Poco sabemos del origen de las especies: casi tan poco como hace ciento cincuenta años. Tampoco sabemos mucho acerca de las relaciones entre los seres que viven a nuestro alrededor, cuestión que nos importa menos hoy que hace ciento cincuenta años.
Empero, algo sabemos. Por ejemplo, que la Ciencia no trata tanto de si las cosas son o no posibles, como de las demostrables. No consiste en llevar la contraria a una supuesta mayoría ignorante, y menos inventada por el propio autor, sino más bien al contrario, en reconocer cuanto hay de valor en las opiniones, sean mayoritarias, minoritarias o el producto de mentes excepcionales.
No se trata, ni hoy ni hace cien o doscientos años, de saber si las especies son o no son inmutables, sino de saber cómo cambian. Lamarck ya se había hecho la pregunta correcta antes de que Darwin hubiese nacido. El error de Darwin se disimula mal y, aunque la magnitud de sus consecuencias todavía se desconoce, en el punto de partida tiene dos aspectos:
1. Confundirse de cuestión. Presentando una que no lo es (¿Cambian las especies?) en lugar de la adecuada (¿Cómo cambian las especies?)
2. Asociar Hecho y Mecanismo, proceso y explicación. Todo en uno. Quedarse contento con una explicación que no explica y concluir ya en la introducción de manera que la Selección Natural es presentada como principio, dogma o axioma y no como conclusión de un conjunto de trabajos:
estoy convencido de que la selección natural ha sido el más importante, si no el único, medio de modificación.
Convencido, es decir tengo fe, porque tal convencimiento es expresado en la introducción y no en las conclusiones. Como si un juez pudiera dictar su veredicto antes del juicio. Pues no. Primero escuche los argumentos, póngalos por escrito en los capítulos de su libro y a continuación, saque usted sus conclusiones. No antes.
La misma fe, carente de todo fundamento, que Charles Darwin tiene en la selección natural, es la fe que Richard Dawkins tiene en la lucha entre genes para construir máquinas de supervivencia.
Pero en Ciencia no es suficiente con que un autor esté convencido, sino que su tarea consiste en convencer a los demás. A tal fin, y antes de manifestarlo , debería haber explicado Darwin el porqué de su convencimiento. Haber aportado las pruebas suficientes. Si así fuese, la expresión de tal convencimiento estaría al final de la obra y no al final de su introducción. Si el autor se convence a sí mismo y pretende convencer a los demás sin pruebas eso no es ciencia, sino poder de persuasión. Nos encontramos así, no ante un científico, sino ante un gurú. El darwinismo consiste en tener esa fe en la selección natural que, tanto en Darwin como en Dawkins , es independiente de toda evidencia científica.
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No one ought to feel surprise at much remaining as yet unexplained in regard to the origin of species and varieties, if he make due allowance for our profound ignorance in regard to the mutual relations of the many beings which live around us. Who can explain why one species ranges widely and is very numerous, and why another allied species has a narrow range and is rare? Yet these relations are of the highest importance, for they determine the present welfare and, as I believe, the future success and modification of every inhabitant of this world. Still less do we know of the mutual relations of the innumerable inhabitants of the world during the many past geological epochs in its history. Although much remains obscure, and will long remain obscure, I can entertain no doubt, after the most deliberate study and dispassionate judgment of which I am capable, that the view which most naturalists until recently entertained, and which I formerly entertained—namely, that each species has been independently created—is erroneous. I am fully convinced that species are not immutable; but that those belonging to what are called the same genera are lineal descendants of some other and generally extinct species, in the same manner as the acknowledged varieties of any one species are the descendants of that species. Furthermore, I am convinced that natural selection has been the most important, but not the exclusive, means of modification.
Nadie debe sentirse sorprendido por tanto como queda todavía inexplicado respecto al origen de las especies y variedades, si tenemos en cuenta nuestra profunda ignorancia en lo que respecta a las relaciones mutuas de los muchos seres que viven a nuestro alrededor. ¿Quién puede explicar por qué una especie se extiende ampliamente y es muy numerosa, y por qué otra especie afín tiene un rango estrecho, y es rara? Sin embargo, estas relaciones son de suma importancia, ya que determinan el bienestar presente y, como creo, el éxito futuro y la variación de todos los habitantes de este mundo. Menos aún sabemos de las relaciones mutuas de los innumerables habitantes del mundo durante las muchas épocas geológicas pasadas de su historia. Aunque mucho es lo que queda oscuro, y quedará en la oscuridad durante largo tiempo, puedo mantener, sin duda, después del estudio más deliberado y del más desapasionado juicio de que soy capaz, que la opinión que la mayoría de los naturalistas han mantenido hasta hace poco , y que yo he mantenido anteriormente , es decir, que cada especie ha sido creada independientemente, es errónea. Estoy plenamente convencido no sólo de que las especies no son inmutables, sino que las que pertenecen a lo que se llama el mismo género son descendientes directos de alguna otra especie extinta de la misma manera que las variedades reconocidas de cualquier especie son descendientes de ésta . Además, estoy convencido de que la selección natural ha sido el más importante, si no el único, medio de modificación.
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miércoles, 18 de julio de 2012
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