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martes, 19 de mayo de 2009

Un blog interesante







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martes, 30 de octubre de 2007

La Genética, contemporánea del Titanic



La Genética suelta amarras a primeros del siglo XX y parte en su singladura de unos principios sólidos: Los seres vivos tienen, al menos en ocasiones, el significado que uno quiera darles. Su carácter es el conjunto de características. Las características se heredan. Hay que realizar cruzamientos para ver cómo. Pero tal solidez de sus planteamientos, implica una herida mortal.

No estamos ante un caso único en su época. Otros proyectos se fundamentaban en sólidos principios, pero fallaron por no haber considerado debilidades inesperadas. Empresas gigantes, basadas en la confianza del hombre en su propia capacidad y destinadas a la lucha con los elementos: Con el Mar, El Titánic; con el mar del lenguaje, La Genética.

Pero la fuerza que motiva ambos proyectos incluye, según el principio oriental del Yin y el Yang, una profunda debilidad que hace difícil que sus travesías ocurran sin riesgos o accidentes.
La Genética abstrae los caracteres, pero el significado de los seres vivos pudiera no ser ese, sino otro. Ni sabemos cuál ni tan siquiera estamos seguros de que haya otro, pero el problema surge si cabe tan solo la posibilidad de que los seres vivos tuviesen otro significado que, precisamente podría perderse por ignorarlo.

Si se aislan los caracteres, podríamos incurrir en dificultades graves, por ejemplo para obtener una explicación de la variabilidad. En un artículo publicado en The American Naturalist en 1924, Oscar Riddle reconocía perfectamente esta realidad:

“These divisions or aspects of biological science—comparative anatomy, systematics, biochemistry, paleontology, behavior, embryology, evolution, pathology, ecology, microanatomy, physiology and distribution—are at once frank recognitions of the kinds of knowledge necessary to a comprehension of the organism, and of the limited scope and value of any single type of information. Heredity, or evolution, like Biology as a whole, possesses an integrity which upon examination immediately dissolves into diversity. It is a crystal of many facies. The first purpose here is to attempt the identification of the radically diverse aspects presented by any single hereditary character….”

Es decir, al analizar cualquier carácter tendremos detrás toda la Biología del organismo y siempre volveremos al punto de partida. Si preguntamos por la parte no podremos nunca tener una respuesta que explique el todo.

martes, 23 de octubre de 2007

La mutación del carácter



A lo largo de este mes de Octubre que ya va claudicando, pero que todavía tiene, al menos por estas latitudes, un brillo inusual, hemos tratado acerca del carácter. En las entradas de los días tres y cuatro de Octubre, veíamos la complejidad que reside en este concepto. En la entrada del día ocho, vimos que esta complejidad se manifiesta en las definiciones que de “carácter” da el diccionario de la RAE. En definitiva, decíamos, que todas estas acepciones se podrían reducir a dos, una simple y una compleja y explicábamos cómo la Biología, y en particular la Genética, se habían mostrado más partidarias de la acepción simple. Por el contrario, a través de la obra de sucesivos autores, veíamos la vinculación del carácter con conceptos importantes para la humanidad, como el significado, la virtud, el alma, la substancia y la voluntad y su unión indisoluble con el entorno manifestada en un texto de Kierkegaard.

Todo esto pertenece al pasado y hoy, a cambio, se nos presenta una nueva y curiosa alternativa, porque: ¿Quién piensa hoy en el carácter como esencia de una persona?. ¿Qué significado ha tomado hoy la palabra carácter?. A diferencia del concepto clásico que impregnó la literatura, el carácter, así como esencia, casi ha desaparecido del mapa y se emplea más bien en su sentido intranscendente, como con minúscula, como cada una o el conjunto de las características que uno tiene: Pelo rubio o moreno, ojos azules o castaños, altura, diversos diámetros. Todos ellos o casi todos son inter-cambiables en clínicas de distintos especialistas mediante el pago de cantidades variables. Como todo, hoy el carácter tiende a ser venal.
Esta mutación conceptual de carácter como espejo del alma a carácter como característica y objeto de mercado ocurre, nos guste o no, en sincronía con el cambio en general, pero en el caso particular que aquí nos atañe, con el desarrollo de la Genética; porque la Genética es la ciencia que estudia la herencia, esto es, la transmisión de los caracteres.

Como el estudio del carácter en sentido clásico es muy difícil o imposible (¿complejidad irreductible?), porque después de tanto tiempo apenas sabemos en qué consiste; hemos tirado por el camino de en medio y, lógicamente, la Genética estudia la transmisión de los caracteres en su sentido fácil, es decir de las características. Haciendo esto la Genética ha cosechado grandes éxitos, algunos de ellos en asociación con la Bioquímica. Pero, por otra parte, ambas también tienen su parte de responsabilidad en el eclipse de un concepto importante. El concepto clásico de carácter tiende hoy a desaparecer.

La Genética tiene aquí una parte de responsabilidad que habrá que analizar con cuidado para que no tenga consecuencias imprevistas.....

miércoles, 11 de julio de 2007

Reflexiones para un cambio (III): Un limón del siglo XVII todavía por exprimir.



La “Historia serpenta et draconi” de Aldrovandi se publicó en la primera mitad del siglo XVII. Unas décadas después, en 1657, se publica la "Historia naturalis de quadripedidus" de Jonston. En su obra “Les mots et les choses”, Michel Foucault compara ambas obras y nos cuenta cómo el avance entre ambas consistió en eliminar, en la segunda, elementos de la primera. La obra de Jonston inaugura la época del rigor científico excluyendo aspectos que consideraba la de Aldrovandi, no sólo aquellos de la fábula y la mitología, sino también algunos propios de la vida de los animales, fruto de complejas interacciones que la ciencia, en su búsqueda de la objetividad, y la consiguiente definición de los objetos, como entidades libres del ruido del mundo, ha descartado.

Dice Foucault:

"La Historia Natural encuentra su lugar en esta distancia, ahora abierta, entre las cosas y las palabras —distancia silenciosa, carente de toda sedimentación verbal y, sin embargo, articulada según los elementos de la representación, justo aquellos que podrán ser nombrados con pleno derecho. Las cosas llegan hasta las riberas del discurso porque aparecen en el hueco de la representación. "

El hueco de la representación es, ni más ni menos que el que queda entre la realidad y la Ciencia. A mi entender, hay un responsable de abrir esa brecha. La responsabilidad de esa distancia entre las palabras y las cosas recae en el empeño por la búsqueda de objetividad. El tratar a los seres complejos inseparablemente unidos entre sí e integrados en el mundo como lo que no son, es decir, como meros objetos.

¿Consistirá la tarea de la Nueva Biología en acortar la distancia entre las palabras y las cosas de la que nos habla Foucault?. ¿Habrá que incluir para ello en la consideración de la Naturaleza elementos de la fábula y la mitología?, o,… ¿tal vez será suficiente con reconocer la complejidad, fijar la meta en su descripción y estudio e incluir debidamente las relaciones particulares y sorprendentes que tienen lugar entre los seres vivos?. El limón de Aldrovandi se libró de la furia de la objetividad y por eso ofrece el brillo propio de la vida. No tiene nada que ver con una fotografía y espera ser exprimido.




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