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lunes, 11 de julio de 2011

La mitad de la obra de Darwin procede del cerebro de Lyell, bien,....¿Y la otra mitad?




Sabido es que Darwin dijo que la mitad del contenido de sus libros procedía del cerebro de Lyell. Seguramente esta mitad incluye la parte a la que se refiere Platypus en una entrada reciente cuando cita a Dawkins:

Para Darwin, cualquier evolución que tuviera que ser ayudada por Dios mediante saltos no era evolución en absoluto. Convertía en un disparate el punto central de la evolución. Bajo este ángulo, es fácil ver por qué Darwin reiteró constantemente el carácter gradual de la evolución.

Porque la idea del carácter gradual procedía de Lyell.

Ahora bien, ¿Qué sabemos de la otra mitad de la obra de Darwin? ¿De dónde procedía?

Caben las siguientes posibilidades:

1. Del cerebro de Huxley
2. Del cerebro de Adam Smith
3. Del cerebro de Tomas Hobbes
4. Del cerebro de Malthus
5. Un cuarto de cada uno de los cerebros anteriores.


¿Ustedes qué piensan?

La imagen procede de El dato duro.

miércoles, 6 de julio de 2011

¿Es la Selección Natural una Ley científica?




En el empeño por aclarar qué es exactamente la Selección Natural vamos viendo dificultades para admitirla como mecanismo (según indicaba en su día el diccionario de Neolengua en su versión española; hoy dice fenómeno), como proceso o fenómeno y como teoría científica. También vimos algo sobre la inconveniencia de considerarla ley natural….


Ninguna de estas cosas es la Selección Natural: ni mecanismo, ni proceso, ni fenómeno, ni teoría científica, ni tampoco es ley natural, aunque esto último abría las puertas de una jugosa discusión mediante la cual y con ayuda de Rafael Sánchez Ferlosio habíamos llegado a la conclusión de que el Derecho Natural podría legitimar hasta lo más ilegitimable, es decir y sin ir más lejos: el propio darwinismo. De nuevo caíamos así en tema crucial y no suficientemente aclarado todavía: el darwinismo como forma de eugenesia.


Todo indica que la definición más adecuada por el momento, la que mejor define lo que pueda ser la Selección Natural es “La supervivencia del más apto”, con lo cual estaríamos en una situación curiosa en la cual el estudio de la transformación de las especies, o si se prefiere de la Evolución se basaría en un chascarrillo. Sería como decir que la ciencia admite que la ley central que rige la evolución se corresponde, ni más ni menos con el grito “Sálvese quien pueda”. 

Así la aparición de nuevas especies vendría a ocurrir ni más ni menos que por haber sido éstas precisamente las que se han podido salvar. Algo torpe como idea científica.....¿no?

Según el darwinismo, todo quedaría así explicado de tal manera que,  si a lo largo de nuestro estudio surgen dudas, cualquiera de ellas o todas simultáneamente podrían resolverse mediante tal expresión. Por ejemplo: ¿Cómo ocurre la evolución? Por el proceso de sálvese quien pueda. ¿Cómo aparece una nueva especie? Pues fue capaz de salvarse como pudo. Habríamos abandonado la ciencia en manos de éste curioso chascarrillo, factótum de la evolución que queda precisamente definido como Fantasma semántico, una situación peligrosa semejante a la ya descrita en otras ocasiones como consecuencia del análisis de la obra de Darwin.

No obstante, antes de pasar definitivamente a considerar la Selección Natural un puro fantasma semántico o un chascarrillo quedan algunas posibilidades. Por ejemplo y vamos a entrar en terrenos verdaderamente delicados: ¿Podría ser la selección natural una ley?

Si así fuese sería muy importante saber de qué ley se trata si de una ley científica o de una ley natural. Que la Selección Natural es una Ley natural lo defendía firmemente la versión en inglés del diccionario de la Neolengua hasta el pasado día 28 de agosto de los corrientes en que el usuario Woland37 cambió Ley natural por proceso natural, como puede verse aquí.


Sería extraño que algo tan dirigido a la naturaleza como la Seleccción Natural fuese Ley sin ser Ley Natural, pero ya veíamos que el concepto de ley natural es muy delicado. Para un científico mucho mejor basar sus trabajo en leyes científicas que en leyes naturales.


Lo que ha dejado ahora escrito Woland37 (proceso natural) en el diccionario de la Neolengua (english version), es, a todas luces incorrecto puesto que proceso natural es la evolución en sí y no la selección natural. Lo que había escrito antes, aún siendo también incorrecto permitió aquella investigación que nos había llevado a lacalificación del darwinismo como algo ilegitimable. Veamos ahora qué ocurre si mantenemos que la selección natural es Ley Científica.  En primer lugar, mediante ésta definición el diccionario de neolengua contradice su versión en español, que  indica hoy que la selección natural es un fenómeno. Esto no sería grave puesto que los hispanoparlantes estamos bien acostumbrados a oír que en cuestión de ciencia el inglés manda. Bastaría con corregir la versión en español y cambiar en ella fenómeno por ley (conceptos bien distintos). Pero resulta que hay otro problema. La definición de Selección Natural como Ley Científica viene a contradecir la propia definición de Ley Científica, Scientific Law, en el diccionario de Neolengua (english version)  que indica:

A scientific law or scientific principle is a concise verbal or mathematical statement of a relation that expresses a fundamental principle of science, like Newton's law of universal gravitation.

En el caso de la Selección natural carecemos de mathematical statement alguno y de relación que exprese un principio fundamental, teniendo que conformarnos con una simple expresión verbal: La supervivencia del más apto,  es decir, supervivencia del que sobrevive independientemente de cuáles sean sus características o propiedades, sus claves o estrategias en una burda competición: una tautología de nulo contenido científico.

Debemos concluir por tanto que la Selección Natural tampoco es Ley Científica, y que sin duda alguna es una construcción confusa, un sintagma enfermo y carente de significado. En definitiva un fantasma semántico.

Alternativamente, podemos quedarnos con la única definición válida encontrada: Supervivencia del más apto. Iva Mendes en su blog Humordarwinista demuestra que éste es el significado auténtico que Darwin da a la Selección Natural. Para concluir acertadamente:


E há que diga que a Seleção Natural foi a idéia mais brilhante que existiu no mundo. Eta mundo besta, meu Deus!








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martes, 18 de enero de 2011

¿Es la selección natural ley natural? Discusión con la ayuda de Rafael Sánchez-Ferlosio



La definición de Selección Natural en el Diccionario de Neolengua (english version) correspondiente al día 27 de agosto de 2010 decía:

'''Natural selection''' is a natural law

Pero el dia siguiente la misma definición cambiaba a:

'''Natural selection''' is a natural process

La definición de hoy ha perdido natural y en ella se lee sólo process


Ciento cincuenta y dos años después de la publicación de la obra de Darwin (On the Origin of Species by means of Natural Selection or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for survival……) y todavía no sabemos qué es el concepto clave de esta importante, sublime obra maestra: la Selección Natural. Ayer, ley natural; hoy proceso. También (o mejor dicho tampoco) mecanismo, teoría, hipótesis, teorema, etc, etc........



El estudio de la evolución desde Darwin se ha convertido en una máquina incapaz de distinguir teorías, hechos, verdades, procesos, mecanismos, causas, etc, etc.....Ciento cincuenta y dos años después todavía no sabemos qué es la Selección 
 Natural



Entiendo perfectamente que a los supervisores del Diccionario de Neolengua no les guste la definición de Selección Natural como Natural Law, pero no entiendo que de esas dos palabras se haya quitado Law, dejando Natural para combinarlo con Process. ¿Cómo va a ser la Selección Natural un Proceso Natural? Si el proceso es la Evolución de las Especies no podríamos consentir que la explicación venga a ocupar el lugar de lo explicado.

Puestos a hacer juegos de palabras, actividad principal del darwinismo desde su fundación, mucho mejor habría sido que se quitase la palabra Natural dejando Law asociada a Scientific. Scientific Law. Aunque también incorrecto, daría mucha mejor presencia a la definición que Natural Law y desde luego mejor que Natural Process o el actual Process, un término sencillo y huérfano y por lo tanto poco apto para la struggle for survival de la que se trata.

Aunque el problema no tiene solución puesto que se trataría en cualquier caso de mantener un concepto inútil e indefendible, hoy vamos a tratar el concepto de Natural Law y sus misteriosas relaciones con el darwinismo. Para ello contamos con la ayuda de una figura importante de las letras contemporáneas: Rafael Sánchez Ferlosio quien en su artículo titulado “La amenaza del universalismo” publicado en el diarío ABC el día once de Septiembre de 2002 y luego en el libro titulado “Sobre la Guerra” trata el tema del Derecho Natural de la siguiente manera:

Sobre lo que es el derecho positivo sobran milenios de justicia institucionalizada, promulgación de leyes, compilación de códigos, formalización de términos, como para que hoy se haya vuelto más o menos accesible a una definición de fisonomía casí “científica”. En cambio, lo que sea o pueda ser lo que llamamos “derecho natural” sigue siendo, desde los estoicos, que osaron suponerlo por primera vez, una cuestión privativa de la filosofía. Es una instancia esencialmente hipotética y sin duda resbaladiza y peligrosa (según Walter Benjamin, no le falta un sesgo por el que podría “legitimar” incluso el darwinismo social), pero absolutamente irrenunciable frente al propio derecho positivo.



Los profetas de corte del presidente Bush –que no son cuatrocientos como los del rey Acab, que le auguraron el favor de Yavé para el ataque a Ramot de Galaad, pero si al menos los sesenta mencionados-ponen la voz directamente en el registro del “Universalismo” y del “derecho natural”. El “internacionalismo” sólo aparece implícitamente connotado cuando afirman que atenerse a un dictamen de la ONU sería “una opción suicida”. El “derecho natural” asoma ya en frases como esta: “Los fundadores de los EE.UU. basándose en la tradición de la ley natural, así como en la afirmación religiosa fundamental de que todos los hombres han sido creados a imagen de dios, asentaron como “evidente en sí misma” la noción de la igualdad en dignidad de todos ellos. La expresión política más pura de ésta creencia en una dignidad humana transcendente es la “democracia”. Y el “universalismo” sale, a su vez, a escena unas líneas más abajo: “consecuencia inmediata es la convicción de que hay verdades morales universales (que los fundadores de nuestra nación llamaron “Leyes de la Naturaleza y del Dios de la Naturaleza”) y que conciernen, como tales, a todo ser humano”. Baste con eso para ilustrar la apretada conexión entre universalismo y derecho natural establecida por esos sesenta benigüigüis del gobierno a raíz del bombardeo de Afganistán.

¡Caramba!, o sea que según Ferlosio, para Walter Benjamin el Derecho Natural podría legitimar lo más ilegitimable, que no es otra cosa que el darwinismo. Se entiende bien así que se hayan dado tanta prisa en cambiar Natural law por natural process en la versión inglesa de la Wikipedia. No hacerlo habría sido ponerse en evidencia. Aunque para claridad y comprensión, mejor dejarlo como estaba.


según Ferlosio, para Walter Benjamin el Derecho Natural podría legitimar lo más ilegitimable: el darwinismo

Curiosos atajos del lenguaje: La tan mencionada y celebrada Selección Natural no es mecanismo, teoría ni proceso. Si al menos fuese ley, cuánto mejor entonces que fuese ley científica….y no ley natural, pero……¿podrá ser ley científica la selección natural? Ya lo veremos pero creo que tampoco.

Referencia

Sánchez Ferlosio “Sobre la Guerra”. Colección Imago Mundi. Editorial Destino. Barcelona, 2007. Las frases citadas son de la páginas 332-333.

Imagen:

Rape of Lucretia by Simon Vouet: Disobeying Natural Law. Tomada de Lex Christianorum.
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lunes, 22 de noviembre de 2010

¿Es la selección natural teoría científica?





En el lenguaje científico la claridad es la única estética permitida






GREGORIO MARAÑÓN (1887-1960).


La confusión reina en el mundo de la evolución. Ya en 1974, Richard Lewontin en su libro "The Genetic Basis of Evolutionary Change”, indicó “Toda la relación entre teoría y hechos necesita una reconsideración” y sin embargo, nada parecido a tal reconsideración ha ocurrido desde entonces.

Del razonamiento de Lewontin surge como por generación espontánea la expresión “curiosa máquina incapaz de distinguir” para referirse al estudio de la evolución haciendo énfasis en su tradicional incapacidad para distinguir “teoría” de “hechos”. El estudio de la evolución desde Darwin se ha convertido en una máquina incapaz de distinguir teorías, hechos, verdades, procesos, mecanismos, causas, etc, etc.....


Primer paso de un intento pertinaz por salir de tal confusión ha sido la identificación del elemento responsable de la misma: la Selección Natural, y también del autor con el que empezó el problema: Charles Darwin.


El estudio de la evolución desde Darwin se ha convertido en una máquina incapaz de distinguir teorías, hechos, verdades, procesos, mecanismos, causas, etc, etc.....



En la obra titulada “Sobre el Origen de las Especies por medio de la Selección Natural o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida” (On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life), Charles Darwin comete un grave error; más grave aún tratándose de un científico: La ambigüedad.

La expresión Selección Natural es utilizada en dicha obra con una buena docena de significados distintos, número que ha aumentado en el curso de la historia de la evolución. Tal ambigüedad es insostenible en la ciencia. Es inadmisible que un proceso sea a la vez teoría, ley, hipótesis, mecanismo, expresión de la bondad, etc, etc….

Para un concepto científico, ser muchas cosas diferentes resulta más grave y sobre todo más peligroso que no ser nada. Precisamente por ser muchas cosas diferentes un concepto puede incomodar el progreso de la ciencia, mientras que si fuera nada, no sería tan inconveniente.


Para un concepto científico, ser muchas cosas diferentes resulta más grave y sobre todo más peligroso que no ser nada.



Por lo tanto es necesario responder con claridad a la pregunta: ¿Qué es la Selección Natural?

Veíamos que el diccionario de Neolengua informa en su última versión en español que la Selección Natural es un mecanismo, pero tal afirmación es inadecuada.

No puede llamarse mecanismo a algo cuyas estructuras o elementos no están bien definidos. En todos los mecanismos conocidos hay una serie de elementos ordenados que aseguran un funcionamiento. Por otra parte, a la Selección Natural se atribuyen distintos efectos tales como la reproducción diferencial de los genotipos en el seno de las poblaciones y la formación de especies. Pero, entonces surge inevitable la cuestión: ¿El mismo mecanismo regirá cambios en poblaciones y la formación de especies?, ¿El mismo mecanismo ocurrirá en todas las poblaciones de la naturaleza y en el laboratorio? Ante la respuesta negativa a todas estas cuestiones debemos concluir que la Selección Natural no es mecanismo alguno.

Tampoco parece adecuado definir a la Selección Natural como “proceso”. Esto llevaría a asociar peligrosamente proceso natural (o fenómeno) con la idea de selección. Es un disparate atribuir a cualquier proceso natural (o fenómeno) una intención y la idea de selección sólo expresa eso: intención. Además, al admitir la selección natural como proceso o fenómeno seguimos una pista falsa puesto que reemplazamos el auténtico fenómeno natural, es decir el cambio de las especies con el tiempo (la propia evolución), con una torpe interpretación debida a nuestra arrogante pretensión de que tal cambio no es otra cosa que una supuesta “selección” .

Ante tales errores en las distintas versiones del diccionario de neolengua, pronto deberá llegar alguien autorizado y efectuar el cambio. ¿Qué deberá escribir entonces ese anónimo y filantrópico autor?
¿Qué será la Selección Natural que no puede ser ni mecanismo ni proceso? Ayudemos a ese anónimo benefactor de la humanidad, cuando vaya decidido a corregir la última versión del Diccionario de la Neolengua para que sus filantrópicos correctores queden con la conciencia tranquila y puedan dormir de un tirón. ¿Será la Selección Natural una Teoría Científica?.......

La aportación central de Darwin al estudio de la Evolución es la Teoría de Evolución por Selección Natural. Esto es precisamente lo que dice el título de su obra principal: Sobre el Origen de las Especies por medio de la Selección Natural …..O por lo menos la primera parte del título de su obra ya que la segunda parte no siempre se menciona y empieza a sonar algo mal en estos tiempos (la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida). No obstante en la conjunción o (or) que une ambas partes del título va implícita cierta equivalencia, o sea que la Selección Natural vendría a explicar tanto el Origen de las Especies como la preservación de las razas favorecidas. ¿Podría una misma “Teoría” explicar cosas tan diferentes? Aunque en cuestión de explicaciones cada cual puede quedarse con la que más le convenga, la ciencia posee ciertos criterios de objetividad o demarcación, como veremos más adelante.


Aunque en cuestión de explicaciones cada cual puede quedarse con la que más le convenga, la ciencia posee ciertos criterios de objetividad o demarcación



Si admitimos que toda Teoría científica es una “explicación” hemos de admitir que la Teoría de Darwin, a menudo tomada como base y fundamento del estudio de la evolución, no es otra que la de Evolución por Selección Natural. Teoría que explica mediante la "supervivencia del más apto" suena raro como teoría, es decir como explicación y los más fervientes defensores del darwinismo reconocen indirectamente que esto no es una teoría científica cuando indican que la Selección Natural es un “hecho”, “proceso” o “mecanismo”, lo cual es otra manera de decir que no es teoría.

Concretando y para acabar por hoy: ¿Es la Selección Natural una Teoría Científica?

En filosofía de la ciencia existen los que se han llamado Criterios de Demarcación, reglas que permiten distinguir cuándo algo es una teoría científica de cuándo no lo es.
Por supuesto que no hay acuerdo entre todos los autores, pero sí que hay algunos cuyas ideas merecen el profundo respeto de la comunidad.
En su libro titulado “Conjecturas y Refutaciones: The Growth of Scientific Knowledge” (comentado aquí por el profesor Ibañez) Popper venía a defender con muchos argumentos que el criterio de demarcación para una Teoría Científica no es otro que su refutabilidad. Si una proposición no es refutable, entonces no puede ser considerada una teoría científica. Y refutable, se refiere a la experimentación, al Método Científico.


el criterio de demarcación para una Teoría Científica no es otro que su refutabilidad. Si una proposición no es refutable, entonces no puede ser considerada una teoría científica. Y refutable, se refiere a la experimentación, al Método Científico



La Selección Natural, expresada en su forma más conocida como supervivencia de los más aptos es un ejemplo característico de proposición no refutable. Ciertamente siempre sobreviven los más aptos. Siempre y en todo lugar, luego por lo tanto no podremos llegar nunca a unas condiciones experimentales en las que la proposición sea refutada. Dicho de otro modo nos encontramos ante una tautología.

El propio Popper indicó en su libro:

“No existe ninguna ley de la evolución, sino sólo el hecho histórico de que las plantas y los animales cambian, o, más precisamente, que han cambiado. La idea de una ley que determine la dirección y el carácter de la evolución es un típico error del siglo XIX que surge de la tendencia general a atribuir a la “Ley Natural” las funciones tradicionalmente atribuidas a Dios.” (p. 408)

Bibliografía

Karl Popper. 1961. Conjecturas y Refutaciones: The Growth of Scientific Knowledge. Paidós Barcelona. 1981.

Ciento cincuenta aniversario del origen de la máquina incapaz de distinguir en la obra de Charles Darwin

Sesquicentenario de la Selección Natural: lecturas para entender una tautología
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domingo, 20 de junio de 2010

¿Es la selección natural un mecanismo?



Confuso por la avalancha de críticas e insultos recibidos por formular la pregunta ¿Qué es la selección natural? he buscado en las fuentes más recientes, concretamente en el diccionario de la Neolengua para informarme. Ahí encuentro lo siguiente:

La selección natural es un mecanismo evolutivo que se define como la reproducción diferencial de los genotipos en el seno de una población biológica

¿Será cierto que la selección natural es un mecanismo?

Si lo es, entonces: ¿De qué mecanismo se trata? ¿Qué elementos intervienen, qué estructuras y cómo están ordenadas? ¿Puede tratarse acaso de un mecanismo sin ninguna estructura, elementos ni orden?

¿Podrá, en ese caso ser el mismo mecanismo responsable de la reproducción diferencial de todos los genotipos en el seno de todas y cada una de las poblaciones?

¿El mismo mecanismo regirá cambios en poblaciones y la formación de especies?

¿El mismo mecanismo en la naturaleza y en el laboratorio?

¿El mismo en los salmones, en focas, en trilobites, en virus plantas y bacterias?

¿Están seguros de lo que escriben y mantienen los autores y correctores de tan importante apartado?

¿Es serio llamar a la selección natural mecanismo?

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sábado, 19 de septiembre de 2009

Curiosa máquina incapaz de distinguir: Reconsiderando hoy el estudio de la evolución desde una perspectiva histórica





Richard Lewontin, profesor de la cátedra Alexander Agassiz en Harvard, escribió su libro "The Genetic Basis of Evolutionary Change" en 1974.

Dedicado al prócer darwinista Theodosius Dobzhansky, en su primera página se lee el canto I correspondiente al Inferno de "La Divina Comedia" de Dante (Nel mezzo del cammin di nostra vita……..), razón por la cual me he permitido ilustrar este comentario con una representación de la Divina Comedia.



Más adelante, en la página 175 de la edición de Omega (Barcelona, 1979), ya al principio del capítulo 5, titulado "La Paradoja de la Variación", que abre la tercera sección (La Teoría) se pueden leer estas frases maravillosas que demuestran cómo los académicos a veces pueden, desde sus cumbres, escribir así de bien para beneficio del público conocimiento:



Durante muchos años la genética de poblaciones constituyó una teoría poderosa e inmensamente rica sin virtualmente hechos satisfactorios sobre los que trabajar. Fue como una compleja y exquisita máquina diseñada para elaborar una materia prima que nadie había explotado con éxito. Ocasionalmente, algún prospector desusadamente listo o afortunado se encontró con un afloramiento natural de mena de alta graduación, y parte de la maquinaria se puso en marcha para demostrar a sus fiadores que realmente funcionaba. Pero la mayor parte de dicha maquinaria se dejó en manos de los ingenieros, siempre arreglándola, siempre mejorándola, anticipándose al día en que sería llamada a funcionar a pleno rendimiento.


De improviso, la situación cambió. La veta principal fue barrenada y una profusión de hechos fueron vertidos sobre los cubos de esta máquina teórica. Sin embargo, de la máquina no ha salido nada. No es que la máquina no funcione, pues para una gran cantidad de ruidos de engranajes es claramente audible, si no son amortiguados, pero de alguna forma no puede transformar en productos acabados la gran cantidad de materias primas con que ha sido provista. Toda la relación entre teoría y hechos necesita una reconsideración.



Según explica con lucidez el profesor Lewontin, de esta máquina que constituye la Genética de Poblaciones, no ha salido nada, excepto ruido. La máquina suena, pero de ella no sale nada que substancialmente nos ayude a entender la transformación de las especies. Estoy de acuerdo al cien por ciento. La causa reside, según explica el autor, en que toda la relación entre teoría y hechos necesita una reconsideración. Sigo estando plenamente de acuerdo. Ahora bien, paremos por un momento la máquina para que cese su ruido y el diálogo llegue a nuestros oidos claramente. Veamos: ¿En qué puede consistir tal reconsideración? Es posible una respuesta a tal pregunta, pero antes plantearé una disyuntiva:






¿Será por necesidad la reconsideración reclamada por Lewontin algo complicado e incomprensible a la mayoría de los mortales?; ¿algo que deban resolver los eruditos como el propio Lewontin, Dobzhansky o Ayala mediante textos voluminosos o series interminables de reuniones que diesen lugar a tratados incomprensibles en cientos o miles de páginas? Sospecho que no. Todo eso sólo serviría para aumentar el ruido de la máquina.




¿Podría, por el contrario, tratarse de una reconsideración de aspectos fundamentales que un adolescente de una cultura media sería capaz de comprender? Pienso que sí.

desde Darwin, los principales teóricos del estudio de la evolución, entre los que se encuentra Dobzhansky, son incapaces de distinguir entre teoría y hecho




La reconsideración de la relación entre teoría y hechos que propone Lewontin removería algunos de los cimientos de la teoría evolutiva pero sería la única posiblidad de ajustar los engranajes para que la máquina hiciese menos ruido y funcionase con mayor provecho. Ahora bien, al contrario de lo que podría parecer en un análisis somero, dicha reconsideración jamás podría realizarse desde los terrenos de las altas esferas de la Academia. Nunca los expertos en evolución podrán resolver la cuestión y librar a su especialidad de los males que la aquejan, puesto que son ellos mismos los causantes de tal situación. La reconsideración de la relación entre teoría y hechos en el terreno de la evolución debería realizarse desde terrenos más generales y próximos al sentido común, mediante el cuidadoso análisis del lenguaje y su utilización adecuada.



¿Cómo? Es sencillo, pero para empezar es necesario darse cuenta de que, desde Darwin, los principales teóricos del estudio de la evolución, entre los que se encuentra Dobzhansky, a quien Lewontin ha dedicado su libro, son incapaces de distinguir entre teoría y hecho.



Veremos algunos ejemplos que iré publicando en las siguientes entradas de este blog.



Referencia


Lewontin, R. 1979. La Base Genética de la Evolución. Editorial Omega. Barcelona.





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Esta entrada es la primera de una serie titulada: "La Máquina incapaz de
distinguir
". Se dedica a un repaso histórico del estudio de la evolución y consta de los siguientes apartados:


  1. Curiosa máquina incapaz de distinguir: Reconsiderando hoy el estudio de la evolución desde una
    perspectiva histórica

  2. Construyendo la máquina incapaz de distinguir: Dobzhansky

  3. Manteniendo la máquina incapaz de distinguir: El Maravilloso Mundo de la Evolución, según Julian
    Huxley

4. Conservando la máquina incapaz de distinguir: “Evolución” de Dobzhansky, Ayala, Stebbins y Valentine, donde se demuestra que la Selección Natura no es una teoría sino proceso.

5. La máquina incapaz de distinguir siempre funcionando

6. Ciento cincuenta aniversario del origen de la máquina incapaz de distinguir en la obra de Charles Darwin









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domingo, 2 de agosto de 2009

Videos sobre biodiversidad con pregunta incómoda












Hace unas semanas, Olga Zafra escribió un post titulado "El darwinismo en la actualidad" en la bitácora sobre BioCiencia y Tecnología que, con mano firme gobierna JAL desde los weblog de Madrimasd.

Según la autora, la Teoría Sintética o Neodarwinismo explicaría no sólo la evolución, sino en un planteamiento más dificil todavía y ya casí decididamente acrobático, el mismo origen de las especies.

Por mi parte, en una actitud mucho más propia del espectador que del acróbata y teniendo en cuenta que el neodarwinismo no es sino darwinismo actual y que, por tanto, se basa ni más ni menos que en ese concepto tan peliagudo y controvertido de la Selección Natural, no puedo estar ni mucho menos de acuerdo con tales opiniones tan frecuentes en las pistas del actual circo de la ciencia.

En la discusión surgida a continuación se sorprendía mucho un contertulio cuando le indiqué que la biodiversidad se podría explicar de muchas maneras, queriendo expresar con ello que tan científica es la Selección Natural como cualquier otro Mito. No pretendía yo decir que fuese capaz de explicar la biodiversidad de manera convincente, ni menos aún científica, sino que dudo que pueda haber una explicación científica para tamaña cuestión. Y es que, además de los inconvenientes habituales que la mayoría de los mitos tienen para ser considerados pruebas científicas, la Selección Natural, presenta otra seríe adicional de dificultades que curiosamente parecen ser invisibles a los ojos de muchos científicos especializados.

Así, algunos de los participantes en el debate eran de la opinión con la autora que la biodiversidad se explica bien mediante la Selección Natural.

Tal opinión es para mí, como decía arriba, pirueta acrobática y como tal arriesgada. Analicémosla como tal y veamos luego alguno de sus riesgos.


Además de no ser científico (una tautología), el concepto de Selección Natural se ha mantenido a presión desde el poder de grupos mediáticos, editoriales y científicos bien interesados. Empero, a nadie se le escapa que su principal objetivo ha sido desde su fundación social: el de justificar el
gobierno del mundo por unas élites; el de la ciencia, por otras élites (especializadas).

Una serie de videos tomados en una visita reciente al Parque Nacional de Manuel Antonio, en Costa Rica servirá para introducir la pregunta incómoda que por ahora surge como consecuencia de mi participación en aquel debate y que dejaré caer para reflexionar durante el verano.


La pregunta es:

¿Alguna teoría científica explica la biodiversidad?

Si los vídeos sirven para alimentar dudas, tengan entonces en cuenta que están tomados en el entorno de un Parque Nacional y piensen cuán diferente será el destino de plantas y animales si la teoría en cuestión triunfa y llega a convencernos a todos de que la explicación de la biodiversidad la proporciona la selección natural o si algunos albergamos y alimentamos serias dudas al respecto.



Nota: Una versión posterior de esta entrada se ha publicado aquí

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lunes, 8 de junio de 2009

El creacionismo, invento darwinista





El asunto que concierne a la filosofía es el de preservar el poder de las palabras más elementales a través de las cuales el ser humano se expresa


Martin Heidegger (en la imagen)



Si afirmo que el Creacionismo es un invento darwinista muchos van a decir que estoy loco o que la afirmación es producto de mi confusión mental. Pero antes, sigan leyendo porque precisamente se trata de no caer en confusiones mentales.


Para empezar, no estoy diciendo que la fe o la religión sean inventos darwinistas. Nada de eso. Por el contrario, identificar el tener fe (en el sentido de ser creyente o profesar alguna religión) con ser creacionista es un error grave, un disparate, si bien por otra parte muy promovido desde terrenos de debate intelectuales, académicos y enciclopédicos.

El creacionismo no se relaciona tanto con tener fe como con proponer que opiniones religiosas pueden en algún momento enfrentarse con puntos de vista científicos. Propuesta ésta que no parte de ninguna creencia religiosa sino que, yendo mucho más allá de todas ellas, ha sido tradicionalmente fomentada desde círculos académicos en particular del entorno darwinista, desde su mismo epicentro fundacional, los escritos de Charles Darwin.


Ya he presentado evidencia indicando que la difusión de algunos aspectos importantes del diseño inteligente se hace desde perspectivas darwinistas y también de que la razón de ser del darwinismo no es otra que establecerse como fe única desplazando a toda la religión. También mencioné que Darwin era fundador del creacionismo, tendencia que alimentaba en beneficio propio.

Presento aquí datos que apoyan la hipótesis de que el creacionismo es un invento darwinista con la intención de someterlos a una crítica abierta. Advierto a los participantes que sean prudentes a la hora de escribir sus comentarios, pues la experiencia indica que argumentos que, en su día, fueron utilizados para oponerse a esta hipótesis, podrían después llegar a ser, por curiosos giros de la vida, los más útiles a la hora de defenderla.


La hipótesis parte de la base de que los sistemas sociales, económicos o culturales dominantes, siempre han utilizado el lenguaje a su favor como herramienta de dominio. Esto fue ilustrado en una entrada con varios ejemplos, pero el que más nos concierne ahora es el que indicaba que conocidos darwinistas habían participado en la redacción del término Creacionismo en Wikipedia. Dicha redacción es un bodrio, su lectura levanta dolor de cabeza y de ella se deduce que el término es inventado y no se ajusta a ninguna realidad digna de ser definida. Lo mismo ocurre con la definición de la RAE. La Academia introduce un término inútil, que no se ajusta a ninguna realidad. Alguien sabrá a qué intereses puede obedecer este modo de obrar, pero en todo caso, no son ni los de la ciencia ni la utilidad del lenguaje. Esta es su definición:



Doctrina que, en contraposición a la teoría de la evolución, defiende que cada una de las especies es el resultado de un acto particular de creación.



Así de mal puede llegar a expresarse a veces la RAE, ¡Como si a una teoría científica pudiese cada cual mandarla callar mediante doctrina impuesta!

Pues no, señores redactores y correctores de la RAE. Se equivocan ustedes, porque la teoría científica y la doctrina impuesta habitan, cada una de ellas en su propio universo y nunca se encuentran.

Grave error éste de la RAE, puesto que no hay manera de contraponer una doctrina a una teoría. ¿Dónde se encontraban los asesores científicos de la Academia el día en que se redactó esta imperdonable entrada?



Siguiendo una línea de razonamiento detectivesca basada en datos estadísticos que indican que es frecuente encontrar entre los principales sospechosos de un crimen a los beneficiarios del mismo, es lícito preguntar: ¿Quién es beneficiario principal del uso y extensión de la palabreja Creacionismo? La respuesta surge inmediata: El darwinismo.

Al inventarse un enemigo numeroso, bien disciplinado y sin argumentos científicos, los verdaderos enemigos, científicos bien preparados, se esfuman. Sus únicos oponentes visibles carecen de criterio científico.

Mediante el desarrollo de un hipotético pensamiento basado en modelos “creacionistas” y, por tanto a-científicos, el darwinismo navega libre en el mar de la ciencia que ha quedado plenamente a su disposición. En la bodega de su trasatlántico viaja secuestrada la biología.

Esto, como decía al principio no es nuevo.
Que yo sepa, el propio Darwin fue el primero si no en utilizar la palabreja Creacionista, si en introducirla y darle la bienvenida en el entorno académico. En cartas a sus amigos Huxley y Lyell, decía:



::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::


CHARLES DARWIN TO T.H. HUXLEY.



Ilkley,
November 25th [1859].



My dear Huxley,


Your letter
has been forwarded to me from Down. Like a good Catholic who has received extreme unction, I can now sing "nunc dimittis." I should have been more than contented with one quarter of what you have said.

Exactly fifteen months ago, when I put pen to paper for this volume, I had awful
misgivings; and thought perhaps I had deluded myself, like so many have done,
and I then fixed in my mind three judges, on whose decision I determined
mentally to abide. The judges were
Lyell, Hooker, and yourself.

It was this which made me so excessively anxious for your verdict. I am now contented, and can sing my nunc dimittis. What a joke it would be if I pat you on the back when you attack some immovable creationist!




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CHARLES DARWIN TO C. LYELL.


15 Marine
Parade, Eastbourne,


October 8th
[1860].


My dear Lyell,

I send the [English] translation of Bronn (A MS. translation of Bronn's chapter of objections at the end of his German translation of the 'Origin of Species.'), the first part of the chapter with generalities and praise is not translated. There are some good hits. He makes an apparently, and in part truly, telling case against me, says that I cannot explain why one rat has a longer tail and another longer ears, etc. But he seems to muddle in assuming that these parts did not all vary together, or one part so insensibly before the other, as to be in fact contemporaneous. I might ask the creationist whether he thinks these differences in the two rats of any use, or as standing in some relation from laws of growth; and if he admits this, selection might come into
play. He who thinks that God created animals unlike for mere sport or variety, as man fashions his clothes, will not admit any force in my argumentum ad hominem.


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Como queriendo marcar una clara diferencia entre si mismo y ese “immobable creationist” del primero o “creationist” del segundo. Pero él mismo, en El Origen del hombre” había escrito:



The question is of course wholly distinct from that higher one, whether there exists a Creator and Ruler of the universe; and this has been answered in the affirmative by some of the highest intellects that have ever existed



Y al final de su obra magna:

Hay grandeza en esta concepción de que la vida, con sus diferentes facultades, fue originalmente alentada por el creador en unas cuantas formas o en una sola, y que, mientras este planeta ha ido girando según la constante ley de la gravitación, se han desarrollado y se están desarrollando, a partir de un comienzo tan sencillo, infinidad de formas cada vez más bellas y maravillosas.

Y es que puede que la disputa entre evolucionismo y creacionismo sea una construcción artificial elaborada y mantenida por los darwinistas desde los tiempos y el entorno del propio Darwin.


Si creacionismo significa presentar argumentos religiosos para rebatir tesis científicas, esto no puede tener ningún futuro a no ser que los científicos admitan tal discurso erróneo.


Finalmente si creacionismo significa aportar datos que revelan la existencia de mecanismos complejos en la naturaleza que el darwinismo no explica, entonces esto no es creacionismo sino pura ciencia, pero seguro que hay quien espera poder incorporar un día dichos datos bajo la hipótesis darwinista. Mientras tanto, conviene etiquetarlos como “creacionismo”.


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martes, 3 de marzo de 2009

Darwinismo metafísico: frase en caida libre



Con la celebración del centenario de Darwin, los darwinistas están que tiran la casa por la ventana. En los domingos de ABC, de anteayer, 1 de Marzo, Ayala se expresaba así:

La Teoría de Evolución por Selección Natural de Darwin proporcionó los teólogos el "eslabón perdido"en la explicación del mal en el mundo.

Una frase muy complicada y resbaladiza porque, partiendo de suposiciones complejas, emplea juegos de palabras arriesgados. Al menos dos suposiciones metafísicas: Primera, que el mal en el mundo tenga una explicación y segunda, que esta interese a los teólogos. Luego, un juego de palabras de alto riesgo, asociando el giro "el eslabón perdido" con la palabra teólogos, como si algún teólogo hubiese querido en algún momento buscar eslabones perdidos (¿puede ser una alusión oculta a Tehilard de Chardin?), o como si la explicación del mal en el mundo fuese cuestión de eslabones perdidos.

Finalmente, tanto Ayala como la periodista (Pilar Quijada), se olvidan de auscultar el aspecto central de La Teoría de Evolución por Selección Natural de Darwin. Es decir, a parte de esas grandes aportaciones contenidas a presión en una frase que nadie se toma la molestia de explicar, ....¿proporcionó dicha teoría lo que debía haber proporcionado, es decir una explicación de la especiación? Diríase que no.


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