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viernes, 29 de febrero de 2008

El creacionismo, el darwinismo y Wikipedia: Otro ejemplo a favor del manifiesto




El Manifiesto a favor de la Biología del siglo XXI que publicaba hace dos entradas decía, entre otras cosas lo siguiente:

Finalmente, queremos llamar la atención sobre un fenómeno que está contribuyendo a aumentar, especialmente en la sociedad, la confusión sobre el problema que estamos denunciando: El debate darwinismo-creacionismo, que los darwinistas parecen especialmente interesados en difundir. Creemos que es un debate inútil, porque los científicos no debaten sobre creencias, sino sobre datos empíricos, pero que contribuye al reforzamiento social de las viejas (e interesadas) concepciones para evitar el verdadero debate: el de una concepción científica del Siglo XIX frente a una Ciencia del Siglo XXI.


Pues bien, hoy aporto otra prueba más que demuestra que esto es cierto.


Buscando información sobre el naturalista español Juan Vilanova y Piera (1821-1893), me encuentro en Wikipedia (esa enciclopedia pseudodemocrática que sabemos que es darwinista por esto y por esto otro) con esta lindeza:


En cuanto a las teorías del origen de la vida en la tierra, Vilanova era creacionista pero no rechazaba las nuevas teorías que iban surgiendo de mantuvo en contra de las ideas evolucionistas de Darwin y Huxley. (sic.)


Una maravilla de párrafo escrito sin duda por algún darwinista iluminado que viene a demostrar que, efectivamente, en su clan quieren potenciar el debate darwinismo-creacionismo como se indicaba muy acertadamente en el manifiesto. Pero además de eso y de estar mal escrito, el párrafo en cuestión demuestra la ignorancia de quien lo escribió. No sabemos si Juan Vilanova se habría preguntado alguna vez o no acerca del origen de la vida en la Tierra, posiblemente no. Una evidencia en favor de dicha afirmación: eso sería lo primero que un articulista decente habría tenido que presentar documentadamente. Que Vilanova no era creacionista es seguro puesto que esa palabreja no se había inventado todavía. Por similares consideraciones elementales, Platón tampoco pudo ser católico ni Carlos Marx militante de la UGT. Acerca de lo que signifique ser creacionista, todavía no he tenido tiempo de investigar. Sólo un vistazo a la entrada "creacionismo" en Wikipedia ya me ha levantado un dolor de cabeza que sospecho me durará todo el fin de semana. Puede que tenga que terminar admitiendo que Vilanova era creacionista, ahora bien esto implicará la necesidad de admitir que Darwin también lo era con lo cual el debate quedaría, afortunadamente, concluido.

El creacionismo, invento darwinista.




miércoles, 27 de febrero de 2008

Un sencillo experimento acerca de la biología del siglo XXI y su malvada interpretación


La entrada anterior contenía un manifiesto que he recibido de la Universidad Autónoma de Madrid. En su presentación describía como al buscar una imagen para acompañar dicho manifiesto, tuve una experiencia que da la razón al contenido del mismo. Pues bien, esta experiencia puede repetirla cualquiera y así reflexionar con más base acerca de lo que dice el manifiesto. La experiencia es sencilla. Consiste en buscar en Google (España) imágenes con el texto: Biología siglo XXI y, a continuación, analizar lo que tarda en salir la imagen de Darwin. Háganlo. Yo acabo de hacerlo.
Vayan buscando conmigo imágenes en las que se puedan identificar personas. En la primera página de imágenes a mi me surgió un señor dando clase y otro señor de barba blanca que no pude identificar, además de otros dos señores anunciando métodos de diagnóstico. Ya en la segunda página me apareció alguien conocido: El omnipresente periodista Eduard Punset. En la tercera página también reconocí a alguien: El presidente del CSIC y en la cuarta,…¿cómo no?. Ahí ya aparece Darwin. Estoy buscando imágenes con el texto Biología siglo XXI y no he visto ni a Watson y Crack, perdón Crick; ni milagrosamente a Crack Venter (perdón quise decir Craigh). Pero es que estoy buscando en Google España y NO he visto a Santiago Ramón y Cajal ni a Severo Ochoa, nuestros flamantes nobeles, pero SÍ a Darwin. Prometo repetir la experiencia en un par de meses a ver en que página me aparece el que todavía hoy es uno de los principales representantes de la Biología del siglo XXI en español: Sir Charles Darwin.

MANIFIESTO POR UNA BIOLOGÍA DEL SIGLO XXI


He recibido un escrito procedente de la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid que copio a continuación.
Al buscar una imagen para acompañar dicho escrito me ha ocurrido una anécdota curiosa que tiene mucho que ver con el escrito y con la preocupación que en el va expresada y que relato en la siguiente entrada. Lo que me ha ocurrido en la búsqueda de imágenes demuestra claramente que el manifiesto tiene razón cuando dice que existe una gran confusión en los fundamentos teóricos en que se basan las investigaciones biológicas.
MANIFIESTO POR UNA BIOLOGÍA DEL SIGLO XXI

Los abajo firmantes, alumnos y ex–alumnos del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid, nos dirigimos a la comunidad científica y a la sociedad en general para llamar la atención sobre un problema que puede llegar a tener graves repercusiones en nuestra sociedad.
Existe, en la actualidad, una gran confusión en los fundamentos teóricos en que se basan las investigaciones biológicas y, como consecuencia, sus objetivos y aplicaciones, por lo que estas pueden llegar a ser peligrosas para la Naturaleza y para el ser humano.

Los descubrimientos recientes sobre la naturaleza y la complejidad de la información genética y de otros fenómenos biológicos, especialmente los relacionados con las actividades de bacterias y virus, resultan absolutamente contradictorios con las suposiciones sobre las que se sustentaba la base teórica de la Biología elaborada a principios del siglo pasado. Sin embargo, tanto la docencia como la investigación parecen seguir ancladas en las antiguas interpretaciones.
La explicación más inmediata de esta situación está en la especialización y falta de integración entre distintas disciplinas. Como consecuencia, desde el punto de vista de la docencia, se continúa la formación de nuevas promociones con criterios desfasados. Pero es aún más grave la repercusión en la investigación: se mantienen los planteamientos y los objetivos reduccionistas y, como consecuencia, las interpretaciones, que son absolutamente contradictorias con los nuevos datos. Esto supone una grave pérdida de tiempo en ciencia y un inútil despilfarro de inteligencias formadas y enfocadas con unas bases erróneas.
Queremos transmitir a la sociedad que el problema no se reduce a un debate científico. La vieja concepción competitiva y simplificadora de los fenómenos naturales ha llevado a graves problemas, como el avance de la resistencia bacteriana a los antibióticos debido a la consideración de la bacterias (que ahora sabemos que son extraordinariamente abundantes y fundamentales para el desarrollo de la vida) como agentes exclusivamente patógenos que había que eliminar. Los datos actuales nos han mostrado que los virus son todavía más abundantes, ubicuos y participativos en los procesos biológicos que las bacterias y que, al igual que éstas, su carácter patógeno responde a un desequilibrio de los fenómenos naturales. Por esto, las investigaciones orientadas sobre los viejos criterios reduccionistas y enfocadas con fines economicistas pueden constituir un grave peligro para la Naturaleza y para la Humanidad.
Queremos resaltar especialmente la distorsión que introduce la investigación con intereses en un rendimiento económico inmediato en el verdadero objetivo de la Ciencia: la profundización de los conocimientos al servicio de la Humanidad. La financiación privada de investigaciones orientadas a la obtención de patentes destinadas a la comercialización conduce a la precipitación de sus aplicaciones y a nuevos peligros potenciales, dada la desconexión de estos planteamientos reduccionistas con la realidad de los fenómenos de reciente descubrimiento. Por otra parte, esta dinámica induce al despilfarro de tiempo, dinero e inteligencia en investigaciones con fines absolutamente absurdos e inviables, como la pretensión de “crear” organismos artificiales, alargar la vida o seleccionar individuos supuestamente libres de enfermedades genéticas y otras de un cariz semejante, naturalmente, destinadas para el que pudiera pagarlo.
Finalmente, queremos llamar la atención sobre un fenómeno que está contribuyendo a aumentar, especialmente en la sociedad, la confusión sobre el problema que estamos denunciando: El debate darwinismo-creacionismo, que los darwinistas parecen especialmente interesados en difundir. Creemos que es un debate inútil, porque los científicos no debaten sobre creencias, sino sobre datos empíricos, pero que contribuye al reforzamiento social de las viejas (e interesadas) concepciones para evitar el verdadero debate: el de una concepción científica del Siglo XIX frente a una Ciencia del Siglo XXI.
Por todo ello, hacemos un llamamiento a la implicación de la sociedad en este problema y, muy especialmente, a la comunidad científica para poner fin a esta situación irracional en que se encuentra una ciencia cuyos conocimientos nos deben resultar fundamentales para hacer frente a los problemas que se avecinan, productos en gran parte de una concepción de la Naturaleza propia de épocas pasadas, y construir una Biología que nos conecte con la Naturaleza. Porque si la seguimos tratando como a una enemiga tenemos todas la de perder.

FIRMADO:

Borja Alarcón Estudiante de 5º Curso de Biología
Abel Barral Estudiante de 5º Curso de Biología
Juan Barrero Estudiante de 5º Curso de Biología
Maria Bautista Estudiante de 5º Curso de Biología
Sofia Carbajosa Estudiante de 5º Curso de Biología
Maria Domínguez Estudiante de 5º Curso de Biología
Eduardo García Estudiante de 5º Curso de Biología
Bárbara García-López Estudiante de 5º Curso de Biología
Daniel Heredia Estudiante de 5º Curso de Biología
Guillermo Herrán Estudiante de 5º Curso de Biología
Silvia Herrero Estudiante de 5º Curso de Biología
Miguel Iniesto Estudiante de 5º Curso de Biología
Sheila Jordan Estudiante de 5º Curso de Biología
Alberto Jorge Estudiante de 5º Curso de Biología
Marta Lapuente Estudiante de 5º Curso de Biología
Celia Martín Estudiante de 5º Curso de Biología
Nereida Melguizo Estudiante de 5º Curso de Biología
Francisco Navas Estudiante de 5º Curso de Biología
Marta Sanmillán Estudiante de 5º Curso de Biología
Arturo Sastre Estudiante de 5º Curso de Biología
Sara Villen Estudiante de 5º Curso de Biología
Almudena Zaragoza Estudiante de 5º Curso de Biología
Zulema Udaondo Estudiante de 5º Curso de Biología
Elisa Oteros Becaria de Tercer Ciclo UAM
Tania Ortiz Licenciada en Biología UAM
Walter Cantero Becario Tercer Ciclo UAM
Jon Ortega Doctorando UM
María Losada Personal investigador en formación (PIF) UAM
Máximo Sandín Profesor Depto. Biología


La lista actualizada (16 de Abril 2008) de personas que apoyan este manifiesto puede consultarse aquí.

viernes, 1 de febrero de 2008

La biología como actividad social, la extensión y definición de “fraude científico” y una pregunta


Los debates acerca de Evolución, como por ejemplo todos los incluidos en la serie Evolucionismo-creacionismo, podrían verse súbitamente iluminados si sus participantes fuesen capaces de tomar puntos de vista amplios que tuvieran en consideración la importancia real de la biología como actividad social.

En ciencias sociales se habla a menudo del concepto de representación colectiva o representación social, ambos términos quizás más utilizados en los idiomas francés, alemán o inglés que en castellano. Estos conceptos parten del de representación, llevado a su máximo apogeo por la filosofía de Arthur Schopenhauer (El mundo como voluntad y como representación; ediciones de 1819, 1844 y 1859) y desarrollado después por la sociología y la psicología social. Filósofos, historiadores y sociólogos han tratado sobre la "representación social" y su significado en el mundo actual.


Una definición precisa e interesante podría ser por ejemplo la de Jodelet (1984):


La representación social es un proceso de elaboración perceptiva y mental de la realidad que transforma los objetos sociales (personas, contextos, situaciones) en categorías simbólicas (valores, creencias, ideologías) y les confiere un estatuto cognitivo, permitiendo aprehender los aspectos de la vida ordinaria por un re-encuadre de nuestras propias conductas en el interior de las interacciones sociales.

Determinados modos de representación social pueden ser adoptados por tendencias científicas, políticas sociales o favorecidos por medios editoriales. En su libro, Anatomía del fraude científico, Horace Freeland Judson, menciona un movimiento surgido en los años 1980 y 1990 entre un grupo de sociólogos de la ciencia (camarilla es el término empleado y construccionismo social el nombre de su teoría), que pretendían demostrar que las ciencias deben su existencia más al consenso de los científicos, basado en las jerarquías y las relaciones de poder que no realmente al conocimiento de la verdad objetiva. En este sentido, dice Judson, para algunos, toda ciencia debe parecer fraudulenta. Pero páginas antes, en el Prólogo a su libro, Hudson había dado unas claves para no confundirnos y ayudarnos a identificar el fraude:

¿Qué es exactamente lo que queremos medir?. La descripción más frecuente responde a las iniciales IFP: Invención, Falsificación y Plagio.

A continuación pasa a describir cada uno de estos aspectos del fraude en el contexto de un laboratorio moderno de biología experimental. Así dice:

Por invención se entiende la adulteración de datos en su totalidad; es lo que los biólogos conocen como “trabajo de laboratorio en seco”

Pero supongamos que alguien, interesado en un punto de vista más amplio, hiciera ahora la pregunta:

Bien, y si se nos quiere proponer como una teoría, algo que no lo es, sino que es una tautología, podría tratarse entonces de un caso de invención, y por lo tanto de fraude, ¿si o no?.