.
Mostrando entradas con la etiqueta darwinismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta darwinismo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 23 de mayo de 2012

Conferencia: De imágenes a modelos: La interpretación de las plantas en la historia



 El jueves, 18 de mayo se celebró el Fascination of Plants Day: El día de la fascinación por las plantas.   Promovido por EPSO (European Plant Science Organization), su objetivo es conseguir que la mayor cantidad posible de gente de todo el mundo se fascine por las plantas.

En el IRNASA (Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca) se celebró el Dia de la Fascinación por las Plantas con la conferencia:

De imágenes a modelos: La interpretación de las plantas en la historia

(Impartida por Emilio Cervantes)

Breve resumen:
Se presentan dos visiones alternativas del Reino Vegetal. La primera contempla a las plantas como medios de producción de distintos bienes. El desarrollo de la ciencia, impulsado notablemente desde la Ilustración, ha estimulado esta visión. La especialización, la división del mundo en sectores y el predominio de la razón práctica han contribuido a que las plantas sean vistas como objetos de producción y una importante función de la ciencia consista en incrementar los beneficios obtenidos de las plantas. Surgen así las investigaciones basadas en sistemas modelo con la idea de que el modelo permitirá ampliar nuestro conocimiento de los sistemas vegetales y así obtendremos más beneficios: Más abrigo, más alimento, más remedio para la enfermedad, etc…El desarrollo de sistemas-modelo entre las plantas apoya esta visión propia de la fe en el progreso que tiene lugar en la Ilustración. Los resultados obtenidos con los modelos son importantes para aumentar los beneficios y así se realiza el anhelado progreso. Pero, los modelos sirven también para mostrar otro aspecto en los vegetales......
Las plantas no podrían ser fuente de tantos beneficios si no fuesen asimismo, imágenes, es decir representaciones de un orden existente en la naturaleza. Cabe la posibilidad de que la visión de las plantas como imágenes de un orden natural fuese más importante en la antigüedad que en nuestra moderna sociedad tecnificada.
Se presentarán algunos inconvenientes de la aplicación del concepto de sistema modelo en plantas, algunos ejemplos de cómo algunos autores así como medios editoriales han intentado evitar la idea de un orden existente y finalmente, se mencionarán ejemplos de un orden que une a las plantas con el mundo de las matemáticas.














Imagen: Tulipan Semper Augustus. De Kiva Stories from the field. Un bulbo de este tulipán fue cambiado en el siglo XVII por unos 50000 metros cuadrados de tierra, según informa el diccionario de Neolengua en su entrada Tulip mania.    

lunes, 11 de julio de 2011

La mitad de la obra de Darwin procede del cerebro de Lyell, bien,....¿Y la otra mitad?




Sabido es que Darwin dijo que la mitad del contenido de sus libros procedía del cerebro de Lyell. Seguramente esta mitad incluye la parte a la que se refiere Platypus en una entrada reciente cuando cita a Dawkins:

Para Darwin, cualquier evolución que tuviera que ser ayudada por Dios mediante saltos no era evolución en absoluto. Convertía en un disparate el punto central de la evolución. Bajo este ángulo, es fácil ver por qué Darwin reiteró constantemente el carácter gradual de la evolución.

Porque la idea del carácter gradual procedía de Lyell.

Ahora bien, ¿Qué sabemos de la otra mitad de la obra de Darwin? ¿De dónde procedía?

Caben las siguientes posibilidades:

1. Del cerebro de Huxley
2. Del cerebro de Adam Smith
3. Del cerebro de Tomas Hobbes
4. Del cerebro de Malthus
5. Un cuarto de cada uno de los cerebros anteriores.


¿Ustedes qué piensan?

La imagen procede de El dato duro.

miércoles, 6 de julio de 2011

¿Es la Selección Natural una Ley científica?




En el empeño por aclarar qué es exactamente la Selección Natural vamos viendo dificultades para admitirla como mecanismo (según indicaba en su día el diccionario de Neolengua en su versión española; hoy dice fenómeno), como proceso o fenómeno y como teoría científica. También vimos algo sobre la inconveniencia de considerarla ley natural….


Ninguna de estas cosas es la Selección Natural: ni mecanismo, ni proceso, ni fenómeno, ni teoría científica, ni tampoco es ley natural, aunque esto último abría las puertas de una jugosa discusión mediante la cual y con ayuda de Rafael Sánchez Ferlosio habíamos llegado a la conclusión de que el Derecho Natural podría legitimar hasta lo más ilegitimable, es decir y sin ir más lejos: el propio darwinismo. De nuevo caíamos así en tema crucial y no suficientemente aclarado todavía: el darwinismo como forma de eugenesia.


Todo indica que la definición más adecuada por el momento, la que mejor define lo que pueda ser la Selección Natural es “La supervivencia del más apto”, con lo cual estaríamos en una situación curiosa en la cual el estudio de la transformación de las especies, o si se prefiere de la Evolución se basaría en un chascarrillo. Sería como decir que la ciencia admite que la ley central que rige la evolución se corresponde, ni más ni menos con el grito “Sálvese quien pueda”. 

Así la aparición de nuevas especies vendría a ocurrir ni más ni menos que por haber sido éstas precisamente las que se han podido salvar. Algo torpe como idea científica.....¿no?

Según el darwinismo, todo quedaría así explicado de tal manera que,  si a lo largo de nuestro estudio surgen dudas, cualquiera de ellas o todas simultáneamente podrían resolverse mediante tal expresión. Por ejemplo: ¿Cómo ocurre la evolución? Por el proceso de sálvese quien pueda. ¿Cómo aparece una nueva especie? Pues fue capaz de salvarse como pudo. Habríamos abandonado la ciencia en manos de éste curioso chascarrillo, factótum de la evolución que queda precisamente definido como Fantasma semántico, una situación peligrosa semejante a la ya descrita en otras ocasiones como consecuencia del análisis de la obra de Darwin.

No obstante, antes de pasar definitivamente a considerar la Selección Natural un puro fantasma semántico o un chascarrillo quedan algunas posibilidades. Por ejemplo y vamos a entrar en terrenos verdaderamente delicados: ¿Podría ser la selección natural una ley?

Si así fuese sería muy importante saber de qué ley se trata si de una ley científica o de una ley natural. Que la Selección Natural es una Ley natural lo defendía firmemente la versión en inglés del diccionario de la Neolengua hasta el pasado día 28 de agosto de los corrientes en que el usuario Woland37 cambió Ley natural por proceso natural, como puede verse aquí.


Sería extraño que algo tan dirigido a la naturaleza como la Seleccción Natural fuese Ley sin ser Ley Natural, pero ya veíamos que el concepto de ley natural es muy delicado. Para un científico mucho mejor basar sus trabajo en leyes científicas que en leyes naturales.


Lo que ha dejado ahora escrito Woland37 (proceso natural) en el diccionario de la Neolengua (english version), es, a todas luces incorrecto puesto que proceso natural es la evolución en sí y no la selección natural. Lo que había escrito antes, aún siendo también incorrecto permitió aquella investigación que nos había llevado a lacalificación del darwinismo como algo ilegitimable. Veamos ahora qué ocurre si mantenemos que la selección natural es Ley Científica.  En primer lugar, mediante ésta definición el diccionario de neolengua contradice su versión en español, que  indica hoy que la selección natural es un fenómeno. Esto no sería grave puesto que los hispanoparlantes estamos bien acostumbrados a oír que en cuestión de ciencia el inglés manda. Bastaría con corregir la versión en español y cambiar en ella fenómeno por ley (conceptos bien distintos). Pero resulta que hay otro problema. La definición de Selección Natural como Ley Científica viene a contradecir la propia definición de Ley Científica, Scientific Law, en el diccionario de Neolengua (english version)  que indica:

A scientific law or scientific principle is a concise verbal or mathematical statement of a relation that expresses a fundamental principle of science, like Newton's law of universal gravitation.

En el caso de la Selección natural carecemos de mathematical statement alguno y de relación que exprese un principio fundamental, teniendo que conformarnos con una simple expresión verbal: La supervivencia del más apto,  es decir, supervivencia del que sobrevive independientemente de cuáles sean sus características o propiedades, sus claves o estrategias en una burda competición: una tautología de nulo contenido científico.

Debemos concluir por tanto que la Selección Natural tampoco es Ley Científica, y que sin duda alguna es una construcción confusa, un sintagma enfermo y carente de significado. En definitiva un fantasma semántico.

Alternativamente, podemos quedarnos con la única definición válida encontrada: Supervivencia del más apto. Iva Mendes en su blog Humordarwinista demuestra que éste es el significado auténtico que Darwin da a la Selección Natural. Para concluir acertadamente:


E há que diga que a Seleção Natural foi a idéia mais brilhante que existiu no mundo. Eta mundo besta, meu Deus!








Blogalaxia: ~ Technorati: ~ AgregaX:

martes, 18 de enero de 2011

¿Es la selección natural ley natural? Discusión con la ayuda de Rafael Sánchez-Ferlosio



La definición de Selección Natural en el Diccionario de Neolengua (english version) correspondiente al día 27 de agosto de 2010 decía:

'''Natural selection''' is a natural law

Pero el dia siguiente la misma definición cambiaba a:

'''Natural selection''' is a natural process

La definición de hoy ha perdido natural y en ella se lee sólo process


Ciento cincuenta y dos años después de la publicación de la obra de Darwin (On the Origin of Species by means of Natural Selection or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for survival……) y todavía no sabemos qué es el concepto clave de esta importante, sublime obra maestra: la Selección Natural. Ayer, ley natural; hoy proceso. También (o mejor dicho tampoco) mecanismo, teoría, hipótesis, teorema, etc, etc........



El estudio de la evolución desde Darwin se ha convertido en una máquina incapaz de distinguir teorías, hechos, verdades, procesos, mecanismos, causas, etc, etc.....Ciento cincuenta y dos años después todavía no sabemos qué es la Selección 
 Natural



Entiendo perfectamente que a los supervisores del Diccionario de Neolengua no les guste la definición de Selección Natural como Natural Law, pero no entiendo que de esas dos palabras se haya quitado Law, dejando Natural para combinarlo con Process. ¿Cómo va a ser la Selección Natural un Proceso Natural? Si el proceso es la Evolución de las Especies no podríamos consentir que la explicación venga a ocupar el lugar de lo explicado.

Puestos a hacer juegos de palabras, actividad principal del darwinismo desde su fundación, mucho mejor habría sido que se quitase la palabra Natural dejando Law asociada a Scientific. Scientific Law. Aunque también incorrecto, daría mucha mejor presencia a la definición que Natural Law y desde luego mejor que Natural Process o el actual Process, un término sencillo y huérfano y por lo tanto poco apto para la struggle for survival de la que se trata.

Aunque el problema no tiene solución puesto que se trataría en cualquier caso de mantener un concepto inútil e indefendible, hoy vamos a tratar el concepto de Natural Law y sus misteriosas relaciones con el darwinismo. Para ello contamos con la ayuda de una figura importante de las letras contemporáneas: Rafael Sánchez Ferlosio quien en su artículo titulado “La amenaza del universalismo” publicado en el diarío ABC el día once de Septiembre de 2002 y luego en el libro titulado “Sobre la Guerra” trata el tema del Derecho Natural de la siguiente manera:

Sobre lo que es el derecho positivo sobran milenios de justicia institucionalizada, promulgación de leyes, compilación de códigos, formalización de términos, como para que hoy se haya vuelto más o menos accesible a una definición de fisonomía casí “científica”. En cambio, lo que sea o pueda ser lo que llamamos “derecho natural” sigue siendo, desde los estoicos, que osaron suponerlo por primera vez, una cuestión privativa de la filosofía. Es una instancia esencialmente hipotética y sin duda resbaladiza y peligrosa (según Walter Benjamin, no le falta un sesgo por el que podría “legitimar” incluso el darwinismo social), pero absolutamente irrenunciable frente al propio derecho positivo.



Los profetas de corte del presidente Bush –que no son cuatrocientos como los del rey Acab, que le auguraron el favor de Yavé para el ataque a Ramot de Galaad, pero si al menos los sesenta mencionados-ponen la voz directamente en el registro del “Universalismo” y del “derecho natural”. El “internacionalismo” sólo aparece implícitamente connotado cuando afirman que atenerse a un dictamen de la ONU sería “una opción suicida”. El “derecho natural” asoma ya en frases como esta: “Los fundadores de los EE.UU. basándose en la tradición de la ley natural, así como en la afirmación religiosa fundamental de que todos los hombres han sido creados a imagen de dios, asentaron como “evidente en sí misma” la noción de la igualdad en dignidad de todos ellos. La expresión política más pura de ésta creencia en una dignidad humana transcendente es la “democracia”. Y el “universalismo” sale, a su vez, a escena unas líneas más abajo: “consecuencia inmediata es la convicción de que hay verdades morales universales (que los fundadores de nuestra nación llamaron “Leyes de la Naturaleza y del Dios de la Naturaleza”) y que conciernen, como tales, a todo ser humano”. Baste con eso para ilustrar la apretada conexión entre universalismo y derecho natural establecida por esos sesenta benigüigüis del gobierno a raíz del bombardeo de Afganistán.

¡Caramba!, o sea que según Ferlosio, para Walter Benjamin el Derecho Natural podría legitimar lo más ilegitimable, que no es otra cosa que el darwinismo. Se entiende bien así que se hayan dado tanta prisa en cambiar Natural law por natural process en la versión inglesa de la Wikipedia. No hacerlo habría sido ponerse en evidencia. Aunque para claridad y comprensión, mejor dejarlo como estaba.


según Ferlosio, para Walter Benjamin el Derecho Natural podría legitimar lo más ilegitimable: el darwinismo

Curiosos atajos del lenguaje: La tan mencionada y celebrada Selección Natural no es mecanismo, teoría ni proceso. Si al menos fuese ley, cuánto mejor entonces que fuese ley científica….y no ley natural, pero……¿podrá ser ley científica la selección natural? Ya lo veremos pero creo que tampoco.

Referencia

Sánchez Ferlosio “Sobre la Guerra”. Colección Imago Mundi. Editorial Destino. Barcelona, 2007. Las frases citadas son de la páginas 332-333.

Imagen:

Rape of Lucretia by Simon Vouet: Disobeying Natural Law. Tomada de Lex Christianorum.
Blogalaxia: ~ Technorati: ~ AgregaX:

lunes, 22 de noviembre de 2010

¿Es la selección natural teoría científica?





En el lenguaje científico la claridad es la única estética permitida






GREGORIO MARAÑÓN (1887-1960).


La confusión reina en el mundo de la evolución. Ya en 1974, Richard Lewontin en su libro "The Genetic Basis of Evolutionary Change”, indicó “Toda la relación entre teoría y hechos necesita una reconsideración” y sin embargo, nada parecido a tal reconsideración ha ocurrido desde entonces.

Del razonamiento de Lewontin surge como por generación espontánea la expresión “curiosa máquina incapaz de distinguir” para referirse al estudio de la evolución haciendo énfasis en su tradicional incapacidad para distinguir “teoría” de “hechos”. El estudio de la evolución desde Darwin se ha convertido en una máquina incapaz de distinguir teorías, hechos, verdades, procesos, mecanismos, causas, etc, etc.....


Primer paso de un intento pertinaz por salir de tal confusión ha sido la identificación del elemento responsable de la misma: la Selección Natural, y también del autor con el que empezó el problema: Charles Darwin.


El estudio de la evolución desde Darwin se ha convertido en una máquina incapaz de distinguir teorías, hechos, verdades, procesos, mecanismos, causas, etc, etc.....



En la obra titulada “Sobre el Origen de las Especies por medio de la Selección Natural o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida” (On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life), Charles Darwin comete un grave error; más grave aún tratándose de un científico: La ambigüedad.

La expresión Selección Natural es utilizada en dicha obra con una buena docena de significados distintos, número que ha aumentado en el curso de la historia de la evolución. Tal ambigüedad es insostenible en la ciencia. Es inadmisible que un proceso sea a la vez teoría, ley, hipótesis, mecanismo, expresión de la bondad, etc, etc….

Para un concepto científico, ser muchas cosas diferentes resulta más grave y sobre todo más peligroso que no ser nada. Precisamente por ser muchas cosas diferentes un concepto puede incomodar el progreso de la ciencia, mientras que si fuera nada, no sería tan inconveniente.


Para un concepto científico, ser muchas cosas diferentes resulta más grave y sobre todo más peligroso que no ser nada.



Por lo tanto es necesario responder con claridad a la pregunta: ¿Qué es la Selección Natural?

Veíamos que el diccionario de Neolengua informa en su última versión en español que la Selección Natural es un mecanismo, pero tal afirmación es inadecuada.

No puede llamarse mecanismo a algo cuyas estructuras o elementos no están bien definidos. En todos los mecanismos conocidos hay una serie de elementos ordenados que aseguran un funcionamiento. Por otra parte, a la Selección Natural se atribuyen distintos efectos tales como la reproducción diferencial de los genotipos en el seno de las poblaciones y la formación de especies. Pero, entonces surge inevitable la cuestión: ¿El mismo mecanismo regirá cambios en poblaciones y la formación de especies?, ¿El mismo mecanismo ocurrirá en todas las poblaciones de la naturaleza y en el laboratorio? Ante la respuesta negativa a todas estas cuestiones debemos concluir que la Selección Natural no es mecanismo alguno.

Tampoco parece adecuado definir a la Selección Natural como “proceso”. Esto llevaría a asociar peligrosamente proceso natural (o fenómeno) con la idea de selección. Es un disparate atribuir a cualquier proceso natural (o fenómeno) una intención y la idea de selección sólo expresa eso: intención. Además, al admitir la selección natural como proceso o fenómeno seguimos una pista falsa puesto que reemplazamos el auténtico fenómeno natural, es decir el cambio de las especies con el tiempo (la propia evolución), con una torpe interpretación debida a nuestra arrogante pretensión de que tal cambio no es otra cosa que una supuesta “selección” .

Ante tales errores en las distintas versiones del diccionario de neolengua, pronto deberá llegar alguien autorizado y efectuar el cambio. ¿Qué deberá escribir entonces ese anónimo y filantrópico autor?
¿Qué será la Selección Natural que no puede ser ni mecanismo ni proceso? Ayudemos a ese anónimo benefactor de la humanidad, cuando vaya decidido a corregir la última versión del Diccionario de la Neolengua para que sus filantrópicos correctores queden con la conciencia tranquila y puedan dormir de un tirón. ¿Será la Selección Natural una Teoría Científica?.......

La aportación central de Darwin al estudio de la Evolución es la Teoría de Evolución por Selección Natural. Esto es precisamente lo que dice el título de su obra principal: Sobre el Origen de las Especies por medio de la Selección Natural …..O por lo menos la primera parte del título de su obra ya que la segunda parte no siempre se menciona y empieza a sonar algo mal en estos tiempos (la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida). No obstante en la conjunción o (or) que une ambas partes del título va implícita cierta equivalencia, o sea que la Selección Natural vendría a explicar tanto el Origen de las Especies como la preservación de las razas favorecidas. ¿Podría una misma “Teoría” explicar cosas tan diferentes? Aunque en cuestión de explicaciones cada cual puede quedarse con la que más le convenga, la ciencia posee ciertos criterios de objetividad o demarcación, como veremos más adelante.


Aunque en cuestión de explicaciones cada cual puede quedarse con la que más le convenga, la ciencia posee ciertos criterios de objetividad o demarcación



Si admitimos que toda Teoría científica es una “explicación” hemos de admitir que la Teoría de Darwin, a menudo tomada como base y fundamento del estudio de la evolución, no es otra que la de Evolución por Selección Natural. Teoría que explica mediante la "supervivencia del más apto" suena raro como teoría, es decir como explicación y los más fervientes defensores del darwinismo reconocen indirectamente que esto no es una teoría científica cuando indican que la Selección Natural es un “hecho”, “proceso” o “mecanismo”, lo cual es otra manera de decir que no es teoría.

Concretando y para acabar por hoy: ¿Es la Selección Natural una Teoría Científica?

En filosofía de la ciencia existen los que se han llamado Criterios de Demarcación, reglas que permiten distinguir cuándo algo es una teoría científica de cuándo no lo es.
Por supuesto que no hay acuerdo entre todos los autores, pero sí que hay algunos cuyas ideas merecen el profundo respeto de la comunidad.
En su libro titulado “Conjecturas y Refutaciones: The Growth of Scientific Knowledge” (comentado aquí por el profesor Ibañez) Popper venía a defender con muchos argumentos que el criterio de demarcación para una Teoría Científica no es otro que su refutabilidad. Si una proposición no es refutable, entonces no puede ser considerada una teoría científica. Y refutable, se refiere a la experimentación, al Método Científico.


el criterio de demarcación para una Teoría Científica no es otro que su refutabilidad. Si una proposición no es refutable, entonces no puede ser considerada una teoría científica. Y refutable, se refiere a la experimentación, al Método Científico



La Selección Natural, expresada en su forma más conocida como supervivencia de los más aptos es un ejemplo característico de proposición no refutable. Ciertamente siempre sobreviven los más aptos. Siempre y en todo lugar, luego por lo tanto no podremos llegar nunca a unas condiciones experimentales en las que la proposición sea refutada. Dicho de otro modo nos encontramos ante una tautología.

El propio Popper indicó en su libro:

“No existe ninguna ley de la evolución, sino sólo el hecho histórico de que las plantas y los animales cambian, o, más precisamente, que han cambiado. La idea de una ley que determine la dirección y el carácter de la evolución es un típico error del siglo XIX que surge de la tendencia general a atribuir a la “Ley Natural” las funciones tradicionalmente atribuidas a Dios.” (p. 408)

Bibliografía

Karl Popper. 1961. Conjecturas y Refutaciones: The Growth of Scientific Knowledge. Paidós Barcelona. 1981.

Ciento cincuenta aniversario del origen de la máquina incapaz de distinguir en la obra de Charles Darwin

Sesquicentenario de la Selección Natural: lecturas para entender una tautología
Blogalaxia: ~ Technorati: ~ AgregaX:

lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Es la selección natural proceso?


La diferencia entre proceso y fenómeno u operación no es clara. Según indica la RAE, proceso es el conjunto de fases sucesivas en un fenómeno natural o en una operación artificial. Siendo así ¿Qué diferencia habría entre el conjunto de fases sucesivas y el propio fenómeno u operación que constituyen? Ninguna.


Si proceso es el conjunto de las fases de un fenómeno, admitir a la Selección Natural como proceso significa admitirla como fenómeno natural. Esto tiene por lo menos dos consecuencias.

Es un disparate atribuir a cualquier fenómeno natural una intención y la idea de selección sólo expresa eso: intención.

En primer lugar se asocia peligrosamente fenómeno natural con la idea de selección. Es un disparate atribuir a cualquier fenómeno natural una intención y la idea de selección sólo expresa eso: intención.

En segundo lugar, al admitir la selección natural como proceso o fenómeno seguimos una pista falsa puesto que reemplazamos el auténtico fenómeno natural, es decir el cambio de las especies con el tiempo (la propia evolución), con una torpe interpretación debida a nuestra arrogante pretensión de que tal cambio no es otra cosa que una supuesta “selección” .


Supongamos que este fenómeno natural que sería la transformación de las especies pueda ser dividido en fases.¿Qué sería entonces el conjunto de estas fases? Evidentemente el conjunto de estas fases sería la transformación de las especies, también llamado evolución, o si se prefiere el proceso de la evolución.


Admitiendo la Selección Natural como proceso, del mismo modo que admitiéndola como fenómeno, lo que hacemos es simple y llanamente confundirla con la Evolución. Un error muy frecuente.


Curiosamente la historia de la biología coincide con bastante precisión con la historia de éste error. Alimentar cuidadosamente éste y parecidos errores es lo que vienen haciendo muchos autores y libros evolucionistas desde Darwin y por eso Richard Lewontin indicó en su libro The Genetic Basis of Evolutionary Change” en 1974, “Toda la relación entre teoría y hechos necesita una reconsideración”.


En este caso no cabe la excusa de que puede llegar a ser difícil distinguir un hecho de su explicación. Si algo fuese, el significado de la Selección Natural debería ser bien definido, distinguirse muy bien de la Transformación de las especies.



La imagen procede de la web Inventos patentados en España


Blogalaxia: ~ Technorati: ~ AgregaX:

domingo, 20 de junio de 2010

¿Es la selección natural un mecanismo?



Confuso por la avalancha de críticas e insultos recibidos por formular la pregunta ¿Qué es la selección natural? he buscado en las fuentes más recientes, concretamente en el diccionario de la Neolengua para informarme. Ahí encuentro lo siguiente:

La selección natural es un mecanismo evolutivo que se define como la reproducción diferencial de los genotipos en el seno de una población biológica

¿Será cierto que la selección natural es un mecanismo?

Si lo es, entonces: ¿De qué mecanismo se trata? ¿Qué elementos intervienen, qué estructuras y cómo están ordenadas? ¿Puede tratarse acaso de un mecanismo sin ninguna estructura, elementos ni orden?

¿Podrá, en ese caso ser el mismo mecanismo responsable de la reproducción diferencial de todos los genotipos en el seno de todas y cada una de las poblaciones?

¿El mismo mecanismo regirá cambios en poblaciones y la formación de especies?

¿El mismo mecanismo en la naturaleza y en el laboratorio?

¿El mismo en los salmones, en focas, en trilobites, en virus plantas y bacterias?

¿Están seguros de lo que escriben y mantienen los autores y correctores de tan importante apartado?

¿Es serio llamar a la selección natural mecanismo?

Blogalaxia: ~ Technorati: ~ AgregaX:

sábado, 19 de septiembre de 2009

Curiosa máquina incapaz de distinguir: Reconsiderando hoy el estudio de la evolución desde una perspectiva histórica





Richard Lewontin, profesor de la cátedra Alexander Agassiz en Harvard, escribió su libro "The Genetic Basis of Evolutionary Change" en 1974.

Dedicado al prócer darwinista Theodosius Dobzhansky, en su primera página se lee el canto I correspondiente al Inferno de "La Divina Comedia" de Dante (Nel mezzo del cammin di nostra vita……..), razón por la cual me he permitido ilustrar este comentario con una representación de la Divina Comedia.



Más adelante, en la página 175 de la edición de Omega (Barcelona, 1979), ya al principio del capítulo 5, titulado "La Paradoja de la Variación", que abre la tercera sección (La Teoría) se pueden leer estas frases maravillosas que demuestran cómo los académicos a veces pueden, desde sus cumbres, escribir así de bien para beneficio del público conocimiento:



Durante muchos años la genética de poblaciones constituyó una teoría poderosa e inmensamente rica sin virtualmente hechos satisfactorios sobre los que trabajar. Fue como una compleja y exquisita máquina diseñada para elaborar una materia prima que nadie había explotado con éxito. Ocasionalmente, algún prospector desusadamente listo o afortunado se encontró con un afloramiento natural de mena de alta graduación, y parte de la maquinaria se puso en marcha para demostrar a sus fiadores que realmente funcionaba. Pero la mayor parte de dicha maquinaria se dejó en manos de los ingenieros, siempre arreglándola, siempre mejorándola, anticipándose al día en que sería llamada a funcionar a pleno rendimiento.


De improviso, la situación cambió. La veta principal fue barrenada y una profusión de hechos fueron vertidos sobre los cubos de esta máquina teórica. Sin embargo, de la máquina no ha salido nada. No es que la máquina no funcione, pues para una gran cantidad de ruidos de engranajes es claramente audible, si no son amortiguados, pero de alguna forma no puede transformar en productos acabados la gran cantidad de materias primas con que ha sido provista. Toda la relación entre teoría y hechos necesita una reconsideración.



Según explica con lucidez el profesor Lewontin, de esta máquina que constituye la Genética de Poblaciones, no ha salido nada, excepto ruido. La máquina suena, pero de ella no sale nada que substancialmente nos ayude a entender la transformación de las especies. Estoy de acuerdo al cien por ciento. La causa reside, según explica el autor, en que toda la relación entre teoría y hechos necesita una reconsideración. Sigo estando plenamente de acuerdo. Ahora bien, paremos por un momento la máquina para que cese su ruido y el diálogo llegue a nuestros oidos claramente. Veamos: ¿En qué puede consistir tal reconsideración? Es posible una respuesta a tal pregunta, pero antes plantearé una disyuntiva:






¿Será por necesidad la reconsideración reclamada por Lewontin algo complicado e incomprensible a la mayoría de los mortales?; ¿algo que deban resolver los eruditos como el propio Lewontin, Dobzhansky o Ayala mediante textos voluminosos o series interminables de reuniones que diesen lugar a tratados incomprensibles en cientos o miles de páginas? Sospecho que no. Todo eso sólo serviría para aumentar el ruido de la máquina.




¿Podría, por el contrario, tratarse de una reconsideración de aspectos fundamentales que un adolescente de una cultura media sería capaz de comprender? Pienso que sí.

desde Darwin, los principales teóricos del estudio de la evolución, entre los que se encuentra Dobzhansky, son incapaces de distinguir entre teoría y hecho




La reconsideración de la relación entre teoría y hechos que propone Lewontin removería algunos de los cimientos de la teoría evolutiva pero sería la única posiblidad de ajustar los engranajes para que la máquina hiciese menos ruido y funcionase con mayor provecho. Ahora bien, al contrario de lo que podría parecer en un análisis somero, dicha reconsideración jamás podría realizarse desde los terrenos de las altas esferas de la Academia. Nunca los expertos en evolución podrán resolver la cuestión y librar a su especialidad de los males que la aquejan, puesto que son ellos mismos los causantes de tal situación. La reconsideración de la relación entre teoría y hechos en el terreno de la evolución debería realizarse desde terrenos más generales y próximos al sentido común, mediante el cuidadoso análisis del lenguaje y su utilización adecuada.



¿Cómo? Es sencillo, pero para empezar es necesario darse cuenta de que, desde Darwin, los principales teóricos del estudio de la evolución, entre los que se encuentra Dobzhansky, a quien Lewontin ha dedicado su libro, son incapaces de distinguir entre teoría y hecho.



Veremos algunos ejemplos que iré publicando en las siguientes entradas de este blog.



Referencia


Lewontin, R. 1979. La Base Genética de la Evolución. Editorial Omega. Barcelona.





°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤


Esta entrada es la primera de una serie titulada: "La Máquina incapaz de
distinguir
". Se dedica a un repaso histórico del estudio de la evolución y consta de los siguientes apartados:


  1. Curiosa máquina incapaz de distinguir: Reconsiderando hoy el estudio de la evolución desde una
    perspectiva histórica

  2. Construyendo la máquina incapaz de distinguir: Dobzhansky

  3. Manteniendo la máquina incapaz de distinguir: El Maravilloso Mundo de la Evolución, según Julian
    Huxley

4. Conservando la máquina incapaz de distinguir: “Evolución” de Dobzhansky, Ayala, Stebbins y Valentine, donde se demuestra que la Selección Natura no es una teoría sino proceso.

5. La máquina incapaz de distinguir siempre funcionando

6. Ciento cincuenta aniversario del origen de la máquina incapaz de distinguir en la obra de Charles Darwin









Blogalaxia: ~ Technorati: ~ AgregaX:

domingo, 2 de agosto de 2009

Videos sobre biodiversidad con pregunta incómoda












Hace unas semanas, Olga Zafra escribió un post titulado "El darwinismo en la actualidad" en la bitácora sobre BioCiencia y Tecnología que, con mano firme gobierna JAL desde los weblog de Madrimasd.

Según la autora, la Teoría Sintética o Neodarwinismo explicaría no sólo la evolución, sino en un planteamiento más dificil todavía y ya casí decididamente acrobático, el mismo origen de las especies.

Por mi parte, en una actitud mucho más propia del espectador que del acróbata y teniendo en cuenta que el neodarwinismo no es sino darwinismo actual y que, por tanto, se basa ni más ni menos que en ese concepto tan peliagudo y controvertido de la Selección Natural, no puedo estar ni mucho menos de acuerdo con tales opiniones tan frecuentes en las pistas del actual circo de la ciencia.

En la discusión surgida a continuación se sorprendía mucho un contertulio cuando le indiqué que la biodiversidad se podría explicar de muchas maneras, queriendo expresar con ello que tan científica es la Selección Natural como cualquier otro Mito. No pretendía yo decir que fuese capaz de explicar la biodiversidad de manera convincente, ni menos aún científica, sino que dudo que pueda haber una explicación científica para tamaña cuestión. Y es que, además de los inconvenientes habituales que la mayoría de los mitos tienen para ser considerados pruebas científicas, la Selección Natural, presenta otra seríe adicional de dificultades que curiosamente parecen ser invisibles a los ojos de muchos científicos especializados.

Así, algunos de los participantes en el debate eran de la opinión con la autora que la biodiversidad se explica bien mediante la Selección Natural.

Tal opinión es para mí, como decía arriba, pirueta acrobática y como tal arriesgada. Analicémosla como tal y veamos luego alguno de sus riesgos.


Además de no ser científico (una tautología), el concepto de Selección Natural se ha mantenido a presión desde el poder de grupos mediáticos, editoriales y científicos bien interesados. Empero, a nadie se le escapa que su principal objetivo ha sido desde su fundación social: el de justificar el
gobierno del mundo por unas élites; el de la ciencia, por otras élites (especializadas).

Una serie de videos tomados en una visita reciente al Parque Nacional de Manuel Antonio, en Costa Rica servirá para introducir la pregunta incómoda que por ahora surge como consecuencia de mi participación en aquel debate y que dejaré caer para reflexionar durante el verano.


La pregunta es:

¿Alguna teoría científica explica la biodiversidad?

Si los vídeos sirven para alimentar dudas, tengan entonces en cuenta que están tomados en el entorno de un Parque Nacional y piensen cuán diferente será el destino de plantas y animales si la teoría en cuestión triunfa y llega a convencernos a todos de que la explicación de la biodiversidad la proporciona la selección natural o si algunos albergamos y alimentamos serias dudas al respecto.



Nota: Una versión posterior de esta entrada se ha publicado aquí

Blogalaxia: ~ Technorati: ~ AgregaX:

lunes, 6 de julio de 2009

La segunda gran catástrofe de la historia de la biología







Escribiendo en castellano rigurosamente. Con la razón de su parte y buenas dosis de sentido común poco frecuentes en estos tiempos, en su artículo titulado “La Transformación de la Evolución”, el profesor Máximo Sandín llama "la segunda gran catástrofe de la historia de la Biología" a un libro de Dawkins que, para mi desgracia, yo también leí en mi juventud puesto que se encontraba en las estanterías del departamento de Genética de la Universidad de Oviedo, como en las de tantas bibliotecas públicas y otras tantas universidades sometidas a la tiranía del estrecho mundo de la literatura científica en inglés.

Entre los jugosos comentarios que el profesor Sandín hace de este libro tan desafortunado en su contenido (que no en sus ventas que se cuentan por millones), destaca, como no podría ser de otro modo, el que atañe al carácter “intrínsecamente egoísta” del ADN que le insta a expandirse para alcanzar la supremacía sobre otras moléculas de semejante composición. Moléculas compiten así con moléculas, genes luchan con otros genes.

Pero hablemos un poco del autor de semejante joya al que ya en otra ocasión hicimos objeto de un premio “Roberto Alcázar y Pedrín” por su indiscutible tarea a favor de la deshumanización de la biología.

Sir Richard Dawkins, autor prolífico y primer portavoz mundial del materialismo darwinista, presenta múltiples aspectos en común con el fundador de su ideología, Sir Charles Darwin. Algunos de ellos son bien intrigantes.

A parte de compartir algunas de las letras que integran sus apellidos (por ejemplo y sin querer hacer un chiste, las de la palabra WIN, que, en inglés significa ganar), ambos autores
comparten otros aspectos en común. Uno de los principales consiste en presentar
a los lectores de su obra una naturaleza extremadamente competitiva. Para
ambos, Darwin primero y Dawkins después, la Naturaleza es algo así
como la arena de un circo romano o un estadio en donde todos competimos con
todos y en dicha competición sobrevive el más poderoso que a veces puede ser el
más tramposo, puesto que las reglas de dicha competición no están muy claras.




Otro aspecto en común, sin duda relacionado con el primero, es el hecho de haber sido designados con el título de Sir por la reina de Inglaterra. Lo mismo que al director de una empresa puede interesarle que sus empleados compitan entre sí, también al poder puede interesarle que sus intelectuales presenten un mundo en el que la competencia es importante, porque la promoción de la competitividad puede ser un buen método de control.



Un tercer aspecto, también relacionado con los dos anteriores, es la fabulosa cosecha de éxitos editoriales, sobre todo si se tiene en cuenta lo menguado de sus aportaciones.


En resumen, ambos autores han defendido la idea vieja de que la competición es el principal motor de la Naturaleza. La idea procede de Heráclito (Polemos, el combate) y, a través de Hobbes, aterriza en la economía imperialista, de la mano de Malthus y de Adam Smith, de donde la tomó Darwin. A partir de ahí, aderezada con algunas observaciones, menos suyas que de otros autores, fue transformada en la Teoría de Evolución por Selección Natural, una pobre explicación que poco aporta para la comprensión de la vida, pero sin embargo es útil por poner una enorme porción de la naturaleza y de la ciencia al servicio del poder y de la banca. Por esto y, como no, también por la posición privilegiada de su autor en el Londres imperial, una visión torpe y anticuada de la naturaleza pasó a ostentar un lugar de privilegio en la base de la biología. Mantener este lugar ha sido obra de sus seguidores que a lo largo del siglo XX han constituido el llamado neo-darwinismo. Algunos de ellos han sido muy influyentes, otros muy listos. La mayoría han llegado a ser lo primero partiendo de lo segundo.




Dawkins, profesor en Oxford y miembro de la Royal Society, al que se puede ver en Youtube corriendo por medinas de algunas ciudades islámicas en busca de líderes religiosos con quienes discutir arrogantemente para intentar convencerlos sobre las bondades de la ciencia y su superioridad, mantiene que los genes son egoístas y que la evolución es el resultado de la competición de unos genes con otros, todos ellos más o menos egoístas, pero también por ver quien es más egoísta y gana, vence. Así, el Mundo, del que en definitiva sabemos poco, o la Madre Naturaleza que a todos nos sigue conteniendo con enorme paciencia, serían simplemente eso, saco lleno de genes rabiosamente enfrentados entre sí; arañándose y mordiéndose en ciego intento de ganar supremacía.

Semejante saco cerrado, podría así llegar a estar bien atado y sujeto por su boca en las manos de alguien que, con poder suficiente controlase la naturaleza, tal vez unas élites. Pero esto no se cuenta en el libro, por razones que luego se explicarán. Por el contrario se especula con que, de tal pelea de genes, al cabo de los años, van quedando los victoriosos para ejemplo de los demás, quienes desafortunadamente ya no estarán para verlo y tomar nota de ello. Habrá triunfado en la contienda el mejor gen, el más competitivo, el gen egoísta por antonomasia.



De semejante payasada de planteamiento salió aquel libro que yo leí, tu leíste, el leyó y todos leímos porque todos somos súbditos del poder campante del mundo editorial anglosajón. De tan desafortunada iniciativa muy acertadamente denominada por el profesor Sandín “segunda gran catástrofe de la historia de la biología”, en lugar de escuchar a su autor pedir públicamente perdón, todos, por el contrario celebramos ya los treinta años hace tiempo. Se trató también de una de esas celebraciones por imposición a las que este año estamos tan acostumbrados.

Pero la broma no acaba ahí. Si acabase ahí no me habría molestado en ponerme a escribir.


Resulta que ahora en estas agencias de información y de divulgación de noticias de la Ciencia, para el infra-mundo de la no-Ciencia, nos encontramos con la siguiente, que voy a copiar aquí entera:


New Discovery Proves Selfish Gene Exists

The 'selfish' gene does exist, not just in theory but in reality.
by Staff Writers
London, Canada (SPX) Jun 30, 2008


A new discovery by a scientist from The University of Western Ontario provides conclusive evidence which supports decades-old evolutionary doctrines long accepted as fact. Since renowned British biologist Richard Dawkins ("The God Delusion") introduced the concept of the 'selfish gene' in 1976, scientists the world over have hailed the theory as a natural extension to the work of Charles Darwin.

In studying genomes, the word 'selfish' does not refer to the human-describing adjective of self-centered behavior but rather to the blind tendency of genes wanting to continue their existence into the next generation. Ironically, this 'selfish' tendency can appear anything but selfish when the gene does move ahead for selfless and even self-sacrificing reasons.

For instance, in the honey bee colony, a complex social breeding system described as a 'super-organism,' the female worker bees are sterile. The adult queen bee, selected and developed by the worker bees, is left to mate with the male drones.

Because the 'selfish' gene controlling worker sterility has never been isolated by scientists, the understanding of how reproductive altruism can evolve has been entirely theoretical - until now.

Working with Peter Oxley of the University of Sydney in Australia, Western biology professor Graham Thompson has, for the first time-ever, isolated a region on the honey bee genome that houses this 'selfish' gene in female workers bees.

This means that the 'selfish' gene does exist, not just in theory but in reality. "We don't know exactly which gene it is, but we're getting close." "This basically provides a validation for a huge body of socio-biology," says Thompson, who adds the completion of Honey Bee Genome Project in 2006 was crucial to this discovery.






Noticia en la cual nos encontramos cosas muy sorprendentes, por ejemplo esta frase:

conclusive evidence which supports decades-old evolutionary doctrines long accepted as fact.

¿Puede una doctrina ser aceptada como hecho? ¿No suena todo esto al más puro dogmatismo?

¿De qué están hablando? No preocuparse porque nos explican claramente lo que significa selfish gene:

In studying genomes, the word 'selfish' does not refer to the human-describing adjective of self-centered behavior but rather to the blind tendency of genes wanting to continue their existence into the next generation



La tendencia ciega de los genes que QUIEREN continuar su existencia en la generación siguiente. ¿OK? ¿Entendido? Nada que ver con antropomorfismo y , por lo tanto estamos salvados…..podemos seguir nadando y guardando la ropa o en misa y replicando.






Pero vamos al artículo en cuestión, porque se supone que si la noticia se refiere a un artículo científico, en este encontraremos la explicación de aquella. Pero puede que no sea así,…..Curiosamente cuando uno va al artículo original es para encontrar que no tiene nada que ver con genes egoístas, sino con una región del cromosoma de la avispa que puede ser responsable de la esterilidad de las obreras. En el artículo, publicado en Genetics se menciona el Gen Egoísta, pero es en una frase en la que no se habla de genes egoístas, sino al revés, de genes para altruismo:



The genes that regulate worker ovary activation in honey bees and other social insects are key to the evolution of cooperation among workers, enabling this helper caste to subsume their individual reproduction into the reproductive output of the whole colony. Such ‘genes for altruism’ have been frequently postulated
(e.g. DAWKINS 1989; HAMILTON 1972) but molecular genetic evidence for their existence has to date proved elusive.



Todo esto es muy extraño y complicado, pero no preocuparse porque la solución se encuentra ya próxima. Por una parte, el artículo parece citar a Dawkins por alguna razón oculta, quizás (casi seguro) de interés. A continuación, la noticia de prensa viene a dar publicidad al artículo. Todo ocurre como si se tratase de un mecanismo de auto-alimentación circular mediante el cual las agencias de noticias defienden las teorías del Sumo Pontífice del darwinismo que a su vez nutren a las primeras.



Es lamentable que un artículo científico sea divulgado de esta manera tan tendenciosa. Dawkins debería pedir públicas disculpas por haber escrito el Gen Egoísta y los Staff Writers de estas agencias de noticias pensar en otra manera más coherente y menos sensacionalista de presentar los resultados de la investigación. La Ciencia está en la encrucijada. Su correcta divulgación puede decidir su futuro. Pero no hay que alarmarse porque todo podría ser el resultado de una broma de mal gusto. El Pontífice darwinista puede estar de broma, engañándonos. En su libro "Destejiendo el arco iris: ciencia, ilusión y el deseo de asombro", él mismo ha escrito:



Pienso que la candidez confiada puede ser normal y saludable en un niño, pero puede
convertirse en credulidad enfermiza y censurable en un adulto. Crecer y convertirse en adulto, en el sentido más pleno de la palabra, debería incluir el cultivo de un saludable escepticismo. La predisposición a dejarse engañar puede calificarse de infantil, porque es común (y defendible) en los niños. Sospecho que su persistencia en los adultos surge del deseo (en realidad, anhelo vehemente) de las seguridades y comodidades perdidas de la niñez. Este aspecto lo describió muy bien en 1986 Isaac Asimov, el gran escritor de ciencia ficción y
divulgador científico: 'Inspecciónese cada una de las muestras de seudociencia y se encontrará una manta de seguridad, un pulgar que chupar, una falda que agarrar'(.)
En la infancia nuestra credulidad nos es muy útil. Nos ayuda a llenar nuestro cráneo, de
manera extraordinariamente rápida, con la sabiduría de nuestros padres y antepasados. Pero si no crecemos para salir de ella en la plenitud del tiempo, nuestra naturaleza de oruga nos convierte en un blanco fácil para astrólogos, médiums, gurúes, evangelistas y charlatanes.






Blogalaxia: ~ Technorati: ~ AgregaX: