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viernes, 3 de agosto de 2012

Perros, vacas, cabras y otros ganados ocultan un error muy grave en el párrafo vigésimo sexto de El Origen de las Especies

  Persevera el autor en sus investigaciones sobre un tema que, ya lo ha expresado él mismo, dará poco fruto: El origen de los animales de granja. Aquí muestra su asombro por las peculiares creencias de otros autores. Lamentablemente no indica sus nombres. Así por ejemplo:   ¡Un autor cree que en otro tiempo existieron once especies salvajes de ovejas peculiares de la Gran Bretaña! Si tenemos presente que la Gran Bretaña no tiene actualmente ni un mamífero peculiar……….  



Otras de sus afirmaciones son atrevidas y merecería la pena investigar hasta qué punto están bien fundamentadas:  

 Si tenemos presente que la Gran Bretaña no tiene actualmente ni un mamífero peculiar, y Francia muy pocos, distintos de los de Alemania, y que de igual modo ocurre con Hungría, España, etc.   Con frecuencia se ha dicho vagamente que todas nuestras razas de perros han sido producidas por el cruzamiento de unas pocas especies primitivas;  


Y,…..¿Quién ha sido el que ha dicho esto? ¿Está el autor redactando un libro científico o nos está contando lo que ha oido por ahí? A menudo parece lo segundo………………Pero....Atención! toda esta confusión podría servir para distraer nuestra atención. No dejemos que esto ocurra, porque en este párrafo aparece por vez primera la palabra clave con la que Darwin va a montar su compleja historia: la palabra selección. Aparece en esta frase: Many cases are on record showing that a race may be modified by occasional crosses if aided by the careful selection of the individuals which present the desired character Muchos casos se han registrado que muestran que una raza puede ser modificada por cruzamientos ocasionales si se ayuda mediante la selección cuidadosa de los individuos que presentan el carácter deseado; Algo queda claro de esta frase: La selección no es suficiente para la modificación. Por el contrario, la modificación de una raza requiere la selección y la realización de cruzamientos. Ambas condiciones son necesarias pero no suficientes en un proceso de mejora.


Entonces,.....¿Qué es la selección?


Tanto en inglés como en español está muy claro: La Acción y efecto de elegir. La Elección de los animales destinados a la reproducción, para conseguir mejoras en la raza. Dos observaciones importantes al respecto, que Darwin no tuvo en cuenta son: 1. La selección requiere una intención, una voluntad. 2. La selección no constituye la Mejora Genética (Breeding) sino que es una parte de ella.   Confundir Selección con Mejora es uno de los errores en los que Darwin fundamenta su obra y su "teoría". Curiosamente ha pasado desapercibido a generaciones de zoólogos, biólogos, agrónomos y a los propios mejoradores. Volveremos a encontrarnos con este importante tema...............                  


The doctrine of the origin of our several domestic races from several aboriginal stocks, has been carried to an absurd extreme by some authors. They believe that every race which breeds true, let the distinctive characters be ever so slight, has had its wild prototype. At this rate there must have existed at least a score of species of wild cattle, as many sheep, and several goats, in Europe alone, and several even within Great Britain. One author believes that there formerly existed eleven wild species of sheep peculiar to Great Britain! When we bear in mind that Britain has now not one peculiar mammal, and France but few distinct from those of Germany, and so with Hungary, Spain, etc., but that each of these kingdoms possesses several peculiar breeds of cattle, sheep, etc., we must admit that many domestic breeds must have originated in Europe; for whence otherwise could they have been derived? So it is in India. Even in the case of the breeds of the domestic dog throughout the world, which I admit are descended from several wild species, it cannot be doubted that there has been an immense amount of inherited variation; for who will believe that animals closely resembling the Italian greyhound, the bloodhound, the bull-dog, pug-dog, or Blenheim spaniel, etc.--so unlike all wild Canidae--ever existed in a state of nature? It has often been loosely said that all our races of dogs have been produced by the crossing of a few aboriginal species; but by crossing we can only get forms in some degree intermediate between their parents; and if we account for our several domestic races by this process, we must admit the former existence of the most extreme forms, as the Italian greyhound, bloodhound, bull-dog, etc., in the wild state. Moreover, the possibility of making distinct races by crossing has been greatly exaggerated. Many cases are on record showing that a race may be modified by occasional crosses if aided by the careful selection of the individuals which present the desired character; but to obtain a race intermediate between two quite distinct races would be very difficult. Sir J. Sebright expressly experimented with this object and failed. The offspring from the first cross between two pure breeds is tolerably and sometimes (as I have found with pigeons) quite uniform in character, and every thing seems simple enough; but when these mongrels are crossed one with another for several generations, hardly two of them are alike, and then the difficulty of the task becomes manifest.      


La doctrina del origen de nuestras diversas razas domésticas a partir de diversos troncos primitivos ha sido llevada a un extremo absurdo por algunos autores. Creen que cada raza que cría sin variaciones, por ligeros que sean los caracteres distintivos, ha tenido su prototipo salvaje. A este paso, tendrían que haber existido, por lo menos, una veintena de especies de ganado vacuno salvaje, otras tantas ovejas y varias cabras sólo en Europa, y varias aun dentro de la misma Gran Bretaña. ¡Un autor cree que en otro tiempo existieron once especies salvajes de ovejas peculiares de la Gran Bretaña! Si tenemos presente que la Gran Bretaña no tiene actualmente ni un mamífero peculiar, y Francia muy pocos, distintos de los de Alemania, y que de igual modo ocurre con Hungría, España, etc., y que cada uno de estos países posee varias castas peculiares de vacas, ovejas, etc., tenemos que admitir que muchas razas domésticas se han originado en Europa, pues ¿de dónde, si no, pudieron haber descendido? Lo mismo ocurre en la India. Aun en el caso de las razas del perro doméstico del mundo entero, que admito que descienden de diversas especies salvajes, no puede dudarse que ha habido una cantidad inmensa de variaciones hereditarias, pues ¿quién creerá que animales que se pareciesen mucho al galgo italiano, al bloodhound, al bull-dog, al pug-dog o al spaniel Blenheim, etc. -tan distintos de todos los cánidos salvajes- existieron alguna vez en estado natural? Con frecuencia se ha dicho vagamente que todas nuestras razas de perros han sido producidas por el cruzamiento de unas pocas especies primitivas; pero mediante cruzamiento podemos sólo obtener formas intermedias en algún grado entre sus padres, y si explicamos nuestras diversas razas domésticas por este procedimiento tenemos que admitir la existencia anterior de las formas más extremas, como el galgo italiano, el bloodhound, el bull-dog, etc., en estado salvaje. Es más: se ha exagerado mucho la posibilidad de producir razas distintas por cruzamiento. Muchos casos se han registrado que muestran que una raza puede ser modificada por cruzamientos ocasionales si se ayuda mediante la selección cuidadosa de los individuos que presentan el carácter deseado; pero obtener una raza intermedia entre dos razas completamente distintas sería muy difícil. Sir J. Sebright hizo expresamente experimentos con este objeto, y no tuvo buen éxito. La descendencia del primer cruzamiento entre dos razas puras es tolerablemente y, a veces (como he encontrado con las palomas) bastante uniforme en carácter, y todo parece bastante simple, pero cuando estos mestizos se cruzan unos con otros durante varias generaciones, apenas dos de ellos son iguales, y entonces la dificultad de la tarea se pone de manifiesto.  

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jueves, 2 de agosto de 2012

Los habitantes de Egipto y de los lagos de Suiza bien pueden distraer nuestra atención en el párrafo vigésimo cuarto del Origen de las Especies

 

En el vigésimo cuarto párrafo el autor aborda la cuestión de si los animales de granja y las plantas cultivadas descienden de una o varias especies. Tan mal planteada está la cuestión que el autor renuncia a buscar una respuesta y así leemos pronto: it is not possible to come to any definite conclusion.  Empero, si la cuestión estuviese bien planteada, la solución sería inmediata y bien diferente: Todas aquellas variedades de animales de granja o plantas cultivadas que pertenecen a una misma especie, proceden de animales o plantas que pertenecieron en su día a la misma especie. Pero al autor le gusta perderse en juegos de palabras y a consecuencia de ello, le resulta difícil encontrar respuestas acertadas. Ignora, al igual que algunos biólogos modernos, que muchas respuestas acertadas se deben simplemente a la claridad en el planteamiento de las cuestiones. Si la cuestión fuese tan difícil e intricada como el autor la pinta y tan exiguos los medios para abordarla , entonces no merecería la pena haberle dedicado ninguna atención. Salvo, claro está, que el objetivo de esta estrategia fuese otro; por ejemplo, el de distraer nuestra atención de la cuestión principal que es la siguiente: Para conocer los mecanismos que rigen la transformación de las especies, por muy bueno que sea nuestro conocimiento de la historia de los animales de granja, tal conocimiento tendrá una utilidad muy limitada, incluso puede ser que nula, pues es muy distinta la vida en la granja que en condiciones naturales.   El resto del párrafo queda para quien tenga curiosidad antropológica por los habitantes de Egipto o de los lagos de Suiza:      

In the case of most of our anciently domesticated animals and plants, it is not possible to come to any definite conclusion, whether they are descended from one or several wild species. The argument mainly relied on by those who believe in the multiple origin of our domestic animals is, that we find in the most ancient times, on the monuments of Egypt, and in the lake- habitations of Switzerland, much diversity in the breeds; and that some of these ancient breeds closely resemble, or are even identical with, those still existing. But this only throws far backward the history of civilisation, and shows that animals were domesticated at a much earlier period than has hitherto been supposed. The lake-inhabitants of Switzerland cultivated several kinds of wheat and barley, the pea, the poppy for oil and flax; and they possessed several domesticated animals. They also carried on commerce with other nations. All this clearly shows, as Heer has remarked, that they had at this early age progressed considerably in civilisation; and this again implies a long continued previous period of less advanced civilisation, during which the domesticated animals, kept by different tribes in different districts, might have varied and given rise to distinct races. Since the discovery of flint tools in the superficial formations of many parts of the world, all geologists believe that barbarian men existed at an enormously remote period; and we know that at the present day there is hardly a tribe so barbarous as not to have domesticated at least the dog.        

En el caso de la mayor parte de las plantas y animales domésticos tradicionales, no es posible llegar a una conclusión precisa acerca de si han descendido de una o varias especies salvajes. El argumento con que cuentan principalmente los que creen en el origen múltiple de nuestros animales domésticos es que en los tiempos más antiguos, en los monumentos de Egipto y en las habitaciones lacustres de Suiza encontramos gran diversidad de razas, y que muchas de estas razas antiguas se parecen mucho, o hasta son idénticas, a las que existen todavía. Pero esto hace sólo retroceder la historia de la civilización y demuestra que los animales fueron domesticados en tiempo mucho más antiguo de lo que hasta ahora se ha supuesto. Los habitantes de los lagos de Suiza cultivaron diversas clases de trigo y de cebada, el guisante, la adormidera para aceite y el lino, y poseyeron diversos animales domesticados. También mantuvieron comercio con otras naciones. Todo esto muestra claramente, como ha señalado Heer, que en esta remota edad habían progresado considerablemente en civilización, y esto significa además un prolongado período previo de civilización menos adelantada, durante el cual los animales domésticos tenidos en diferentes regiones por diferentes tribus pudieron haber variado y dado origen a diferentes razas. Desde el descubrimiento de los objetos de sílex en las formaciones superficiales de muchas partes de la tierra, todos los geólogos creen que el hombre salvaje existió en un período enormemente remoto, y sabemos que hoy día apenas hay una tribu tan salvaje que no tenga domesticado, por lo menos, el perro.  
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miércoles, 1 de agosto de 2012

El asno, el ganso y otros argumentos para defender lo indefendible en el párrafo vigésimo tercero del Origen de las Especies





El autor sigue buscando en este párrafo argumentos en favor de la defensa de una de sus principales Tesis: Que el estudio de la variación en los animales de granja, reportará grandes beneficios para el conocimiento de la adaptación y, por tanto será fundamental para el conocimiento de la transformación de las especies. La apuesta es arriesgada, y pasa por restar importancia al concepto de especie, pero su autor no va a abandonar el empeño. Así, en lugar de tomar el toro por los cuernos y admitir la cruda realidad de la diferencia enorme que hay entre la granja y el estado natural, buscará argumentos en los rincones más inesperados. Por ejemplo:



Se ha admitido con frecuencia que el hombre ha escogido para la domesticación animales y plantas que tienen una extraordinaria tendencia intrínseca a variar y también a resistir climas diferentes. No discuto que estas condiciones han añadido mucho al valor de la mayor parte de nuestras producciones domésticas; pero ¿cómo pudo un salvaje, cuando domesticó por vez primera un animal, conocer si éste variaría en las generaciones sucesivas y si soportaría o no otros climas? La poca variabilidad del asno y el ganso, la poca resistencia del reno para el calor, o del camello común para el frío, ¿han impedido su domesticación?



El autor discute consigo mismo y por lo tanto parece ajeno a los argumentos más elementales. Por ejemplo en respuesta a las frases anteriores, no es que el salvaje conociese previamente que el animal en cuestión iba a variar, sino que no hubiese domesticado a un animal incapaz de tal variación.

Escribiendo desde una soledad conmovedora, el autor continua en su monólogo solipsista:





No puedo dudar que si otros animales y plantas, en igual número que nuestras producciones domésticas y pertenecientes a clases y regiones igualmente diversas, fuesen tomados del estado natural y se pudiese hacerles criar en domesticidad, en un número igual de generaciones, variarían, por término medio, tanto como han variado las especies madres de las producciones domésticas hoy existentes.





It has often been assumed that man has chosen for domestication animals and plants having an extraordinary inherent tendency to vary, and likewise to withstand diverse climates. I do not dispute that these capacities have added largely to the value of most of our domesticated productions; but how could a savage possibly know, when he first tamed an animal, whether it would vary in succeeding generations, and whether it would endure other climates? Has the little variability of the ass and goose, or the small power of endurance of warmth by the reindeer, or of cold by the common camel, prevented their domestication?  I cannot doubt that if other animals and plants, equal in number to our domesticated productions, and belonging to equally diverse classes and countries, were taken from a state of nature, and could be made to breed for an equal number of generations under domestication, they would on an average vary as largely as the parent species of our existing domesticated productions have varied.









Se ha admitido con frecuencia que el hombre ha escogido para la domesticación animales y plantas que tienen una extraordinaria tendencia intrínseca a variar y también a resistir climas diferentes. No discuto que estas condiciones han añadido mucho al valor de la mayor parte de nuestras producciones domésticas; pero ¿cómo pudo un salvaje, cuando domesticó por vez primera un animal, conocer si éste variaría en las generaciones sucesivas y si soportaría o no otros climas? La poca variabilidad del asno y el ganso, la poca resistencia del reno para el calor, o del camello común para el frío, ¿han impedido su domesticación? No puedo dudar que si otros animales y plantas, en igual número que nuestras producciones domésticas y pertenecientes a clases y regiones igualmente diversas, fuesen tomados del estado natural y se pudiese hacerles criar en domesticidad, en un número igual de generaciones, variarían, por término medio, tanto como han variado las especies madres de las producciones domésticas hoy existentes.


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martes, 31 de julio de 2012

Más ejemplos de confusión en el vigésimo segundo párrafo de El Origen de las Especies





Continúa el empeño contra toda evidencia para demostrar que la variación en la naturaleza es continua y quitar importancia al concepto de especie. A tal fin dice el autor ahora:

Al intentar apreciar el grado de diferencia estructural entre razas domésticas afines, nos vemos pronto envueltos en la duda, por no saber si han descendido de una o de varias especies madres.



Pero eso no es cierto,  puesto que  para estimar las diferencias no necesitamos conocer el origen.

Tampoco es exacto lo siguiente:

si, por ejemplo, pudiese demostrarse que el galgo, el bloodhound, el terrier, el spaniel y el bull-dog, que todos sabemos que propagan su raza sin variación,.........

Ya que estas razas sólo se propagan sin variación cuando se cruzan los animales dentro de la misma raza; pero es bien posible cruzarlas entre sí como ocurre a menudo, dando entonces lugar a variaciones.

Pero lo más preocupante de éste párrafo,  por su absoluta falta de rigor,  es esto:

creo que una pequeña parte de la diferencia es debida a haber descendido de especies distintas.

El autor dice creer que las razas de perro descienden de especies distintas pero no se trata, como  manifiesta,  de creer o no creer en algo, hay que demostrarlo. Veremos si lo demuestra más adelante, de momento parece que está simplemente llevando la contraria a Lamarck cuando, en su Philosophie Zoologique  dice:



Où trouve-t-on maintenant, dans la nature, cette multitude de races de chiens,  que, par suite de la domesticité où nous avons réduit ces animaux, nous avons  mis dans le cas d' exister telles qu' elles sont actuellement ? Où trouve-t-on  ces dogues, ces lévriers, ces barbets, ces épagneuls, ces bichons, etc., etc.,  races qui offrent entre elles de plus grandes différences que celles que nous  admettons comme spécifiques entre les animaux d' un même genre qui vivent  librement dans la nature ?





Sans doute, une race première et unique, alors fort voisine du loup, s' il n' en  est lui-même le vrai type, a été soumise par l' homme, à une époque quelconque,  à la domesticité. Cette race, qui n' offroit alors aucune différence entre ses  individus, a été peu à peu dispersée avec l' homme dans différens pays, dans  différens climats ; et après un temps quelconque, ces mêmes individus ayant subi  les influences des lieux d' habitation et des habitudes diverses qu' on leur a  fait contracter dans chaque pays, en ont éprouvé des changemens remarquables, et  ont formé différentes races particulières. Or, l' homme qui, pour le commerce,  ou pour d' autre genre d'intérêt, se déplace même à de très-grandes distances,  ayant transporté dans un lieu très-habité, comme une grande capitale,  différentes races de chiens formées dans des pays fort éloignés,



Termina aquí la cita de Lamarck y sigue, a continuación el vigésimo segundo párrafo de El Origen, en inglés:







In attempting to estimate the amount of structural difference between allied domestic races, we are soon involved in doubt, from not knowing whether they are descended from one or several parent species. This point, if it could be cleared up, would be interesting; if, for instance, it could be shown that the greyhound, bloodhound, terrier, spaniel and bull-dog, which we all know propagate their kind truly, were the offspring of any single species, then such facts would have great weight in making us doubt about the immutability of the many closely allied natural species—for instance, of the many foxes—inhabiting the different quarters of the world. I do not believe, as we shall presently see, that the whole amount of difference between the several breeds of the dog has been produced under domestication; I believe that a small part of the difference is due to their being descended from distinct species. In the case of strongly marked races of some other domesticated species, there is presumptive or even strong evidence that all are descended from a single wild stock.

Y en español:



Al intentar apreciar el grado de diferencia estructural entre razas domésticas afines, nos vemos pronto envueltos en la duda, por no saber si han descendido de una o de varias especies madres. Este punto, si pudiese ser aclarado, sería interesante; si, por ejemplo, pudiese demostrarse que el galgo, el bloodhound, el terrier, el spaniel y el bull-dog, que todos sabemos que propagan su raza sin variación, eran la descendencia de una sola especie, entonces estos hechos tendrían gran peso para hacernos dudar de la inmutabilidad de las muchas especies naturales muy afines -por ejemplo, los muchos zorros- que viven en diferentes regiones de la tierra. No creo, como luego veremos, que toda la diferencia que existe entre las diversas castas de perros se haya producido en domesticidad; creo que una pequeña parte de la diferencia es debida a haber descendido de especies distintas. En el caso de razas muy marcadas de algunas otras especies domésticas hay la presunción, o hasta pruebas poderosas, de que todas descienden de un solo tronco salvaje.

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lunes, 30 de julio de 2012

Ejemplos de confusión mental en el vigésimo primer párrafo de El Origen de las Especies





Con el párrafo vigésimo primero comienza una nueva sección titulada: Character Of Domestic Varieties; Difficulty Of Distinguishing Between Varieties And Species; Origin Of Domestic Varieties From One Or More Species. Se  pretende en ésta sección hacer creer al lector que las diferencias entre especies son del mismo tipo que las diferencias entre variedades, algo opuesto a la más elemental observación de la naturaleza y a toda la Historia Natural.




En el párrafo que la abre  encontramos  ya ejemplos de confusión mental, unos más leves y otros más graves .  Entre los primeros,   al decir el autor:



vemos generalmente en cada raza doméstica, como antes se hizo observar, menos uniformidad de caracteres que en las especies verdaderas

Suponemos que querría decir:

vemos generalmente entre las razas domésticas, como antes se hizo observar, menos uniformidad de caracteres que en las especies verdaderas

Puesto que la variabilidad aumenta si consideramos las distintas razas, pero no al considerar sólo una.



En segundo lugar, acierta el autor al decir que las razas tienen algo de mostruoso. Pero no parece darse cuenta de que son el resultado de un proceso de selección que ha estado precisamente dirigido a tal  monstruosidad.

En tercer lugar,  y ya como ejemplo de confusión grave, resulta impresionante la ingenuidad, la malicia, o ambas cuando dice:

Con estas excepciones -y con la de la perfecta fecundidad de las variedades cuando se cruzan, asunto para ser discutido más adelante-, las razas domésticas de la misma especie difieren entre sí del mismo modo que las especies muy afines del mismo género en estado natural



Lo cual es versión confusa y tendenciosa  de lo siguiente:



las razas domésticas de la misma especie pueden cruzarse entre sí y por lo tanto difieren de las especies más afines del mismo género en estado natural.

Semejante  confusión,  constante en tan ambiguo autor,  no es en vano sino que tiene un objetivo:  Quitar importancia al concepto de especie y hacer ver que las diferencias entre especies son continuas con las diferencias entre variedades. Algo contrario a toda la experiencia.

Así por ejemplo se lee:



Esto ha de admitirse como cierto, pues las razas domésticas de muchos animales y plantas han sido clasificadas por varias autoridades competentes como descendientes de especies primitivamente distintas, y por otras autoridades competentes, como simples variedades.

Párrafo que, como en otras ocasiones, no va acompañado lamentablemente de referencia alguna y por lo tanto es inadmisible.



La  confusión gobierna así  en este importante  párrafo, como comprobará quien lo lea con la debida atención:






When we look to the hereditary varieties or races of our domestic animals and plants, and compare them with closely allied species, we generally perceive in each domestic race, as already remarked, less uniformity of character than in true species. Domestic races often have a somewhat monstrous character; by which I mean, that, although differing from each other and from other species of the same genus, in several trifling respects, they often differ in an extreme degree in some one part, both when compared one with another, and more especially when compared with the species under nature to which they are nearest allied. With these exceptions (and with that of the perfect fertility of varieties when crossed--a subject hereafter to be discussed), domestic races of the same species differ from each other in the same manner as do the closely allied species of the same genus in a state of nature, but the differences in most cases are less in degree. This must be admitted as true, for the domestic races of many animals and plants have been ranked by some competent judges as the descendants of aboriginally distinct species, and by other competent judges as mere varieties. If any well marked distinction existed between a domestic race and a species, this source of doubt would not so perpetually recur. It has often been stated that domestic races do not differ from each other in characters of generic value. It can be shown that this statement is not correct; but naturalists differ much in determining what characters are of generic value; all such valuations being at present empirical. When it is explained how genera originate under nature, it will be seen that we have no right to expect often to find a generic amount of difference in our domesticated races.





Cuando consideramos las variedades hereditarias o razas de las plantas y animales domésticos, y las comparamos con especies muy afines, vemos generalmente en cada raza doméstica, como antes se hizo observar, menos uniformidad de caracteres que en las especies verdaderas. Las razas domésticas tienen con frecuencia un carácter algo monstruoso; con lo cual quiero decir que, aunque difieren entre sí y de las otras especies del mismo género en diferentes puntos poco importantes, con frecuencia difieren en sumo grado en alguna parte cuando se comparan entre sí, y más aún cuando se comparan con la especie en estado natural, de que son más afines. Con estas excepciones -y con la de la perfecta fecundidad de las variedades cuando se cruzan, asunto para ser discutido más adelante-, las razas domésticas de la misma especie difieren entre sí del mismo modo que las especies muy afines del mismo género en estado natural; pero las diferencias, en la mayor parte de los casos, son en grado menor. Esto ha de admitirse como cierto, pues las razas domésticas de muchos animales y plantas han sido clasificadas por varias autoridades competentes como descendientes de especies primitivamente distintas, y por otras autoridades competentes, como simples variedades. Si existiese alguna diferencia bien marcada entre una raza doméstica y una especie, esta causa de duda no se presentaría tan continuamente. Se ha dicho muchas veces que las razas domésticas no difieren entre sí por caracteres de valor genérico. Puede demostrarse que esta afirmación no es exacta, y los naturalistas discrepan mucho al determinar qué caracteres son de valor genérico, pues todas estas valoraciones son al presente empíricas. Cuando se exponga de qué modo los géneros se originan en la naturaleza, se verá que no tenemos derecho alguno a esperar hallar muchas veces en las razas domésticas un grado genérico de diferencia.

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Algunas notas obvias de agricultura con un buen bocado en el Cuadragésimo séptimo párrafo de El Origen de las Especies

  El autor describe el arte de la mejora genética vegetal y da algunos ejemplos en este párrafo. Donde dice:   Ha consistido en cultivar siempre la variedad más renombrada, sembrando sus semillas, y cuando por casualidad apareció una variedad ligeramente mejor, en seleccionar ésta, y así progresivamente.   Queda claro que la agricultura no se basa en la selección sino en el proceso de mejora que incluye selección, cruzamientos y reproducción.


 Si el carácter seleccionado no es heredable no hay mejora posible. Si el autor se hubiese dado cuenta de esto, habría visto que proponer una teoría basada en algo tan limitado como la pura selección, era simplemente proponer una “teoría descabellada” o sin fundamento.



 In plants the same gradual process of improvement through the occasional preservation of the best individuals, whether or not sufficiently distinct to be ranked at their first appearance as distinct varieties, and whether or not two or more species or races have become blended together by crossing, may plainly be recognised in the increased size and beauty which we now see in the varieties of the heartsease, rose, pelargonium, dahlia, and other plants, when compared with the older varieties or with their parent-stocks. No one would ever expect to get a first-rate heartsease or dahlia from the seed of a wild plant. No one would expect to raise a first-rate melting pear from the seed of a wild pear, though he might succeed from a poor seedling growing wild, if it had come from a garden-stock. The pear, though cultivated in classical times, appears, from Pliny's description, to have been a fruit of very inferior quality. I have seen great surprise expressed in horticultural works at the wonderful skill of gardeners in having produced such splendid results from such poor materials; but the art has been simple, and, as far as the final result is concerned, has been followed almost unconsciously. It has consisted in always cultivating the best known variety, sowing its seeds, and, when a slightly better variety chanced to appear, selecting it, and so onwards. But the gardeners of the classical period, who cultivated the best pears which they could procure, never thought what splendid fruit we should eat; though we owe our excellent fruit in some small degree to their having naturally chosen and preserved the best varieties they could anywhere find.      



En las plantas, este mismo proceso gradual de perfeccionamiento, mediante la conservación accidental de los mejores individuos -sean o no lo bastante diferentes para ser clasificados por su primera apariencia como variedades distintas, y se hayan o no mezclado entre sí por cruzamiento dos o más especies o razas-, se puede claramente reconocer en el aumento de tamaño y belleza que vemos actualmente en las variedades pensamientos, rosas, geranios de jardín, dalias y otras plantas cuando las comparamos con las variedades antiguas o con sus troncos primitivos. Nadie esperaría siquiera obtener un pensamiento o dalia de primera calidad de una planta silvestre. Nadie esperaría obtener una pera de agua de primera calidad de la semilla de un peral silvestre, aun cuando lo podría conseguir de una pobre plantita, creciendo silvestre, si había provenido de un árbol de cultivo. La pera, aunque cultivada en la época clásica, por la descripción de Plinio, parece haber sido un fruto de calidad muy inferior. En las obras de horticultura he visto manifestada gran sorpresa por la prodigiosa habilidad de los horticultores al haber producido tan espléndidos resultados de materiales tan pobres; pero al arte ha sido sencillo, y, por lo que se refiere al resultado final, se ha seguido casi inconscientemente. Ha consistido en cultivar siempre la variedad más renombrada, sembrando sus semillas, y cuando por casualidad apareció una variedad ligeramente mejor, en seleccionar ésta, y así progresivamente. Pero los horticultores de la época clásica que cultivaron las mejores peras que pudieron procurarse, jamás pensaron en los espléndidos frutos que comeríamos nosotros, aun cuando, en algún pequeño grado, debemos nuestros excelentes frutos a haber ellos naturalmente escogido y conservado las mejores variedades que pudieron dondequiera encontrar.

domingo, 29 de julio de 2012

Confusión importante en el vigésimo párrafo de El Origen de las Especies

  El autor ha partido de la idea de que estudiando a las variedades domésticas podemos sacar importantes deducciones en lo que atañe a la transformación de las especies (verla expuesta en el sexto párrafo de la introducción). Pero ahora descubre un escollo, un argumento que invalidaría su hipótesis de partida. Se trata de la reversión, es decir que las características de los animales de granja pueden desaparecer para dar lugar a las características propias de la especie en estado natural, cuando terminan las condiciones de la granja y los animales vuelven a su estado original. Otro problema es que los mejoradores de plantas y animales no obtienen especies nuevas, pero este, de momento, mejor no mencionarlo. El autor va a explorar en este párrafo la reversión:  

 If it could be shown that our domestic varieties manifested a strong tendency to reversion--that is, to lose their acquired characters, while kept under the same conditions and while kept in a considerable body, so that free intercrossing might check, by blending together, any slight deviations in their structure, in such case, I grant that we could deduce nothing from domestic varieties in regard to species.  

Si pudiese demostrarse que las variedades domésticas manifiestan una enérgica tendencia a la reversión -esto es, a perder los caracteres adquiridos cuando se las mantiene en las mismas condiciones y en grupo considerable, de modo que el cruzamiento libre pueda contrarrestar, mezclándolas entre sí, cualesquiera ligeras desviaciones de su estructura-; en este caso, convengo en que de las variedades domésticas no podríamos sacar deducción alguna por lo que toca a las especies.  

 Si resultase que las variedades obtenidas en cautividad a partir de especies animales y vegetales volviesen a su estado primitivo al regresar a la naturaleza, entonces el estudio de la variación en cautividad no serviría para el estudio de variación en la naturaleza. Es obvio que la variación en estado doméstico no termina fácilmente en la producción de especies nuevas, luego es posible que la reversión sea un proceso mucho más importante que lo que conviene a los intereses de Darwin. Si lo razonable sería reconocer esto, el autor tiende por el contrario a ocultarlo. No le interesa aceptar la reversión y otorga a hechos neutros el valor de argumentos a su favor:  

  • we may safely conclude that very many of the most strongly marked domestic varieties could not possibly live in a wild state
 
  • In many cases we do not know what the aboriginal stock was, and so could not tell whether or not nearly perfect reversion had ensued
  Al final desvía la atención del lector ya que el problema no es el planteado:    

But there is not a shadow of evidence in favour of this view: to assert that we could not breed our cart and race-horses, long and short-horned cattle, and poultry of various breeds, and esculent vegetables, for an unlimited number of generations, would be opposed to all experience.  

Sino otro bien diferente: En cautividad no se obtienen especies nuevas. En cuanto a las variedades, pueden tener una fuerte tendencia a la reversión en el momento en que las condiciones cambian. Finalmente, y en cualquier caso, sea cual sea la importancia y extensión de la reversión, el resultado de una granja o de un laboratorio no es extrapolable a la naturaleza.  


El párrafo completo en inglés:  

Having alluded to the subject of reversion, I may here refer to a statement often made by naturalists--namely, that our domestic varieties, when run wild, gradually but invariably revert in character to their aboriginal stocks. Hence it has been argued that no deductions can be drawn from domestic races to species in a state of nature. I have in vain endeavoured to discover on what decisive facts the above statement has so often and so boldly been made. There would be great difficulty in proving its truth: we may safely conclude that very many of the most strongly marked domestic varieties could not possibly live in a wild state. In many cases we do not know what the aboriginal stock was, and so could not tell whether or not nearly perfect reversion had ensued. It would be necessary, in order to prevent the effects of intercrossing, that only a single variety should be turned loose in its new home. Nevertheless, as our varieties certainly do occasionally revert in some of their characters to ancestral forms, it seems to me not improbable that if we could succeed in naturalising, or were to cultivate, during many generations, the several races, for instance, of the cabbage, in very poor soil--in which case, however, some effect would have to be attributed to the DEFINITE action of the poor soil --that they would, to a large extent, or even wholly, revert to the wild aboriginal stock. Whether or not the experiment would succeed is not of great importance for our line of argument; for by the experiment itself the conditions of life are changed. If it could be shown that our domestic varieties manifested a strong tendency to reversion--that is, to lose their acquired characters, while kept under the same conditions and while kept in a considerable body, so that free intercrossing might check, by blending together, any slight deviations in their structure, in such case, I grant that we could deduce nothing from domestic varieties in regard to species. But there is not a shadow of evidence in favour of this view: to assert that we could not breed our cart and race-horses, long and short-horned cattle, and poultry of various breeds, and esculent vegetables, for an unlimited number of generations, would be opposed to all experience.

Y en español:  

Habiendo aludido a la cuestión de la reversión, debo referirme a una afirmación hecha frecuentemente por los naturalistas, o sea, que las variedades domésticas, cuando pasan de nuevo al estado salvaje, vuelven gradual, pero invariablemente, a los caracteres de su tronco primitivo. De aquí se ha argüido que no pueden sacarse deducciones de las razas domésticas para las especies en estado natural. En vano me he esforzado en descubrir con qué hechos decisivos se ha formulado tan frecuente y tan osadamente la afirmación anterior. Sería muy difícil probar su verdad: podemos con seguridad sacar la conclusión de que muchísimas de las variedades domésticas más marcadas no podrían quizá vivir en estado salvaje. En muchos casos no conocemos cuál fue el tronco primitivo, y, así, no podríamos decir si había ocurrido o no reversión casi perfecta. Sería necesario, para evitar los efectos del cruzamiento, que una sola variedad únicamente se hubiese vuelto silvestre en su nueva patria. Sin embargo, como nuestras variedades ciertamente revierten a veces, en algunos de sus caracteres, a formas precursoras, no me parece improbable que, si lográsemos naturalizar, o se cultivasen durante muchas generaciones, las varias razas, por ejemplo, de la col, en suelo muy pobre -en cual caso, sin embargo, algún efecto se habría de atribuir a la acción determinada del suelo pobre-, volverían en gran parte, o hasta completamente, al primitivo tronco salvaje. Que tuviese o no buen éxito el experimento, no es de gran importancia para nuestra argumentación, pues, por el experimento mismo, las condiciones de vida han cambiado. Si pudiese demostrarse que las variedades domésticas manifiestan una enérgica tendencia a la reversión -esto es, a perder los caracteres adquiridos cuando se las mantiene en las mismas condiciones y en grupo considerable, de modo que el cruzamiento libre pueda contrarrestar, mezclándolas entre sí, cualesquiera ligeras desviaciones de su estructura-; en este caso, convengo en que de las variedades domésticas no podríamos sacar deducción alguna por lo que toca a las especies. Pero no hay ni una sombra de prueba en favor de esta opinión: el afirmar que no podríamos criar, por un número ilimitado de generaciones, nuestros caballos de tiro y de carrera, ganado vacuno de astas largas y de astas cortas, aves de corral de diferentes castas y plantas comestibles, sería contrario a toda experiencia.  
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