.
Mostrando entradas con la etiqueta Pascal. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pascal. Mostrar todas las entradas

jueves, 13 de septiembre de 2007

Premio "Roberto Alcázar y Pedrín"



Biología humanista anuncia la concesión del I Premio "Roberto Alcázar y Pedrín" a figuras que se hayan destacado por su tarea en la deshumanización de la Biología.

El premio recuerda a los que fueran héroes del cómic, el periodista-detective Roberto Alcázar y su inseparable amigo, el niño Pedrín, ambos peleando incansables contra el crimen por los caminos planos y cuadriculados de la historieta, sin tregua ni compasión.

En esta primera entrega, sin apenas deliberación y abrumados por la enorme publicidad que los sustenta, biología humanista ha decidido premiar ex-aequo al periodista Eduard Punset por el título de su best seller “El alma está en el cerebro” y al inglés Richard Dawkins por su título “The God Delusion”.

Mediante sus títulos (confieso que no he leído más), ambos autores pretenden ahora acabar de un plumazo con toda la Filosofía Medieval, con San Agustín, Santo Tomás, la escolástica y los padres de la iglesia, Pascal, Leibniz, Kierkegaard y Unamuno entre otros autores intachables. El primero de nuestros premiados (EP), pasa por alto un aspecto esencial en la definición del alma que dice que el alma es inmaterial y por lo tanto no está en ninguna parte, menos en ningún menudillo como el cerebro, por complicado que éste sea. Mediante sus pomposos títulos, ambos premiados (sobre todo el segundo, RD) ignoran lo que muchos autores de indiscutible solvencia intelectual han llamado, a lo largo de los siglos “la concepción trágica de la existencia”, vigorosamente expresada, entre otros, en los pensamientos de Pascal y Unamuno y que podría resumirse aquí, a un nivel modesto, diciendo que Dios nos deja la suficiente libertad como para pensar tan torpemente como lo deseemos. De ambos libros, con leer el título ya tengo leído bastante. Supongo que en el libro de Punset podrá haber algo aprovechable que espero me llegue por otros cauces. De Dawkins, con la enorme campaña propagandística que conlleva, no me ha quedado más remedio que ojear alguna crítica, ya es mucho más de lo que pensaba haber hecho después de haber leído en mi tierna juventud su obra “El gen egoísta”, de la cual debería su autor, en lugar de celebrar aniversarios, publicar un público arrepentimiento.

La literatura es basta y, pese al enorme esfuerzo de embrutecimiento que a diario realizan las editoriales, todavía queda material abundante en letra impresa como para no tener que recurrir a estas novedades.