma” desapareció así de Wikipedia, la enciclopedia libre y democrática de la red, fue expulsado de ella. Por el contrario, en el artículo titulado “Evolución biológica”, sigue en pie el retrato de un perenne Darwin mostrando cara de sorpresa, como asustado, preguntándose: ¿What am I doing here?. Que yo le podría ayudar a traducir así: pasados ya los tiempos de la biología molecular y en la era post-genómica, ......¿qué pinto yo aquí?.


Sir Charles presenta mala cara en ese retrato, como si algo oliese mal a sus pies. No es extraño porque es justo ahí, donde, como ejemplo de ciencia pura, se leen párrafos como éste:

La llamada Síntesis Evolutiva Moderna es una robusta teoría que actualmente proporciona explicaciones y modelos matemáticos sobre los mecanismos generales de la evolución o los fenómenos evolutivos como la adaptación o la especiación. Como cualquier teoría científica, sus hipótesis están sujetas a constante crítica y comprobación experimental.

Es decir, palabras, sólo palabras a los pies de un Charles Darwin que va empalideciendo por momentos porque teme estornudar y que todo aquello desaparezca, o peor aún, que alguien vaya un día, analice la frase y le pida una explicación de todo esto. Ha debido leer algo que no le gusta. A mi tampoco. Y es que las tautologías no se demuestran. Los experimentos no valen para eso.

Tranquilo Sir Charles, guardaremos el secreto. Compadezcamos, eso sí, a los alumnos que tengan que estudiar esto en español, los recordaremos en nuestros días de pesadilla.

La experiencia que acabo de relatar brevemente me demuestra que vivimos en una cultura en retroceso. Rechazamos lo que hay de original en nuestro idioma, para traducir mal lo que viene mal dicho en inglés. Con esto hacemos un pienso que damos por bueno en las aulas, en donde los alumnos, desde jóvenes saben que sólo importa competir para ganar. Porque, toda la vida ha sido así. La realidad da así valor a la ausencia de razonamiento. ……. ¡Qué pesadilla!.




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