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jueves, 28 de junio de 2007

Reflexiones para un cambio (I): Como Rilke, pero al revés.


Dedicado a Máximo Sandín, azote de darwinistas, y a Patricio Gómez, profesor de armonía, que me llevó a conocer sus escritos


Va siendo evidente que es necesario un cambio en el modo de entender el mundo, en la interpretación de la vida. Ni la Historia Natural antigua; ni la moderna, más metódica y objetiva; ni la aún inmadura Biología, han proporcionado respuesta suficiente a las preguntas que la humanidad lleva haciendo, de una u otra forma, durante siglos: ¿Qué es el ser humano?, ¿Cómo su relación con la naturaleza?. Tal vez estas preguntas nunca tengan una respuesta satisfactoria y si sólo así fuese, entonces el problema no sería grave. Pero la cuestión no es tan simple, y ocurre que las respuestas a estas preguntas, acertadas o no, condicionan el mundo, lo mueven de una u otra manera, hacen que gire en una u otra dirección, como el disco que acompaña a la foto de Rilke…..

El problema es que, cuando tales cuestiones se dejan llevar a hombros de biólogos contemporáneos, especializados y, como tales, a menudo ignorantes de la Historia y de la Filosofía, se escuchan respuestas peregrinas. Como, por ejemplo, el decir que en la Naturaleza todo es producto de la Selección Natural y de la competición. Cuando en realidad lo que ocurre es un mecanismo de retroalimentación positiva mediante el cual si creemos en la Selección Natural y en la competición, aumentan las posibilidades de éxito y, el éxito conseguido se adornó toda la vida con este tipo de ideas (Selección Natural, éxito bendito, o, como decía el refrán castellano "A quien Dios se la de, San Pedro se la bendiga"; que, en definitiva viene a ser lo mismo). Semejantes ideas, refranes o creencias son respuestas torpes para preguntas clásicas, que han calentado la cabeza de forjados pensadores. No solamente son en sí vanas, sino que, por proceder de mentes respetadas, pueden contribuir eficazmente a la creación de un mundo hueco. Si nos creemos que todo es competición y lucha, crearemos un mundo en el que no haya más que competición y lucha. Vaya, por decir un ejemplo.

El cambio es, por tanto, necesario. Para ver en qué puede consistir y a dónde nos llevará hay que reflexionar con una mirada puesta hacia atrás, hacia la Historia. En algún lugar de ella estarán enterradas las claves del fracaso de la Biología y entiéndase aquí fracaso como lo que es. La Biología no ha fracasado a la hora de modificar el mundo o desarrollar aplicaciones agrícolas, sanitarias, comerciales o industriales. En este aspecto, la Biología ha sido cosecha de éxitos. A cambio, su fracaso ha consistido en la imposibilidad de responder a aquellas preguntas que llevan rondando a la humanidad por siglos y, para ir dando pistas, puede que lo uno y lo otro, éxito y fracaso sean las dos caras de la misma moneda. Si así fuese, la mejor manera de evitar más fracaso tendría que ser, directamente limitando el éxito. Algo así como justo lo contrario de lo que cuentan que dijo el poeta Rilke a un amigo psiquiatra: “Mejor no me psicoanalices, porque si echamos a los demonios, se irán con ellos los ángeles”. Pues bien, aquí podríamos decir: “Echemos a los ángeles, para que, en su viaje se lleven también a los demonios”; Procuremos que el éxito de la Biología mengüe, porque así lo hará también su fracaso.







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Bienvenidos al cambio


Desde la carátula de su vinilo, el joven profeta nos da la bienvenida al cambio que anunció para su época, como algunos años antes Heráclito lo hiciera para el mundo. Aquel que fue joven rebelde, hoy flamante Principe de Asturias de las Artes, no sólo anunció el cambio y acertó sino que lo vivió, ejemplarmente en sí mismo.

Hoy está claro que el cambio de Heráclito, el de Bob Dylan y el que, según el New York Times, afecta ahora a la Biología, no son procesos continuos, uniformes. En la naturaleza, y también en la vida humana, las cosas importantes entran y salen más bien a golpes, lo que se ha dado en llamar Equilibrio Puntuado.

Ante el cambio hay que estar preparado, verlas venir. Por eso, esta entrada da la bienvenida a una serie que iré publicando en los próximos días. Con el titulo "Reflexiones para un cambio", en tres reflexiones y una conclusión intentaré definir algunos aspectos del cambio que viene en Biología. Si alguien quiere una idea por anticipado sobre en qué consistirá el cambio, para mí no hay duda: La Biología deberá humanizarse. Esto significa dos cosas, por un lado, ser más humana en el sentido de humanitaria (menos ya no puede ser). Por otro, impregnarse de humanismo, de sana teoría, que práctica ya hay bastante por asimilar. Su trabajo tiene lugar en un mundo plural, variado y dentro del viejo discurso acerca de la vida que concierne a todos y no es cosa de hace cuatro días.




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martes, 26 de junio de 2007

Esquemas mentales




Dedicado a Elena Becker-Barroso por su conversación

El que uno sea más reflexivo o impulsivo, primario o secundario, realista o idealista; el que uno prefiera los caminos o las fondas; todo ello tiene que ver con lo que llamamos “esquemas mentales”.

Los esquemas mentales de cada cual son, en buena parte, producto de la educación y, por tanto, compartidos por una sociedad en su época, por una generación.

El desarrollo del Método Científico, por ejemplo, es una característica de la Historia a partir de la Edad Moderna. A partir del siglo XVII, un motivo constante en los esquemas intelectuales y en la educación, es la búsqueda de la objetividad. Desde Francis Bacon, Galileo y Descartes, la Ciencia ha buscado un discurso objetivo, excluyendo o relegando a un segundo plano elementos subjetivos, tales como creencias, emociones o relaciones particulares entre objetos que, aun siendo parte esencial en la constitución del mundo, por ser complejos y variables, dificultan su análisis.

La búsqueda de la objetividad, tarea necesaria y constante en la Ciencia, es difícil por varios motivos.

Primero, porque, por extraño que suene, el conocimiento se edifica sobre la creencia. Para ilustrar esta afirmación, que me ha proporcionado ya alguna que otra dificultad, tomo prestada una cita de Ortega y Gasset. En su Nota de Presentación de la edición que tengo delante de su obra “En torno a Galileo”dice:

Al descender por debajo del conocimiento mismo, por tanto, de la ciencia como hecho genérico y descubrir la función vital que la inspira y moviliza, nos encontramos con que no es sino una forma especial de otra función más decisiva y básica-la creencia.

Segundo, por la especialización. Especialización implica, nos guste o no, pérdida de objetividad. Sólo haremos una Biología objetiva cuando consideremos debidamente la Historia.

No he sido el primero ni seré el último en advertir la importancia de un debido análisis histórico. Entre otros, un artículo en el New York Times de hoy anuncia el cambio de paradigma.

http://www.nytimes.com/2007/06/26/science/26essay.html?pagewanted=1&_r=1&ref=science




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miércoles, 20 de junio de 2007

Caballero andante




Me pregunta un amigo por correo electrónico que a dónde quiero llegar con el ataque a Darwin. Si al creacionismo, al diseño inteligente o a la necesidad de un Dios para explicar aquello a lo que todavía no hemos accedido experimentalmente.
Por si, al leer el blog, a alguien más se le ha ocurrido la misma pregunta, contesto aquí:
No he atacado a Darwin, ni pretendo atacar a nadie, sino entender cómo y por qué ocurren las cosas.

No quiero llegar a ninguna parte. Me gustan más los caminos que las fondas.



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Este año no tocan Los Mitos : Un problema de Historia.


La presencia de cada objeto en el mundo tiene una trayectoria con un principio, un tiempo de desarrollo y un fin. Su interpretación pertenece a la Historia y, por eso, una de las principales tareas y responsabilidades de la Historia es el definir cuáles son sus objetos de estudio: Territorios geográficos, imperios, orquestas, personajes o disciplinas científicas. Las disciplinas científicas y el conocimiento, en general, evolucionan con las sociedades a las que pertenecen y en las que ocurren. Es absurdo pensar que el conocimiento es acumulativo y consiste en amontonar información sobre los hechos y las verdades del mundo. Cada época histórica se caracteriza por una visión del mundo propia que incluye determinada manera de interpretarlo (ciencia) y de hacer Historia. Si la Biología es una ciencia experimental y la Biología estudia la vida, entonces no hubo Biología hasta el siglo XIX o más precisamente, hasta el siglo XX. Esto lo confirma el hecho de que la palabra Biología apenas existía antes y se usó poco a lo largo del siglo XIX. El estudio experimental de la vida parte de Buchner (Nobel de 1907) en cuyos trabajos demostró que las actividades bioquímicas (enzimáticas) ocurrían también en extractos libres de células, abriendo paso a la Bioquímica. La Biología, una ciencia experimental, es fruto del siglo XX. Pensar hoy que la Biología parte de Aristóteles y que, Alberto Magno, en la Edad Media, o más tarde Linneo o Buffon estuvieran haciendo Biología es un error garrafal y muy extendido entre los biólogos. Su actividad poco tiene que ver con la Biología, si pensamos que esta consiste en la aproximación experimental al estudio de los seres vivos. Darwin no era un biólogo, apenas un científico experimental. Su aparición, constante y en lugar destacado, en libros de texto y páginas web de Biología, implica una visión anticuada que, de persistir, acabará por convertirse en empeño por hacer ver las cosas como no son, es decir, manipular. Esta visión anticuada que puede convertirse en empeño tiene su explicación histórica. Cuando a lo largo del siglo XX se fueron acumulando resultados de la experimentación bioquímica, no existía una base teórica para darles una explicación y una cohesión y se recurre al darwinismo. El neo-darwinismo se constituye así en paradigma de la Biología como lo indica la repetida frase de Dobzhansky: “En biología nada tiene sentido si no se considera bajo el prisma de la evolución”. La novedad de los resultados del método experimental (Bioquímica, Genética,…en definitiva Biología) reclamaba entonces, para su interpretación, la atención de una disciplina más antigua (evolución) que pudiera aportar una visión histórica (coherencia). Hoy, en 2007, la situación ha dado la vuelta y pretender que esto no es así es no ver la realidad. Los abundantes resultados recientes de la Biología (Bioquímica, Genética,…) confirman la mayoría de edad de esta disciplina y reclaman su autoridad frente a disciplinas no–experimentales y, necesariamente más especulativas como es el estudio de la evolución. Ayer, hoy y siempre, la luz debe iluminar a las tinieblas y pretender lo contrario (que las tinieblas iluminen a la luz) es un error, imperdonable para los docentes. Las palabras en la frase de Dobzhansky, han jugado al juego de la silla y quedan así dispuestas: “En evolución nada tiene sentido si no se considera bajo el prisma de la Biología”. La primera década del siglo XXI es bien diferente de la década de los sesenta. Los conjuntos musicales no son lo que eran. La Biología es una ciencia con una autoridad y entidad propia.

Este año no van a tocar los Mitos.







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¿Un error del siglo XIX?



Es una ingenuidad muy grande, pensar como Popper que la Teoría de Evolución por Selección Natural es un error del siglo XIX. En el siglo XIX la capacidad crítica estaba mucho más desarrollada que hoy y ejemplos abundan que pueden ilustrar esto. Pero, de momento, no vamos a debatir la capacidad crítica en general, sino a contemplar la crítica que levantó la Teoría de Evolución por Selección Natural en el siglo XIX, que fue mucho más fuerte que en la actualidad. Porque la Teoría de Evolución por Selección Natural no es, como dice Popper, un error del siglo XIX, sino un error del siglo XX todavía no corregido en la actualidad.


Entre los críticos de Darwin se encuentran filósofos (Marx, Engels, Nietzsche,….) asi como naturalistas (von Baer, Agassiz, Richard Owen, Lyell y Sedgwick). El propio Huxley, defensor acérrimo de Darwin, nunca se mostró partidario de la Selección Natural. Defendió a Darwin frente a argumentos dogmáticos y religiosos, pero no defendió la Teoría de Evolución por Selección Natural, que sí ha sido firmemente defendida a lo largo del siglo XX y lo es en la actualidad (con argumentos dogmáticos). Veamos algunos de estos comentarios:

De Marx a Engels:
...me divierto con Darwin, al que he echado una nueva ojeada, cuando afirma aplicar la teoría de Malthus tambien a las plantas y a los animales, como si el jugo del señor Malthus no estuviera precisamente en el hecho de que esa teoría no se aplica a las plantas y a los animales, sino -con geométrica progresión- sólo a los hombres, en contraste con las plantas y animales. Es notable el hecho de que en las bestias y en las plantas, Darwin reconoce a su sociedad inglesa, con su división del trabajo, la competición, la apertura de nuevos mercados, los inventos y la maltusiana lucha por la existencia. Es el bellum omnium contra omnes de Hobbes y hace pensar en la Fenomenología de Hegel cuando se configura la sociedad burguesa como “reino animal ideal”, mientras que en Darwin el reino animal se configura como sociedad burguesa..

De Engels:
Darwin no sabía que áspera sátira de la humanidad y especialmente de sus conciudadanos escribía al demostrar que la competencia libre, la lucha por la vida, celebrada por los economistas como la conquista más alta de la historia, es el estado moral del reino animal.

De Nietzsche:

Anti-Darwin. En lo que respecta a la famosa "lucha por la vida", me parece que de momento está más afirmada que demostrada. Se da, pero como excepción; el aspecto global de la vida no es el del estado de necesidad, el de la hambruna, sino más bien el de la riqueza, el de la exuberancia, incluso el del absurdo derroche: donde se lucha, se lucha por poder... no se debe confundir a Malthus con la naturaleza. Ahora bien, suponiendo que exista- y en verdad, se da- esa lucha transcurre, por desgracia, de modo inverso al deseado por la escuela de Darwin, al que quizá sería lícito desear con dicha escuela: a saber, en contra de los fuertes, de los privilegiados, de las excepciones felices. Las especies no crecen en perfección: Los débiles se enseñorean siempre de los fuertes, y esto es porque son el mayor número y también porque son más listos....Darwin se ha olvidado del espíritu (qué inglés es esto!), los débiles tienen más espíritu..... Hay que necesitar espíritu para obtener espíritu, y se pierde cuando ya no se necesita. Quien tiene la fuerza se desprende del espíritu........




Agassiz opina como creyente:

The combination in time and space of all these thoughtful conceptions exhibits not only thought, it shows also premeditation, power, wisdom, greatness, prescience, omniscience, providence. In one word, all these facts in their natural connection proclaim aloud the One God, whom man may know, adore, and love; and Natural History must in good time become the analysis of the thoughts of the Creator of the Universe. . .


Sedgwick es más directo:

If I did not think you a good tempered & truth loving man I should not tell you that. . . I have read your book with more pain than pleasure. Parts of it I admired greatly; parts I laughed at till my sides were almost sore; other parts I read with absolute sorrow; because I think them utterly false & grievously mischievous-- You have deserted-- after a start in that tram-road of all solid physical truth-- the true method of induction. . .

El profesor Haughton, de Dublín, dijo de los textos de Darwin (citado por el mismo Darwin en su autobiografía): Todo lo que había de nuevo era falso, y todo lo que había de cierto era viejo.

Finalmente, el propio Darwin escribió:


I have heard by round about channel that Herschel says my book is the law of higgledy-pigglety.

Si, como acertadamente dice Popper, la teoría de evolución por selección natural es un error, pero no es un error del siglo XIX. Entonces,....¿ de dónde procede el error?. Lo discutiremos en la siguiente entrada,.....







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martes, 19 de junio de 2007

Un cuento chino



Hay un viejo cuento chino titulado en inglés “The emperor’s new clothes” y en español, “El traje nuevo del emperador”, que aun siendo bien conocido, no por ello deja de suscitar en quien lo escucha una sensación como de familiaridad o de “déjà vu”.
Encontramos en el cuento algo que nos trae a la puerta de la memoria una situación familiar, pero a veces resulta difícil dar el último paso, definir cuál es esa situación y describirla; cerrar el círculo completamente y establecer la correspondencia exacta entre elementos de la ficción y sus correspondientes en la realidad. Para quien no recuerde el cuento, comenzaré por hacer un breve resumen.
El emperador parte del palacio a un desfile con su séquito. Va desnudo, pero tanto entre su séquito como en la población de su imperio, se ha hecho correr la voz de que va vestido con un maravilloso traje nuevo. La voz ha corrido por las calles de tal manera que, aún viendolo desnudo al paso de la comitiva, todo el mundo comenta cuán maravilloso es su nuevo traje. El desfile va transcurriendo con el emperador desnudo entre las multitudes que lo aclaman, admiradas, hasta que un niño rompe el encanto al exclamar: “El emperador está desnudo”. Entonces, todo el pueblo ve la realidad y reconoce que había sido víctima de un engaño.
El relato nos conmueve. Todos hemos sido víctimas, alguna que otra vez, de engaños, ora directos y malintencionadamente premeditados, ora más leves, parecidos a espejismos. Todos encontraríamos algún ejemplo. Pero, pienso yo, que la historia del emperador nos conmueve más que por el hecho de reconocernos víctimas de algún engaño en el pasado, por sugerir que el engaño es continuo; que, en cualquier momento, el niño que hay dentro de cada uno de nosotros puede saltar y advertirnos de “otro nuevo caso”, ............
“Gran teoría científica”, “Genial idea”. Existen diferencias enormes entre ambos conceptos. ¿A cuál de ellos se aproxima más la teoría darwinista de Evolución por Selección Natural?. ¿Es, en realidad, una genial idea?. ¿Constituye una Teoría Científica?. No me preocupa saber si es genial o no. En esto cada uno será libre de opinar, pero en cuestiones de ciencia, no. Aquí no se trata de opinar. Por eso, como científico sólo estoy interesado en responder adecuadamente a la segunda pregunta.
Para ir respondiendo, una opinión rotunda. El filósofo de la ciencia, Karl Popper, en su libro titulado “Conjectures and Refutations: The Growth of Scientific Knowledge” (Paidós, Barcelona, 1ªed. 2ª reimp, 1989), dice:“No existe ninguna ley de la evolución, sino sólo el hecho histórico de que las plantas y los animales cambian, o, más precisamente, que han cambiado. La idea de una ley que determine la dirección y el carácter de la evolución es un típico error del siglo XIX que surge de la tendencia general a atribuir a la “Ley Natural” las funciones tradicionalmente atribuidas a Dios.” (p. 408) .
¿Tendrá razón Popper al afirmar que la idea de una ley que determine la dirección y el carácter de la evolución es un típico error del siglo XIX? . Lo discutiremos en la siguiente entrada.....



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lunes, 18 de junio de 2007

Presentación

Comienzo este blog con un objetivo: hablar de Biología en español.

Se nos dice que la Biología estudia la vida y también oimos que la Biología es una ciencia experimental. ¿Acaso no hay ahí una contradicción?. Puede que la Biología sea el estudio de aquellos aspectos de la vida que pueden someterse a experimentación. ¿Estaríamos de acuerdo en ese punto de partida?




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