.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Curiosa máquina incapaz de distinguir: Reconsiderando hoy el estudio de la evolución desde una perspectiva histórica





Richard Lewontin, profesor de la cátedra Alexander Agassiz en Harvard, escribió su libro "The Genetic Basis of Evolutionary Change" en 1974.

Dedicado al prócer darwinista Theodosius Dobzhansky, en su primera página se lee el canto I correspondiente al Inferno de "La Divina Comedia" de Dante (Nel mezzo del cammin di nostra vita……..), razón por la cual me he permitido ilustrar este comentario con una representación de la Divina Comedia.



Más adelante, en la página 175 de la edición de Omega (Barcelona, 1979), ya al principio del capítulo 5, titulado "La Paradoja de la Variación", que abre la tercera sección (La Teoría) se pueden leer estas frases maravillosas que demuestran cómo los académicos a veces pueden, desde sus cumbres, escribir así de bien para beneficio del público conocimiento:



Durante muchos años la genética de poblaciones constituyó una teoría poderosa e inmensamente rica sin virtualmente hechos satisfactorios sobre los que trabajar. Fue como una compleja y exquisita máquina diseñada para elaborar una materia prima que nadie había explotado con éxito. Ocasionalmente, algún prospector desusadamente listo o afortunado se encontró con un afloramiento natural de mena de alta graduación, y parte de la maquinaria se puso en marcha para demostrar a sus fiadores que realmente funcionaba. Pero la mayor parte de dicha maquinaria se dejó en manos de los ingenieros, siempre arreglándola, siempre mejorándola, anticipándose al día en que sería llamada a funcionar a pleno rendimiento.


De improviso, la situación cambió. La veta principal fue barrenada y una profusión de hechos fueron vertidos sobre los cubos de esta máquina teórica. Sin embargo, de la máquina no ha salido nada. No es que la máquina no funcione, pues para una gran cantidad de ruidos de engranajes es claramente audible, si no son amortiguados, pero de alguna forma no puede transformar en productos acabados la gran cantidad de materias primas con que ha sido provista. Toda la relación entre teoría y hechos necesita una reconsideración.



Según explica con lucidez el profesor Lewontin, de esta máquina que constituye la Genética de Poblaciones, no ha salido nada, excepto ruido. La máquina suena, pero de ella no sale nada que substancialmente nos ayude a entender la transformación de las especies. Estoy de acuerdo al cien por ciento. La causa reside, según explica el autor, en que toda la relación entre teoría y hechos necesita una reconsideración. Sigo estando plenamente de acuerdo. Ahora bien, paremos por un momento la máquina para que cese su ruido y el diálogo llegue a nuestros oidos claramente. Veamos: ¿En qué puede consistir tal reconsideración? Es posible una respuesta a tal pregunta, pero antes plantearé una disyuntiva:






¿Será por necesidad la reconsideración reclamada por Lewontin algo complicado e incomprensible a la mayoría de los mortales?; ¿algo que deban resolver los eruditos como el propio Lewontin, Dobzhansky o Ayala mediante textos voluminosos o series interminables de reuniones que diesen lugar a tratados incomprensibles en cientos o miles de páginas? Sospecho que no. Todo eso sólo serviría para aumentar el ruido de la máquina.




¿Podría, por el contrario, tratarse de una reconsideración de aspectos fundamentales que un adolescente de una cultura media sería capaz de comprender? Pienso que sí.

desde Darwin, los principales teóricos del estudio de la evolución, entre los que se encuentra Dobzhansky, son incapaces de distinguir entre teoría y hecho




La reconsideración de la relación entre teoría y hechos que propone Lewontin removería algunos de los cimientos de la teoría evolutiva pero sería la única posiblidad de ajustar los engranajes para que la máquina hiciese menos ruido y funcionase con mayor provecho. Ahora bien, al contrario de lo que podría parecer en un análisis somero, dicha reconsideración jamás podría realizarse desde los terrenos de las altas esferas de la Academia. Nunca los expertos en evolución podrán resolver la cuestión y librar a su especialidad de los males que la aquejan, puesto que son ellos mismos los causantes de tal situación. La reconsideración de la relación entre teoría y hechos en el terreno de la evolución debería realizarse desde terrenos más generales y próximos al sentido común, mediante el cuidadoso análisis del lenguaje y su utilización adecuada.



¿Cómo? Es sencillo, pero para empezar es necesario darse cuenta de que, desde Darwin, los principales teóricos del estudio de la evolución, entre los que se encuentra Dobzhansky, a quien Lewontin ha dedicado su libro, son incapaces de distinguir entre teoría y hecho.



Veremos algunos ejemplos que iré publicando en las siguientes entradas de este blog.



Referencia


Lewontin, R. 1979. La Base Genética de la Evolución. Editorial Omega. Barcelona.





°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤ø,¸¸,ø¤º°`°º¤


Esta entrada es la primera de una serie titulada: "La Máquina incapaz de
distinguir
". Se dedica a un repaso histórico del estudio de la evolución y consta de los siguientes apartados:


  1. Curiosa máquina incapaz de distinguir: Reconsiderando hoy el estudio de la evolución desde una
    perspectiva histórica

  2. Construyendo la máquina incapaz de distinguir: Dobzhansky

  3. Manteniendo la máquina incapaz de distinguir: El Maravilloso Mundo de la Evolución, según Julian
    Huxley

4. Conservando la máquina incapaz de distinguir: “Evolución” de Dobzhansky, Ayala, Stebbins y Valentine, donde se demuestra que la Selección Natura no es una teoría sino proceso.

5. La máquina incapaz de distinguir siempre funcionando

6. Ciento cincuenta aniversario del origen de la máquina incapaz de distinguir en la obra de Charles Darwin









Blogalaxia: ~ Technorati: ~ AgregaX:

2 comentarios:

natalia_paperblog dijo...

Buenos días Emilio,

Quisiera disculparme, pero no he encontrado otra manera de contactarte que a través de los comentarios.

Me pongo en contacto contigo para invitarte a conocer Paperblog, http://es.paperblog.com, un sevicio de difusión cuya misión consiste en identificar y dar a conocer los mejores artículos de los blogs inscritos. El tuyo se adapta a nuestros criterios de calidad y creo que tus artículos resultarían muy interesantes a los lectores de la temática Ciencia.

Espero que encuentres el concepto interesante y te motive. Mientras, no dudes en escribirme para conocer más detalles.

Atentamente,

Natalia

Benito García Pedraza dijo...

En primer lugar, reclamo mi derecho a la investigación y al error, es una actitud defensiva, por la reacción que pueda provocar lo que a continuación diré.

Actualmente me sitúo en lo que la Wikipedia llama "creacionismo de la tierra jóven", creo que la Tierra tiene menos años de lo que la Geología nos viene a decir y, por tanto, la biología y la zoología también han inflado -interesadamente- las fechas de los seres vivos.

Para decir esto, me baso en la llamada "cronología nueva" y, especialmente, en una serie de naturalistas, zoologos, biólogos, etc, que creen, y reflexionan sobre, que el hombre no es -y no me contradigo con lo que he dicho antes- una especie joven, sino una especie vieja, de hecho posiblemente la especie más vieja de mamifero, por tanto es el mono en el que deriva de él y no al revés. La persona que destaca entre estos investigadores es François de Sarre, que hace una suerte de enlace entre los seguidores de la "cronología nueva" donde también hay antropólogos culturales, historiadores, etc., y los naturalistas.

Por tanto, no creo en la selección natural sino, más bien, en la selección dirigida (no tele-dirigida), una selección donde hay un componente espiritual o inteligente nunca del todo descartado. La selección natural no pasa de influir en el recambio de las poblaciones, en ese sentido, los más adaptados o mejor dotados biológicamente, tienen más posibilidades de sobrevivir, reproducirse, etc. Pero esa evolución en las poblaciones no tiene prácticamente ningún efecto en la evolución morfológica de la especie.

Los cambios en las especies sólo pueden provenir de una selección dirigida y de una evolución marcado por un componente intelectual o inteligente no "estresado" en la lucha por la supervivencia, no comprometido directamente en ese lucha, en ese sentido, un componente imparcial y objetivo. El ejemplo más claro de lo que digo es la selección dirigida que los propios humanos han realizado de las especies vegetales y animales que encontraban en la naturaleza.

http://cienciaenigmatica.blogspot.com/