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miércoles, 4 de noviembre de 2009

Paul Kammerer (1880-1926): El falso fraude y descubrimiento fundacional de la epigenética








El diario ABC publica hoy en su versión digital una noticia titulada “Los cinco mayores fraudes científicos que llegamos a creernos”. En ella se refiere al hombre de Piltdown, a los vestigios arqueológicos de Tsukidate, al fósil compuesto de Archaeoraptor liaoningensis, a experimentos sobre clonación humana en la Universidad de Seúl y ..............a los experimentos de Paul Kammerer (1880-1926).


Como viene siendo corriente en el periodismo científico, marcado habitualmente con lo tintes amarillos del sensacionalismo, la noticia contiene un grave error. Afortunadamente, esta vez la ciencia está de enhorabuena y el error le favorece.

De los cinco indicados, uno no es un fraude. Se trata, pues de un falso fraude. No sólamente eso, sino que podría tratarse además de uno de los acontecimientos más notables de la biología del siglo XX que, curiosamente (y esto le otorga mayor notoriedad) habría pasado por fraude.........


Alexander Vargas, un biólogo chileno experto en evolución y desarrollo, ha analizado recientemente los trabajos de Kammerer a la luz de los resultados y puntos de vista de la epigenética. En un reciente artículo que el propio autor comenta en el blog Nucleodecenio y que analizaremos en más detalle en otra ocasión, Vargas indica que los experimentos de Kammerer en Alytes, de impecable ejecución, lejos de contener ningún comportamiento fraudulento, podrían
representar la fundación de la epigenética, apuntando mecanismos de herencia de caracteres adquiridos,……¿les suena? Sí. Lamarckismo puro..........



Imagen de Paul Kammerer tomada de NNDB









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jueves, 13 de diciembre de 2007

El protocolo de la genética y el dogma de la mutación espontánea IV y de momento sin conclusión final



Es importante darse cuenta de que para la genética el entorno habitual, el medio de vida de animales y plantas es el laboratorio.

Para ambos procedimientos que describíamos en el protocolo de la genética, genética directa y genética reversa, los organismos (animales, plantas, algas, hongos, bacterias,….) han de ser mantenidos en condiciones de laboratorio por generaciones. Las bacterias, hongos, plantas, animales,…objeto de estudio de la genética se cultivan en el laboratorio y se reproducen en las condiciones impuestas por la vida en el laboratorio. El valor de los estudios de la bioquímica y de la genética es limitado, ni más ni menos que, en la medida en que las condiciones de laboratorio afectan a propiedades bioquímicas o genéticas de los organismos.

El genético, metido en el laboratorio con sus microorganismos, plantas o animales, olvida con facilidad la naturaleza original de sus huéspedes y cuán diferentes son las condiciones de vida en el laboratorio si se comparan con aquellas en las que los antepasados de nuestros organismos estaban acostumbrados a vivir. Surgen así listas interminables de preguntas sencillas que, no solamente son difíciles de responder, sino que también son difíciles de plantear, como por ejemplo:


Pregunta número 1: ¿Cuánto se parece la cepa de Eschericha Coli K-12 habitual en el laboratorio a cualquier bacteria del intestino?

Sub-pregunta: ¿Existen regiones genómicas que cambian con el cultivo?

Una bacteria del intestino permanece como una entidad de ficción si no procedemos a su cultivo. Si lo hacemos, ya no es una bacteria del intestino.


Pregunta número 2: En un experimento de mutagénesis: ¿Qué significado tiene el agente mutagénico para el organismo en cuestión?.

Sub-preguntas: ¿Es igual emplear para mutagénesis de Escherichia coli K-12 o de cualquier otro organismo un agente químico u otro?. ¿Se obtienen los mismos mutantes en la misma proporción con diferentes agentes?.

Pregunta número 3: ¿Existen regiones del genoma particularmente expuestas o protegidas a la acción de agentes mutagénicos?. Si es así, que no lo sabemos. ¿Tienen algo que ver estas regiones con las que define la sub-pregunta número 1?


Pregunta número 4 (añadida a la pregunta número 3 y en relación con la número 1): ¿Es posible que determinadas condiciones de vida resulten en la exposición de determinadas regiones del genoma de manera preferencial a la mutagénesis?. Seguro que un neo-darwinista respondería que no, pero seguro que sin argumentos suficientes.



Como veíamos en las entradas anteriores, el análisis de la literatura en relación con la mutación es extremadamente complejo y requiere una aproximación cautelosa. De ninguna manera, porque el resultado de algún experimento apunte en una dirección deberemos concluir que siempre las cosas ocurren en esa dirección. Lo mismo que la imposibilidad de la herencia de caracteres adquiridos, la mutación espontánea es más un dogma que una realidad demostrada científicamente.


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jueves, 25 de octubre de 2007

Elephant in a China shop






El panorama que se presentaba en sus orígenes a la Genética, que iba a estudiar la herencia de los caracteres, consistía, en primer lugar, en definirlos. ¿Iba una ciencia nueva y experimental propia del siglo XX a dedicarse a estudiar algo complejo y en los límites de la Psicología?. O, por el contrario, ¿su finalidad era más bien materialista y buscaba resultados aplicados?. Quien analice la historia de dicha ciencia tendrá aquí una tarea interesante a la que podemos ir dando pequeñas pistas.

La Genética ha partido, en su origen, de admitir la acepción “fácil” de la palabra carácter y, acto seguido, seleccionar aquellos caracteres cuya herencia ha sido más asequible para su estudio, es decir las características. Para estos fines, el método a seguir no deja alternativas: la Genética se basa en la captura de animales y plantas y su reproducción en condiciones de laboratorio. Si, de acuerdo, captura de animales y plantas se lleva haciendo desde el Neolítico, pero ahora el objetivo es diferente.

Existe un primer problema en el planteamiento de la Genética y de todas las disciplinas científicas y ese problema tiene dos partes. La primera tiene que ver con la especialización y es la fragmentación del mundo. Para que la Ciencia pueda analizar el Mundo, ha de fragmentarlo. Pero el problema no acaba ahí sino que por el contrario se agrava después, en la segunda parte; porque si alguien se había pensado que, después de fragmentado, podíamos volver con los resultados del análisis al mundo real anterior a la fragmentación, estaba equivocado. Cuando el mundo ha sido fragmentado, sigue fragmentado. No ofrece posibilidad de retorno ni existe otro mundo paralelo, prístino, al cual podamos ir con el relato de los resultados y de los análisis de nuestra fragmentación.

Como consecuencia de la primera parte del problema (especialización y fragmentación), se ha llegado a una situación de incomunicación entre las distintas divisiones de la Ciencia. La Genética es, en buena medida, la responsable de esta fragmentación entre los seres vivos y su entorno, desde el momento en que admite que es posible estudiar de manera independiente sus caracteres.

Como consecuencia de la segunda parte, conviene aprender de los errores y rectificar. Respetar a los seres vivos y limitar la experimentación con ellos puede ser la lección aprendida de una genética que ha dado grandes frutos a costa de grandes sacrificios.

En las siguientes entradas veremos algo acerca de la historia y desarrollo de la Genética para ver si en todo esto hay algo de cierto o son meras elucubraciones, pero antes de entrar con la Genética, pensar que tampoco la Genética es independiente de su entorno y que surgió en un momento en el que el mundo se hacía materialista.


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lunes, 10 de septiembre de 2007

Genética y Literatura II: La sangre y la herencia en "Los Pazos de Ulloa", de Emilia Pardo Bazán


En su obra “Los pazos de Ulloa”, Emilia Pardo Bazán describe el transcurrir de la vida en una finca gallega, en la segunda mitad del siglo XIX. Antes de casarse con su prima Nucha, de Santiago de Compostela, don Pedro, el marqués ,tuvo un hijo, Perucho, fruto de su relación con una sirviente. En unos párrafos que revelan un cierto maniqueísmo y en los cuales, los conceptos del bien y el honor se asocian de manera rancia y trasnochada con un origen social aristocrático, la autora se pregunta por la relación existente entre la herencia y la voluntad. Escribe:


En el alma de Perucho se verificaba una de esas encarnizadas luchas entre el deber y la pasión, cantadas por la musa dramática: El ángel malo y el bueno le tiraban cada uno de una oreja y no sabía a cual atender. Tremendo conflicto!. Pero regocíjense el cielo y los hombres, pues venció el espíritu de luz. ¿Fue el primer despertar de ese sentimiento de honor que dicta al hombre heroicos sacrificios?. ¿Fue una gota de la sangre de Moscoso, que realmente corría por sus venas, y que, con la misteriosa energía de la transmisión hereditaria, le guió la voluntad como por medio de una rienda?. ¿Fue temprano fruto de las lecciones de Julián y Nucha? Lo cierto es que el rapaz abrió la mano, separando mucho los dedos y los ochavos apresados cayeron entre los restantes con sonoro retintín.”

Asociar un comportamiento determinado con la herencia es hoy tema de debate. Si los rasgos principales del carácter fuesen heredados, entonces no habría mucho lugar para la educación, y hoy sabemos que la educación es importante. Pero tampoco la educación lo es todo y en algunos casos, aspectos clave del carácter están determinados por la herencia, de manera todavía desconocida.


Por otra parte: ¿Afecta la vida de nuestros antepasados a nuestro carácter?. Preguntarse esto hoy, es acercarse a las arenas movedizas de la herencia de los caracteres adquiridos, territorio en el que la Biología de hoy tiene desterrado a Lamarck. Será inevitable hacerlo algun día,……..



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jueves, 6 de septiembre de 2007

Genética y Literatura I: La enfermedad y la herencia en la obra de Émile Zola.


Además de explorar los rincones del alma de los personajes, siempre unidos indisolublemente con unos u otros paisajes de su entorno, algunos escritores se preguntan también cómo tiene lugar la transmisión del carácter de una generación a otra. Émile Zola confesó haber escrito la larga serie de los Rougon-Macquart obsesionado con esta cuestión a la que, obviamente, no encontró una respuesta ni única, ni mucho menos sencilla. Si definir el carácter no es tarea sencilla, mucho menos lo es encontrar los mecanismos de su herencia. Tampoco el estar al tanto de los avances en Genética hubiese cambiado mucho las cosas. Porque, aunque se dice que la Genética trata de la herencia de los caracteres, resulta que por avanzar, podemos acabar haciendo de lo complejo, algo sencillo.

La saga de los Rougon-Macquart, obra en veinte tomos que incluye novelas célebres como Nana o Germinal, representa la obsesión del autor por las intrincadas conexiones que existen entre la enfermedad, el desarrollo de una ambición asociada al ansia de poder y otros comportamientos patológicos. En definitiva, por el mal y su herencia en el seno de una familia.


La imagen muestra el árbol genealógico de la familia, en el que se indican sus enfermedades mentales. No está tomada de un libro de genética humana sino de un comentario de la obra de Zola. Existen otras versiones del árbol de familia (por ejemplo ésta de la Universidad de Pisa); pero, en todas, la información pertenece siempre incompleta y parcial fuera del contexto de la obra.

Refiriéndose al doctor Pascal, se dice en una de las novelas:

“Sin duda, la herencia no le apasionaba sino porque permanecía obscura, vasta e insondable como todas las ciencias balbucientes, en las que la imaginación es la señora,….”

Y también:

La herencia hace al mundo de tal manera que si se pudiese conocerla, captarla para disponer de ella, entonces se podría hacer un mundo a su gusto,….”


Tiene toda la razón. Si pudiésemos conocer la herencia, podríamos hacer un mundo de diseño. Esto significaría que conocemos el carácter y esto significaría única y exclusivamente que habríamos reducido ya el carácter al suficiente nivel de minucia necesario para conocerlo.

La complejidad, propiedad intrínseca e ineludible de la herencia (y de la evolución), fue puesta de manifiesto temprano por algunos geneticistas (y evolucionistas), cuyas ideas estaban al margen del reduccionismo predominante y que haría de la joven Genética una ciencia primero ambiciosa y prometedora, pero también si se mira con ojos críticos, frustrante. Precisamente frustrante por no haber escuchado atentamente lo que decían aquellos que desde el principio advertían de su complejidad.

Y es que la profundidad de la relación entre el carácter y el ambiente se había descrito ya mucho antes del nacimiento de la genética.

miércoles, 29 de agosto de 2007

El campo y la ciudad





En el texto de Azorín titulado "Un pueblecito : Riofrío de Avila", aparece una curiosa anécdota.

Un viajero de los tiempos en que se hacían viajes en globo, describe sus experiencias al aterrizar en unos y otro lugares y relata la gran diferencia que encuentra entre aterrizar enmedio de una gran ciudad o en sus aledaños, o bien, hacerlo en un entorno rural. Dice el viajero, y transmite Azorín, que los habitantes del campo son mucho mas atentos y propensos a dar un trato acogedor al viajero que los habitantes de las ciudades. Dicho de otro modo, que la vida en un ambiente rural permite un mayor desahogo, tal vez relacionado con la expresión del carácter; mientras que la vida urbana, por el contrario, podría tender a restringir la expresión del carácter y a deshumanizar al hombre. Curioso,... ¿Será la deshumanización una propiedad exclusiva de la vida urbana o será una consecuencia ineludible del progreso y de la tecnificación?.



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